Mzo 27_03 Es una guerra espiritual entre las fuerzas del mal contra lo que Me pertenece.

Mensaje.

Mensaje de Dios Padre a J.V.

 

Hijitos Míos, el fuego ha comenzado y éste no parará, se diseminará a varias naciones provocando revueltas sociales, con la finalidad de causar el caos mundial.  El maligno ha iniciado su obra a través de sus esbirros, con la firme creencia de que vencerá sobre Mí, tratando de destruir Mi obra.

Mis pequeños, muchas veces os lo dije y repetí que él quería destruir Mi Obra y ahora ya estáis viendo los resultados.  Os avisé a través de Mis profetas en la antigüedad y con los que viven ahora; y lo profetizado se va cumpliendo al pie de la letra.  ¿Por qué sois así Mis pequeños? ¿Acaso creéis que a Mí, vuestro Padre, Me complace ver como vosotros, hijos de Mi Amor, hermanos entre sí, os estáis matando con la saña que solo puede enseñaros el demonio, Mi enemigo?

Mi  Amor sufre indeciblemente, no os podéis imaginar cuánto dolor Me causa el veros así y, sobre todo, por el saber lo que sigue si no ponéis el  remedio a esto.

Os he dicho que las profecías os avisan lo que viene y cómo os puede afectar y también os he dicho que en vosotros está el remediar la situación futura, pero no queréis hacer caso y a pesar de que estáis viendo que lo profetizado se está realizando, vuestra pasividad y tibieza no os permiten hacer mucho para remediar la situación.

Yo podría detener todo, pero así como se realizó el Pecado Original por vuestros Primeros Padres en un estado total de libertad, vosotros, como descendientes de ellos, como estirpe afectada por el Pecado, debéis ahora usar de dicha libertad para pedirMe poner remedio al mal que estáis viviendo y dándoos a Mí, como Mi Hijo os enseñó, a través de la oración, la penitencia, el ayuno y las buenas obras, podré detener la obra destructiva del mal.

La maldad del demonio, aunque limitada por Mi Misericordia, va a llegar hasta donde vosotros le permitáis. Aún limitado por Mí, su poder sigue siendo muy destructivo y si le permito hacer uso de ése poder es para haceros reaccionar, para que os volváis a Mí y para que os deis cuenta que cuando os apartáis de Mí, le dais poder a él.  Al no invocarMe más a Mí, pidiendo Mi ayuda y protección en el Mundo en el que vivís y en donde el maligno ha hecho su trono, quedáis a merced de su voluntad y lo que estáis viviendo y lo que todavía podréis padecer, os mostrará lo que él es en realidad y os daréis cuenta del poder que le disteis por no haberos portado según Mi Voluntad.

Os vuelvo a repetir, el fuego apenas ha comenzado y en vosotros está que su poder mengüe ó se potencialice. Escuchad bien, no es una guerra entre países, no es una guerra por buscar posesiones, no es una guerra de razas, es una guerra espiritual entre las fuerzas del mal contra lo que Me pertenece. Esta va contra Mí y lo Mío y pronto veréis, si no oráis lo suficiente, como se va a descarar y como va a ir contra lo que es Mi Iglesia y a los Míos de Mi Iglesia, es vuestra alma la que está realmente en peligro, ¡Por favor entended la gravedad del momento!, vuestra donación, ahora, debe ser total, es Mi Hijo el que debe encarnarse en cada uno de vosotros, El trabajará en cada uno de vosotros y así, con Su Gracia y con Su Amor, será el que realmente luche. El, en vosotros,  preparará Su Segunda Venida a vuestro Mundo, para que reinemos, en Nuestra Santísima Trinidad, por un largo tiempo.

Mi Amor premia infinitamente el amor que se Me da y no hay padre sobre la Tierra que os pueda consentir como Yo, vuestro Padre Celestial lo puedo hacer.

Las bellezas inconmensurables que os están esperando son incomprensibles a vuestras pequeñas y humanas capacidades, éste va a ser el regalo de vuestro Padre a vuestra fidelidad y a vuestro servicio por cumplir con vuestra misión lo mejor posible.  Por eso, los que estéis Conmigo, no deberéis temer a lo que se os venga, sois los consentidos de Mi Corazón; que teman de verdad los traidores, los hijos de Satanás, porque para ellos no seré Padre, sino Juez severo que castiga con justicia y con rigor al que se ha vendido a Mi enemigo.

Mis pequeños ¡AyudadMe!, para que éstos momentos difíciles no se vuelvan de muerte eterna para muchos  de vuestros hermanos, aún para aquellos que Me han traicionado, Mi Misericordia todavía puede salvar infinidad de almas, ¡Ayudadme por amor a Mi Amor! Yo os bendigo en Mi Santo Nombre, en el de Mi Hijo y en el del Amor de Mi Santo Espíritu.