Sep 08_00 Mi Hija muy humildemente aceptó, el ser depositaria de todos Mis Bienes.

Mensaje.

 

Mensaje de Dios Padre a J.V.

 

Habla Dios Padre,
Sobre: “Mi Hija muy humildemente aceptó, el ser depositaria de todos Mis Bienes.”
Hijitos Míos, hoy estoy aquí con vosotros celebrando ésta fiesta tan grande, el Nacimiento de Mi Hija Santísima y con ésta fiesta os quiero hablar sobre lo que Mi Hija muy humildemente aceptó, el ser depositaria de todos Mis Bienes.

Ella no dudó ni por un momento el contestar el sí, tan bello y comprometedor, a la pregunta que Mi Arcángel le hacía. Ella sabía la bella misión que Yo le había conferido. Ella sabía las dificultades que se le presentarían por causa de ésta misión tan loable y aún así aceptó. Ella fue una perfecta depositaria de Mis Bienes y Deseos.

Cada uno de vosotros habéis recibido una misión de mayor ó menor grado, pero todos habéis aceptado, en el Cielo, el llevarla a cabo para completar la Obra de Redención de Mi Hijo.

A diferencia de Mi Hija, quién estaba totalmente donada a Mi, desde Su más tierna infancia y que Yo lo era todo para Ella, vosotros os distraéis tanto durante vuestra vida, que esto hace que vosotros empecéis a, realmente, trabajar en vuestra misión a diferentes tiempos de vuestra existencia y todo es debido al grado de entrega que Me tengáis, a Mi, vuestro Dios, buscándoMe en la oración y en la vida interior de vuestra alma, ahí en lo profundo de vuestro corazón, donde Yo radico.

Cada uno de vosotros sóis depositarios de Mis Bienes y los debéis hacer fructificar. Mi Hija tuvo al mismísimo Cielo en Su Vientre Virginal, a Mi Hijo Jesucristo, pero no limitó Su tarea a sólo la Maternidad Bendita, sino fue, después de ella, Apóstol y Misionera, siendo ejemplo fiel del Hijo de Sus Entrañas Virginales. En Ella tenéis el máximo ejemplo de lo que debéis ser cada uno de vosotros, depositarios de Mis Bienes y administradores de ellos.

Un buen comerciante conoce la calidad de sus productos y sabe a quién y a qué precio vender cada uno de ellos. El sabe apreciar la calidad y no ofrece, por ejemplo, un buen queso a una persona que no lo sabe apreciar y, mucho menos, pagar un alto precio por él.

Yo, a cada uno de vosotros, he dado dones bellísimos y éstos os los he concedido para que, primero los “degustéis” y luego los apreciéis, los agradezcáis y, sobre todo, los compartáis. A nadie he dejado sin Mis Regalos Celestiales.

Toda alma que baja a la Tierra lleva ya incluidos junto con su misión, el ó los dones que necesitará para que la lleve a cabo lo mejor posible.

Yo Soy vuestro Dios, Yo Soy la Perfección y sé perfectamente lo que cada uno de vosotros necesitará para cumplir satisfactoriamente su misión.

Como Mi Hijo Jesucristo os explicó en la Parábola de los Denarios, así hago con cada uno de vosotros. Según vaya a ser vuestra misión, a algunos os tocan uno, dos, tres ó más dones, pero por vuestra falta de entrega a Mi Voluntad, desperdiciáis muchos de ellos. No los ponéis a trabajar para servirMe ni para ayudar a vuestros hermanos y así, vuestra misión, al no ser aceptada ó simplemente no llevada a cabo ni en su más mínima expresión, atrasa Mi Obra de Redención. Por eso os explicó Mi Hijo que, habiendo hijos buenos, hijos aplicados en la responsabilidad de su misión, ellos pueden llegar a tomar a su cargo más de lo que en un principio se les había encomendado y esto se logra gracias a que su amor por Mi es muy grande, conoce Mis necesidades y quiere dar más por Mi y por sus hermanos. Por ello os dijo Mi Hijo, “al que no utilizó sus bienes y no los puso a trabajar, se le quitarán y se le darán al que más tiene”. O sea, que aquél que más ama, que más Me ama, se le darán los dones del que no los puso a trabajar, porque el primero quiere hacer más por Mi.

Al aceptar ser depositarios, debéis aprender a ser administradores y así, con la ayuda de Mi Santo Espíritu, al que debéis pedir ayuda en cada momento de duda ó de necesidad de consejo, deberéis repartir de Mis Bienes a vuestros hermanos. Un buen administrador va a dar a cada quién lo justo por su trabajo, tanto a nivel humano como a nivel divino.

Por los dones concedidos a cada uno de vosotros, deberéis buscar el compartir lo que os tocó recibir. Si vuestro don es el de transmitir amor, lo deberéis compartir y administrar con vuestros hermanos, algunos lo necesitarán más, otros menos. Si vuestro don es el del consejo, deberéis utilizarlo con vuestros hermanos en la medida que cada uno necesite, pero siempre basándose en Mis Intereses. Por ejemplo, hay profesionistas en éste campo o aún personas mayores, que cuando se les pide algún consejo, lo dan según lo que ellos piensan ó lo que algún “sabio” ó pensador antiguo dedujo en tiempos pasados, causando con esto muchas desviaciones en el alma humana en muchos de vuestros hermanos. Esto sucede porque no basáis vuestros consejos, vuestro amor, vuestra vida cotidiana, en las Enseñanzas que os dio Mi Hijo, sino que, tontamente, os basáis en pensamientos y experiencias humanas y no en las Divinas. Yo, vuestro Padre Dios, os dí toda una serie de sabios consejos en la antigüedad que quedaron plasmados en los Libros del Antiguo Testamento y toda ésa sabiduría fue reafirmada por Mi Hijo, en el Nuevo Testamento con Su Propia Persona.

Los Bienes que os di son sublimes, pero los administradores, cada uno de vosotros, no sabéis cómo repartirlos, porque estáis apartados de Mi y de Mis Leyes. Os falta la Caridad, en la mayoría de los casos.

Si a alguno di capacidades mayores para desarrollar un don, también estoy esperando mayor entrega y mayor ejemplo de Caridad para compartirlo con vuestros hermanos, pero como os desviáis con y por los bienes de éste Mundo, contamináis Mi Don con vuestros deseos humanos y así tendremos, por ejemplo, a almas a las que les dí gran destreza manual para usarse en cualquier especialidad, que al darse cuenta de ello, hacen de su práctica profesional, un gran negocio y no una fuente de bendiciones al darse por sus hermanos necesitados a precios razonables ó aún en casos especiales, hasta regalado, sin caer en cuenta de que el don recibido fue un regalo Mío y nada les costó. Lo mismo les digo a aquellos que han recibido el don de mando ó de liderazgo, que en vez de volverse servidores de sus hermanos, utilizan sus puestos, ya sean gubernamentales, empresariales ó particulares, para enriquecerse y doblegar a muchos que están bajo su mando. Y así os puedo decir de cada uno de los dones que Yo os he concedido, por ver vuestros intereses mezquinos primero, antes que los Divinos Míos, administráis mal lo que Yo os concedí. Para todos aquellos que así obráis, recordad que Yo puedo quitaros el don, por hacer mal uso de él y darlo a aquellos que sí están usándolo correctamente.

La humildad, hijitos Míos, es básica para llevar a cabo vuestra misión terrenal. Os pido que tengáis a Mi Hija Santísima como ejemplo de vida para que logréis llevar a cabo vuestra misión como Yo os la pedí.

Sed sencillos y pequeños para que Yo pueda hacer en vosotros Mi Obra perfecta, como lo logré fácilmente en Mi Hija María.

Pedíd de Ella Su Bendición y Su Guía y Ella os la dará con todo Su Corazón, ya que en Ella se reflejó perfectamente la imagen de Mi Hijo, Su Hijo, vuestro hermano y Redentor.

Yo os bendigo en Mi Santo Nombre, en el de Mi Hijo Jesucristo, en el de Mi Santo Espíritu de Amor y en el Nombre de Mi Hija Santísima, la Siempre Virgen María, Madre del Redentor y Madre vuestra por siempre.