Dic 10_10 No he podido bajar de la Cruz por causa vuestra.

Rosario vespertino

Temas:

  • Muchas oportunidades habéis tenido, se os da una más, entended ya, Mis pequeños, se os ama infinitamente, pero estáis en contra de Nuestro Dios, entendedlo.
  • Como Madre vuestra, Mis pequeños, todavía trataré de hacer lo posible para rescatar vuestra alma de las garras de satanás.
  • Uníos en el Santo Rosario, tantas veces os lo he pedido, es el arma con que venceréis a satanás en estos tiempos.
  • Soportaréis la prueba, Mis pequeños, los que estáis Conmigo, los que estáis con Nuestro Dios, porque Yo no Me apartaré de vosotros, pero os pido oréis incesantemente por vuestros hermanos.
  • DejadMe ya bajar de la Cruz, Mis pequeños, cambiando de vida, viviendo en la Gracia, viviendo el Amor.

 

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Virgen María a J. V.

Primer Misterio, Habla La Santísima Virgen María,
Sobre: Muchas oportunidades habéis tenido, se os da una más, entended ya, Mis pequeños, se os ama infinitamente, pero estáis en contra de Nuestro Dios, entendedlo.
Hijitos Míos, las Gracias Excelsas de Nuestro Dios, en Su Santísima Trinidad, están al alcance de la mano, de cualquiera de vosotros, Mis pequeños.

Yo, como Madre vuestra, siempre estoy pendiente de vuestras necesidades, pero el hombre fácilmente cierra su corazón a las necesidades del alma. Preferís las cosas del mundo, preferís el goce de los sentidos, preferís la vida del mundo que no os lleva, a veces, para nada, hacia un goce Divino, eterno y, muchas veces, hasta os frena de obtenerlo. Estáis muy distraídos con las cosas del mundo, con las cosas con las que satanás os hace olvidaros de lo que realmente vale para el alma, lo que realmente vale para el crecimiento del hombre.

Mis pequeños, todos los días Nuestro Dios, Nuestro Padre, nos da tantas cosas, toda la creación recibe Bendiciones continuamente de Él. (Lenguas…) Todo en Nuestro Dios es un Poema de Amor, Mis pequeños, todo está en un continuo movimiento, todo lo creado recibe Bendiciones de Nuestro Dios, nada se detiene, todo continúa, todo se engrandece, todo se embellece. Nuestro Dios es Amor, es Belleza, es Vida.

Mis pequeños, ¡cuánto os perdéis cuando no estáis con Él!, ¡cuánto os perdéis cuando estáis haciendo lo indebido!, ¡cuánto os perdéis cuando traicionáis a Nuestro Dios y os vais con el enemigo y a él sí le hacéis caso y le seguís, siendo que os va a llevar a la muerte y destrucción de vuestro ser!

¡Cuánto debierais agradecerLe, Mis pequeños, de continuo, porque continua es Su Providencia, continuo es Su Amor, continuo es el movimiento universal.

El Amor no se detiene, porque el Amor da vida, y vosotros habéis sido llamados a la Vida y tampoco os debéis detener, ni debéis malgastar la vida que se os ha permitido tener. Si vosotros os dierais, realmente, cuenta de lo que es la vida, os postraríais ante Nuestro Dios y Señor como Yo lo hago por vosotros, Mis pequeños, porque no os dais cuenta de ello. Yo, vuestra Madre Santísima, postrada ante Él estoy, agradeciéndoLe todas las Bendiciones que vosotros, Mis hijos recibís y, también, disculpándoos ante Él por vuestras distracciones, Mis pequeños.

Dejad que el Amor de Nuestro Dios os rodeé, os colme, os sublime. Dejad que el Amor de Nuestro Dios os engrandezca, porque sois hijos de todo un Dios. Habéis sido creados por Él y vuestra dignidad es altísima, pero vuestra dignidad la debéis de ver con ojos de humildad y no con ojos de soberbia, como lo hace satanás y, de esta forma, os desvía y perdéis tantas Bendiciones de Nuestro Dios, porque no estáis viviendo de acuerdo a lo que es el Verdadero Amor.

Él es vuestro Dios, Él es vuestro Creador, Él lo es todo para cada uno de vosotros.

Mis pequeños, debéis detener vuestra vida como la lleváis, vivid de acuerdo a la Voluntad de Nuestro Dios, como Mi Hijo os enseñó. Os repito, no desperdiciéis el don de la vida que se os ha otorgado.

Venid a Mí, para que Yo os enseñe, para que Yo os lleve ante Su Presencia, para que recibáis lo que debéis recibir cuando seáis obedientes, dóciles e hijos amorosos. Mucho, mucho os quiere dar Nuestro Dios, dejadLe que se vuelque en Bendiciones sobre vosotros, pero, para ello, debéis ser esos hijos que Él quiere que vosotros seáis. Quiere ver en vosotros, en cada uno de vosotros, otro Cristo Jesús, quiere la perfección en cada uno de vosotros, la perfección en el Amor.

Habéis sido llamados a la vida, para que el Amor se derramara sobre vosotros y vosotros lo transmitierais, pero lo habéis detenido, no dejáis fluir el Amor de Nuestro Dios a través de cada uno de vosotros. Cuando vosotros no sois dóciles, cuando vosotros no sois obedientes, cuando vosotros no vivís especialmente en estado de Gracia, no dejáis fluir la vida de Nuestro Dios, para que podáis bendecir a otros de vuestros hermanos.

Nuestro Dios es la Fuente Divina del Amor y, como un río caudaloso, cae sobre todo lo creado, lo baña, lo limpia y hace crecer todo aquello que tiene vida, pero si vosotros, como presas detenéis ese flujo Divino que debe correr para todos, detenéis la Obra del Amor. Tantos y tantos hijos Míos que están en ese plan sobre la Tierra, están deteniendo ese flujo Divino y no purifica, no santifica y no ayuda a crecer.

Entended ya esto, Mis pequeños, porque todo tiene que ser purificado, todo tiene que ser santificado, porque es creación Divina todo lo que existe, visible o invisible.

Si vosotros insistís en vuestra necedad, la de impedir el flujo Divino, se os cortará la vida, porque no sois hijos del Padre, porque no sois transmisores, porque no permitís que ese río caudaloso siga su paso. Todas las almas que impidan que el Amor de Nuestro Dios siga Su paso después de haberos santificado, de haberos purificado, serán eliminadas.

Se os ha dado tanto, se os ha dado la vida, se os ha dado la Palabra, se os dio la Sangre Divina de Mi Hijo, se os han dado tantas oportunidades de conversión y no queréis hacer caso.

¿No os dais cuenta de vuestra pequeñez? Y aún a pesar de vuestra pequeñez, os respeta Nuestro Dios, pero ya es tiempo de que ese flujo Divino rebase vuestra necedad y, por eso, las almas necias, las que no se quisieron purificar con ese flujo Divino, serán eliminadas, para que siga corriendo el río caudaloso que debe purificar el universo entero.

Muchas oportunidades habéis tenido, se os da una más, entended ya, Mis pequeños, se os ama infinitamente, pero estáis en contra de Nuestro Dios, entendedlo.
Gracias, Mis pequeños.
 
Segundo Misterio, Habla La Santísima Virgen María,
Sobre: Como Madre vuestra, Mis pequeños, todavía trataré de hacer lo posible para rescatar vuestra alma de las garras de satanás.
Hijitos Míos, el mundo no es veraz, el mundo se ha dejado llevar por las mentiras de satanás, nunca antes como ahora se vive en la mentira, en la obscuridad del corazón. Tuvisteis entre vosotros al que Es la Verdad y el Amor, fue Mi Hijo, entre los hombres.

Había obscuridad, porque no había llegado la Luz al mundo, vino Mi Hijo y se dio la Luz en el mundo, la Verdad destruyó la mentira de satanás, el hombre podía ya conocer lo que era la Verdad y la Verdad Celestial, con Mi Hijo.

Estos son tiempos que ha permitido Nuestro Dios y Señor, que Yo vuelva a traer esa Verdad al mundo. Es tiempo de la Mujer y ahora os traigo a Mi Esposo, El Santo Espíritu de Amor. Él viene a manifestar la Verdad enseñada por Mi Hijo, para que se Le dé Gloria a Nuestro Padre, Dios y Creador.

Mi Hijo os dio toda una Evangelización de Amor, porque la Verdad siempre estaba con Él; satanás, el enemigo, el corrupto, el que es mentira, y el que es muerte, ha tratado de ir destruyendo todo lo que Mi Hijo os dio y en gran parte lo ha logrado. En muchos corazones ahora, nuevamente, reina la maldad, la mentira y la obscuridad. La Luz que os trajo Mi Hijo, Luz que alumbró en esos momentos a la humanidad, que había vivido en tinieblas por el Pecado Original, gozaron la Luz.

La Luz se llevó, a todo el mundo, a través de los apóstoles y discípulos de Mi Hijo La Luz fue alumbrando a todas las naciones, pero satanás atacaba continuamente al hombre y el hombre, en lugar de proteger esa Luz, la Luz Divina, que les estaba trayendo Sabiduría Santa, Verdad Celestial, no la cuidó y, de esta forma, poco a poco, satanás fue venciendo y ahora la Luz de Mi Hijo, la Verdad absoluta de Nuestro Dios, habita en muy pocos corazones. Pocos son aquellos que se han dado por cuidar este gran Tesoro, que del Cielo brotó.

Estáis viviendo nuevamente en la obscuridad, la mayoría de la humanidad ha preferido la obscuridad que satanás ha diseminado entre los hombres, pero ahora es peor, Mis pequeños, porque tuvisteis la Luz, tuvisteis acceso a la Verdad y todavía lo tenéis. Tenéis las Sagradas Escrituras, tenéis los Sacramentos, tenéis las Bendiciones de todo un Dios y no queréis tomarlas, preferís vivir nuevamente entre los puercos, en el estiércol, en la maldad de satanás. No respetáis la dignidad que tenéis como hijos de Dios, ¡y es deplorable vuestra actitud ante vuestro Creador!

¡Cuánta maldad existe en el corazón del hombre, después de ver toda la Bondad que Mi Hijo os enseñó! ¡Cuántas lágrimas derramaréis cuando el castigo os alcance y cómo quiero Yo, como Madre, que esas lágrimas os lleven al arrepentimiento.

Si hubierais mantenido el Amor en vuestros corazones, este cambio no sería doloroso para la humanidad. Pero para muchos de vosotros será muy doloroso, porque le disteis vida a satanás en vuestro corazón y sacasteis de vuestro corazón al que os dio la Verdadera Vida. Vuestro error os costará mucho, Mis pequeños, pero ruego a Nuestro Dios, que vosotros os arrepintáis a tiempo, para que podáis gozar eternamente de Sus Bendiciones. Ruego ante Mi Hijo que perdone vuestras faltas.

Tantas Bendiciones se han derramado sobre vosotros, pero no las queréis tomar. Tantas advertencias, que se os han dado para que podáis recibir las Bendiciones de Nuestro Dios, sin tanto dolor, pero seguís prefiriendo el pecado y la maldad.

Mis pequeños, el tiempo ya está sobre vosotros, el dolor ha empezado, las lágrimas cada vez serán mayores y más seguidas. El tiempo que se os daba para crecimiento lo tomasteis para diversión y pecado, pudisteis haber gozado con un gozo sano y santo, pero preferisteis el pecado que satanás os ofrecía. Habéis destruido el alma que tanto vale, porque ella es parte de Nuestro Dios. Habéis despreciado la vida espiritual que os iba a regresar al origen Divino y, ahora, os llevará a la condenación eterna.

¡Cómo Me duele, Mis pequeños, el mal que hacéis! Una madre sufre al ver el comportamiento de sus hijos y cómo Me duele ver vuestro comportamiento pero, sobre todo, el dolor que Le causáis a Nuestro Dios, a Nuestro Padre.

Como Madre vuestra, Mis pequeños, todavía trataré de hacer lo posible para rescatar vuestra alma de las garras de satanás. Arrepentíos, os lo pido de corazón, arrepentíos vosotros, que tenéis un corazón duro y lleno de pecado y de maldad.

Os quiero evitar un dolor eterno, no os imagináis, Mis pequeños lo que es la condenación del alma, aún no sentís la maldad absoluta de satanás.

Tened cuidado, Mis pequeños, con vuestra vida. Cuidad las bellezas que os ha dado Nuestro Dios, principalmente vuestra alma. Cuidad los regalos amorosos que os ha dado con vuestros dones, virtudes y capacidades que a cada uno de vosotros regaló.

Cada uno de vosotros tendréis un juicio, juicio particular, pero a la vista de todos. Enmendad el camino, para que vuestro Juicio no sea vergonzoso ante la Comunión de los Santos. Haced a un lado vuestra necedad, revestíos de la Gracia que Mi Hijo os trajo, tenéis los regalos del Cielo que Mi Hijo os trajo, tenéis los regalos del Cielo al alcance de vuestra mano, aprovechadlos, buscad nuevamente la Luz que os trajo Mi Hijo y vivid en la Verdad que Él os enseñó.

Nuevamente os trato de llevar, Mis hijos, al camino correcto, al camino de la santificación, al camino que os llevará al Verdadero Amor.

Enmendad el camino, nuevamente os pido, porque ya no hay tiempo, ya no hay tiempo. Mis pequeños, tan pronto como empiecen los acontecimientos fuertes, se seguirán uno tras otro y ya no habrá tiempo de enmendar vuestro camino, si desde ahora no lo preparáis.

Os amo, Mis pequeños y os quiero de regreso, os quiero llevar al Padre, os quiero llevar a Nuestro Dios.
Gracias, Mis pequeños.

Tercero Misterio, Habla La Santísima Virgen María,
Sobre: Uníos en el Santo Rosario, tantas veces os lo he pedido, es el arma con que venceréis a satanás en estos tiempos.
(Lenguas…) Hijitos Míos, no os imagináis el plan maléfico y destructivo que ha creado Satanás para estos tiempos. Nunca antes la humanidad ha sentido y vivirá lo que el averno ha creado para tratar de destruir la Obra de Nuestro Dios.

Yo, vuestra Madre, conozco los planes del maligno, pero vosotros no Me ayudáis en mucho, Mis pequeños, necesito oraciones de la Tierra, necesito cambios de corazones, necesito amor para vencer la maldad de satanás. Su maldad ha crecido, se ha liberado, porque ya no se produce amor en los corazones, porque ya no os tratáis como hermanos, porque ya no mantenéis la hermandad con Mi Hijo Jesucristo. Os espantaríais y moriríais de terror al ver lo que satanás tiene preparado para estos momentos de la humanidad.

Os repito, su maldad se ha liberado porque no la habéis detenido vosotros al tratar de vivir en el Bien, al tratar de vivir en la Gracia y en el Amor que se os enseñó. La obscuridad cubre al mundo, pronto conoceréis lo que es vivir el terror, el terror satánico.

Mis pequeños, orad, vuestra Madre os lo pide, ahuyentad de vosotros el mal que os quiere destruir, que os quiere hacer sufrir indeciblemente.

Mis pequeños, entended, vosotros podéis detener todo esto que se os avecina, no tenéis idea de toda esta maldad que está pronta a liberarse. Cuánto mal, Mis pequeños, no os lo imagináis y no quiero que suceda, Soy vuestra Madre y os quiero proteger de todo esto.

Regresad, Mis pequeños, al buen camino, arrepentíos de vuestros pecados, cambiad de vida, haced oración, regresad a vuestro Dios.

Es tiempo de la Mujer, es Mi tiempo, porque la Madre se da por los hijos, hasta da Su vida. Os defiende de las fieras, os defiende de todo mal, por eso es Mi tiempo para defenderos de esta fiera infernal que es satanás.

Uníos en oración, luchad contra el mal que traéis en vuestro interior y dejad que la Luz se vuelva a dar sobre la Tierra. Acudid a lo que Mi Hijo os enseñó para que la Luz se dé en el mundo y le quitéis poder a satanás. Uníos en el Santo Rosario, tantas veces os lo he pedido, es el arma con que venceréis a satanás en estos tiempos, pero os debéis de unir, la humanidad se tiene que unir para rezarlo, y así venceréis a satanás.

Mis pequeños, es terrible el mal que se os acerca, es terrible el mal de satanás con que os quiere destruir, lo puedo ver, no quiero que caiga sobre vosotros, Soy vuestra Madre, quiero lo mejor para vosotros, no quiero que os destroce esta fiera que es satanás.

Arrepentíos, llorad vuestros pecados, regresad al Padre, venid a Mí, Mis pequeños, Yo os ayudaré.
Gracias, Mis pequeños.

Cuarto Misterio, Habla La Santísima Virgen María,
Sobre: Soportaréis la prueba, Mis pequeños, los que estáis Conmigo, los que estáis con Nuestro Dios, porque Yo no Me apartaré de vosotros, pero os pido oréis incesantemente por vuestros hermanos.
(Lenguas…) Hijitos Míos, recordad que siempre habrá una Luz en el camino. Yo, como Madre vuestra, siempre estaré junto a vosotros. Esta es una prueba fuerte que deberá llevar la humanidad a cuestas, así como Mi Hijo tuvo que llevar a cuestas la Cruz de vuestros pecados. Es tiempo de que vosotros también sufriréis vuestro pecado, vuestra maldad, la maldad de vuestros hermanos, pero siempre, siempre estaremos a vuestro lado, ayudándoos con vuestra cruz, reconfortándoos en vuestro camino, ayudándoos a soportar esta purificación que se tiene que dar para que vosotros también podáis resucitar en Nuestro Dios.

Cuando creáis que ya no tenéis un camino que os lleve hacia el Bien prometido, acudid a Mí, vuestra Madre. Así como Yo reconfortaba a Mi Hijo con palabras de Amor, porque Él escuchaba Mi Corazón en los momentos de la prueba, Yo Lo iba reconfortando, Le daba ánimos para seguir adelante, Lo ofrecía a Nuestro Dios, a Nuestro Padre, como Holocausto Divino, para vuestra purificación.

Mucho dolor llevaba a cuestas Mi Hijo, pero Me tenía a Mí, Su Madre y así, juntos, pudimos llevar la Cruz, pudimos sufrir la maldad del hombre, las blasfemias, la traición, la ingratitud. ¡Tanto que les dio Mi Hijo y no Le agradecieron! También vosotros viviréis esa ingratitud, viviréis traición, viviréis maldad, de parte de vuestros hermanos. Vosotros, escogidos del pueblo de Dios, también sufriréis una cruz para ayudar a sobrellevar la de vuestros hermanos, no la desdeñéis, no queráis apartarla de vuestra vida, porque ayudaréis, a muchos de vuestros hermanos, aceptando vuestros dolores, aceptando la incomprensión de vuestros hermanos, aceptando los ataques que tendréis de satanás mismo, pero recordad que al final de la prueba, el Amor estará ahí, para levantaros, para poneros la túnica, la túnica de los hijos de Dios y serán momentos bellísimos y Yo, vuestra Madre, Me alegraré infinitamente de presentaros ante vuestro Padre y vuestro Dios.

Soportaréis la prueba, Mis pequeños, los que estáis Conmigo, los que estáis con Nuestro Dios, porque Yo no Me apartaré de vosotros, pero os pido oréis incesantemente por vuestros hermanos que no están con Nuestro Dios y que viven en pecado y en maldad. Orad por aquellos que están errando el camino, que todavía se dejan engañar por el mundo y por las mentiras de satanás. Orad por aquellos que viven en tinieblas, que viven a espaldas de la Verdad que os enseñó Mi Hijo. Orad por aquellos que no viven en la Luz, sino en las tinieblas, por aquellos que viven rodeados de pecado y de maldad y hacen vida de ello. Orad por aquellos inocentes, Mis pequeñitos, Mis bebés a quienes destruyen antes de que puedan ver la luz del día. Orad por aquellos que viven en tiniebla y errando el camino, porque no hubo una mano que los tomara y les enseñara a caminar el camino correcto que Mi Hijo trajo a la Tierra.

Mis pequeños, este es tiempo de oración, este es tiempo de arrepentimiento, este es tiempo de sacrificio, este es tiempo de dolor, este es tiempo de salvación, este es tiempo de esperanza, este es tiempo de alegría, porque el mal terminará y una nueva Vida se os dará, la vida del Amor de Nuestro Dios entre vosotros.

Alegraos ya desde ahora, Mis pequeños, los que tendréis ese gozo, vosotros, los que alcanzaréis la meta, porque luchasteis fuertemente por alcanzarla, sufristeis, pero vuestro sufrimiento sirvió para la salvación de muchas almas. Gozad desde ahora, porque veréis a vuestro Dios y vuestra alma se alegrará infinitamente, las tinieblas quedarán atrás, serán vencidas por la Luz y el Amor de Nuestro Dios.

Benditos seáis, Mis pequeños, porque alegraréis el Corazón de Nuestro Dios y el Mío, de vuestra Madre Santísima.

Que las Bendiciones de Nuestro Dios, en Su Santísima Trinidad, caigan ya desde ahora sobre vosotros y sobre vuestra vida, porque la habéis cuidado, porque la habéis protegido de la maldad de satanás. Mi Amor queda con vosotros.
Gracias, Mis pequeños.

 

Quinto Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: DejadMe ya bajar de la Cruz, Mis pequeños, cambiado de vida, viviendo en la Gracia, viviendo el Amor.
Se os dijo, Mis pequeños: “Cuando Yo sea levantado, todo aquél que venga a Mí, será salvado”. Me he dado por vosotros, Me tenéis aquí en la Cruz, os veo desde la Cruz a cada uno de vosotros, veo vuestra vida, veo vuestros aciertos y veo vuestros pecados, todo está ante Mis Ojos, nada Me podéis esconder.

VedMe, Mis pequeños, cómo he quedado, cómo Mi Sangre Divina corre por todo Mi Cuerpo.

Ved, Mis pequeños, cómo el hombre Me ha dejado, cómo vuestros pecados Me han destrozado, cómo vuestra maldad Me ha aniquilado. He tomado vuestros pecados, vuestra maldad sobre Mí, he soportado lo que ningún hombre puede soportar y no hablo de Mi Cuerpo solamente, del dolor que Me han causado los verdugos, de toda esa maldad que Mis enemigos tramaron para destruirMe. Estoy hablando también del dolor que habéis causado a Mi Corazón Divino, cómo despreciasteis todo lo que Yo os di.

Juzgáis a los que en ese momento Me causaron tanto mal, cómo destrozaron Mis Carnes, todas las blasfemias que escuché de sus labios y la maldad en su corazón. Les juzgáis a ellos cuando pensáis en esos momentos de Mi Vida de dolor, pero lo estáis volviendo a hacer vosotros mismos en estos tiempos, con vuestros pecados, con vuestro vivir. La forma como actuáis con vuestros hermanos, lo estáis haciendo Conmigo y estoy siendo crucificado continuamente por vosotros, no he podido bajar de la Cruz por causa vuestra.

¡Cómo quisiera ya estar entre vosotros, viviendo el amor que os vine a Enseñar! ¡Cómo quisiera que vosotros vivierais ese Plan Divino que vine a traer a la Tierra para que os comportarais como las almas del Cielo!, pero no habéis querido aceptar Mis Palabras, no habéis querido vivir Mi Vida, Mis Obras no han movido vuestro corazón a la conversión. No estáis viviendo de acuerdo a lo que el Plan Divino quería para el hombre y así como juzgáis esos momentos en que el pueblo de ese tiempo Me asesinó, ahora lo estáis haciendo vosotros.

DejadMe ya bajar de la Cruz, Mis pequeños, cambiando de vida, viviendo en la Gracia, viviendo el Amor. Vuestra maldad es grande, os habéis vuelto maestros de la maldad, ¿qué acaso no os gusta vivir en el Bien?, ¿por qué rehuís el Bien de vuestra vida?, vivís peor que animales y animales salvajes que os atacáis con furia, con enojo, con maldad. Sois como perros rabiosos que no dejáis que nadie se acerque a vosotros porque le habéis hecho caso al enemigo que os destruye, que os lleva a vivir en el mal. Vine para daros las armas necesarias para destruirle a él, para que le quitarais poder con el amor que debisteis de haber creado en vuestro corazón, y habéis echado a perder Mi Obra de Salvación para el Bien de vuestra alma.

BajadMe de la Cruz, Mis pequeños, cambiad ya vuestra forma de vida, ayudadMe, Mis pequeños, el dolor es mucho. Mi Sangre, prácticamente, se ha vertido toda ya sobre vosotros, Me quedan algunas gotas antes de morir, dadMe vuestra vida, dadMe vuestro ser, dejadMe vivir, Mis pequeños, en vosotros, abrid vuestro corazón, dadMe vuestra vida para que pueda vivir en estos momentos de la humanidad y os ayude a vencer a satanás. Así como le vencí en aquél tiempo, lo he de seguir venciendo si vosotros Me dejáis tener Vida en vosotros. Os lo pido, Mis pequeños, el Amor vencerá, pero quiero que venzamos juntos, vuestro Dios y vosotros Conmigo.
Gracias, Mis pequeños.