Dic 07_2023 Yo estaré protegiéndoos, porque necesito almas como las vuestras, necesito hijos como Mi Hijo en estos tiempos.

Rosario – Mensaje ÚNICO

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Mensaje de Dios Padre a J. V.

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Habla Dios Padre.

Hijitos Míos, Yo envié a Mi Hijo a la Tierra, para que vosotros aprendierais a amar verdaderamente, en vuestro corazón, Mi Amor.

El hombre, cuando no está Conmigo, el amor que produce, no es el verdadero amor, son amoríos convenencieros, pecaminosos y muy lejanos a lo que es el Verdadero Amor que solamente viene de Mí, Mis pequeños.

Me alegra tanto, cuando os veo, a vosotros, hablar de Mi Amor, tratar de vivir Mi Amor, porque veo que lucháis contra el mundo, lucháis contra todo aquello que os rodea, que os aleja del Verdadero Amor.

Conocéis lo que es Mi Voluntad Divina, conocéis lo que Mi Hijo os enseñó. Ciertamente, aprecio lo que vosotros tratáis de mejorar, pero debéis poner más énfasis en la forma en que actuáis, en lo personal Conmigo, y con los que os rodean.

Mi Hijo mantenía una sola línea de vida, que era el mostrarMe a Mí en Él. Pasara lo que pasara a su alrededor, Él se mantenía en esa línea, la única línea, que también os pido a vosotros, que es la de la Verdad Absoluta, en Mí, vuestro Dios.

Ciertamente, Él, siendo Dios, tenía que mantenerse así, pero, para vosotros, es más difícil, porque sois creaturitas, creaturitas que cambian tanto de manera de ser, de manera de actuar, de manera de pensar, pero, lo que más Me agrada, es, cuando a pesar de todo eso, que os lleva a una caída espiritual, os esforzáis en manteneros en Mí, vuestro Dios.

Ahora, os preguntaréis, ¿qué ganáis vosotros al estar Conmigo, al estar buscando esa perfección en el Amor? Desde el Cielo, Mis pequeños, vosotros os veis como luces en un medio obscuro, lleváis Mi Luz, vais tocando almas, aunque ellas no se dan cuenta, pero, por el hecho de que conviváis, que dejéis en palabras, en obras, algo de vosotros, hacéis que en su corazón, empiece a crecer una Luz. Ellos no se dan cuenta en ese momento, a pesar de que puedan ser almas, no muy buenas, pero algunas de ellas, se quedan impregnadas de ese Amor que vosotros estáis exhalando y que tampoco os dais cuenta de ello, porque Mi Amor ya viene a ser parte de vuestra existencia. Ya no podéis vivir si no habláis de Amor, si no vivís la Caridad hacia vuestros hermanos, si no vivís en las Virtudes, ya llegan a ser parte de vuestra existencia. Para vosotros es normal ya vivir así, Mis pequeños, porque os he ido trabajando, para que seáis esos Cristos, como muchas veces os he dicho, esos Cristos de estos tiempos.

Al tener contacto, como os decía, con vuestros hermanos, ellos se dan cuenta que sois diferentes, como pasaba con Mi Hijo. La gente de ese tiempo, acostumbrados a vivir en la obscuridad espiritual, y teniendo como maestros a esos fariseos, que tanto daño les hacían, en lo espiritual y en lo material, no estaban acostumbrados a vivir y a ver alguien como Mi Hijo. Alguien que no buscaba lo material, como lo hacían los fariseos. Alguien que tenía una Sabiduría superior a los de los fariseos. Alguien que vivía, realmente, lo que enseñaba, que era el Amor, las Virtudes, una vida honesta, una vida sin algo reprochable a Su existencia, a Su trato hacia los demás.

María Magdalena es el mejor ejemplo que podéis encontrar. Cuando vio a Mi Hijo, ella, acostumbrada a que todos los hombres se le rindieran, y al estar ante Mi Hijo, no lo comprendió, no sabía cómo tratar la Pureza y la Santidad de Mi Hijo, y fue tocada en su corazón y cambió, porque no había tratado a alguien así.

Cuando se vive realmente en las Virtudes, en un alto grado de Amor, aquellos que os llegan a escuchar o conviven con vosotros, aunque sea por unos momentos, quedan tocados para el bien de su alma. Eso es lo que quiero que vosotros reflejéis, que seáis esos Cristos de estos tiempos, en que con el simple trato, aunque sea de minutos, de poquitos minutos, o quizá, a veces, de segundos, se den cuenta vuestros hermanos de que no sois como los otros, pero eso, no os debe llevar a vosotros hacia la soberbia, sino al contrario, es más, ni siquiera lo pensáis ni lo razonáis en esos momentos, porque os dais a los demás, como sois ya, y eso, se nota, Mis pequeños, se vive y, necesariamente, produce un cambio en los demás.

Ciertamente, también hay algunos enviados de satanás, que os reconocen, que reconocen las Virtudes, el Amor que lleváis, la Luz que estáis transmitiendo, y ciertamente, de ellos, vosotros recibiréis golpes, a veces físicos, a veces espirituales, habrá represalia de satanás hacia vosotros, pero que eso no os intimide, Mis pequeños, al contrario, alegraos, porque quiere decir que vosotros, sí estáis irradiando lo que Soy Yo, vuestro Dios, a través de vuestro actuar. No os importe, Mis pequeños, eso que también Mi Hijo tuvo: ataques de satanás a Su alrededor. Alegraos, y Yo estaré protegiéndoos, porque necesito almas como las vuestras, necesito hijos como Mi Hijo en estos tiempos.

PedidMe, pues, Mis pequeños, lo que necesitéis, para que podáis potencializar lo que necesitaréis para mover almas, para hacerlas reaccionar de su mala vida, como a Magdalena le pasó.

Llevad Pureza y Santidad a los vuestros, enseñadles con vuestra vida, de que hay otra vida que no conocen, porque viven en el pecado, en los vicios, en la maldad, en el error, que hay una vida de Pureza, de Santidad de perfección y que esa os va a llevar a un mundo diferente y a una eternidad que todas las almas deben buscar, y desean, muchas de ellas, obtener.

Os bendigo, Mis pequeños, y dejad que Mi Santo Espíritu os siga guiando hacia la perfección en el Amor, y no claudiquéis, Mis pequeños, seguid adelante, y llevad Mi Luz, Mi Amor, Mi Presencia, como Mi Hijo la llevaba y que ahora sois vosotros, Mis Cristos en estos tiempos.

Gracias, Mis pequeños.