Mensaje dado por Nuestro Señor Jesucristo a J.V.
Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: Deseo hoy platicaros  sobre algunos sentimientos de Mi Corazón.
Hijitos Míos, deseo hoy platicaros sobre algunos sentimientos de Mi Corazón. El sentir del corazón se afecta según el grado de amor  que en él hay cuando una persona de un sexo conoce a otra del sexo opuesto, al  principio el grado de afectividad es poco, pero si a ésa persona le resultó  agradable y  la trata, pueden llegar a un grado de enamoramiento en donde ya todo cambia.
Al  apenas conocerse, lo que hagan ó digan no les afectará tanto a su corazón,  puesto que todavía el amor íntimo, el amor maduro, no los ha sensibilizado, pero así como crece el trato y con él la afectividad profunda los  detalles que antes eran pequeños, el amor los magnifica. 
Así tendréis que, si en un  principio se rechaza tal ó cuál cosa ó no se llega a mutuo acuerdo en algo que  a alguno le guste mucho, no os afecta tanto, pero cuando ya ha habido un  acercamiento grande de corazón, entonces negativa, quizá la misma negativa de  antes, un acto de celos, una mala palabra, una mala acción, se agrandan, duelen  mucho, rompen el corazón.
Lo mismo sucede con lo que pasa  según el grado de educación que se tenga. Si se ha vivido en un medio educado,  sencillo, pacífico y se recibe una mala palabra ó un acto desagradable de una persona  que no tenga tanta educación, que ha sido educada con lo mínimo necesario, una  blasfemia, una mala palabra, resultarán muy dolorosas, no así para la persona  mal educada.
Una grosería dicha a una persona educada  afecta de diferente manera si se le dice también a una mal educada, se  encuentran a diferente nivel de sensibilidad.
En lo espiritual sucede parecido. Entre  vosotros, Mis pequeños, acostumbrados al mundo y a sus bajezas, aunque tenéis  diferente nivel espiritual unos y otros, el mundo os ha llevado a conocer su  maldad, las bajezas del demonio. Os habéis acostumbrado, en cierta forma a  ellas, que, aunque no uséis, sí las vivís.
Vuestro grado de espiritualidad nunca se va  a poder comparar al Mío. Y Soy el Puro, el Santo, el Perfecto, el Sensible y  todo lo que Me hagáis y que a veces hasta decís, “pero si no es tan  grave” ó “fue una mentirita piadosa” ó “lo que me robé no  costaba mucho”, etc., éso Me resulta muy doloroso.
Entended Mis pequeños que si lo  “sin importancia” para vosotros resulta muy doloroso para Mí, ¿cómo  no Me afectará lo grave, cuando aún vosotros mismos os dais cuenta de que así  fue?
Vuestra dureza de corazón ya no alcanza a  darse cuenta del grado de maldad con el que revestís vuestras obras. Ya no  alcanzáis a medir la magnitud de maldad que existe en lo que hacéis, porque la  “normalidad” en vuestro Mundo ha decaído a niveles ínfimos de  moralidad.
Ya no hay respeto a Mis Leyes. Ya no hay  respeto a Mi Iglesia. Ya no hay respeto con los ritos sagrados. Ya no hay  respeto hacia la persona sagrada de Mis sacerdotes y religiosas. Ya no hay  respeto entre vosotros como hermanos.
Ahora se vuelve horrible, repugnante  escuchar el vocabulario con el que os platicáis. Ya no os respetáis unos a  otros y la misma mujer ha querido rebajarse tanto como el hombre que ahora  utiliza igual las malas palabras y las malas señas para comunicarse. Vuestra  decadencia cada vez más se hace patente en ésta pobre humanidad.
Yo os veo, Yo os escucho, Yo siento lo que  hacéis, porque habito en cada uno de vosotros. Lo feo, lo corriente, lo burdo,  lo grosero, no viene de Mis Enseñanzas, por lo tanto, no os estáis comportando  como hijos Míos, como seguidores de Mi Doctrina, como pueblo escogido. Vuestro  corazón se ha endurecido y va hacia una decadencia total si no recapacitáis.
Parece que os gusta vivir en el lodo, en el  estiércol. Lo burdo y lo corriente os atraen tanto que hasta gozáis con ellos,  pero cuando ya estáis ahí y queréis salir, casi nadie os puede ayudar porque  estáis prácticamente todos igual.
La soberbia, la mentira, el desenfreno, el  libertinaje, la muerte, la  maldad, están  sueltos y ni os interesa detenerlos. No hacéis nada o casi nada por luchar  contra ellos.
Os  divierte la mugre, le sacáis provecho al desenfreno, gozáis con las modas impúdicas de las mujeres y con los modales amorales de los  hombres. Estáis viviendo, como os He dicho, tiempos peores que las antiguas  Sodoma y Gomorra.
Estad atentos Mis pequeños, porque  así como no dejé sobrevivir a éstas dos ciudades por el mal que causaban a Mi  Corazón y que sus acciones Me causaban menos asco que lo que actualmente recibo  de vuestra maldad, también vuestro tiempo está acercándose para que recibáis  vuestra purificación.
El mal no puede triunfar pero parece  que ya lo está logrando. Prácticamente no existe hogar en donde el mal no haya destruido  moralmente a alguna o a “varios de sus integrantes”. 
El mal es como la peste, se  disemina calladamente, ataca y mata. Así os   está pasando, no sabéis como llega o de donde os contagiáis, pero  cuando menos lo esperáis, ya habéis caído.
Este fue uno de Mis grandes dolores en el Huerto de los Olivos, el ver  cómo caeríais contagiados y el dolor que Me causaríais, porque en la gran  mayoría de vosotros, ni siquiera haríais el intento por salir del  mal.
Os vuelvo a prevenir, Mis pequeños,  el tiempo ya se acerca y os necesito a todos de regreso lo cuál podréis obtener con  vuestro sincero arrepentimiento. No dañéis más Mi sensible Corazón, por favor. 
Yo os bendigo en Nombre de Mi Padre,  en Mi Nombre y en Nombre del Amor de Mi Santo Espíritu.
