Mensaje de Dios Padre a J.V.
Habla Dios Padre, 
Sobre: El que no tenga  pecado -ó el que se sienta justo– que tire la primera piedra.
Queridos  hijitos Míos. Hoy os quiero hablar sobre la frase que Mi Hijo Jesucristo dijo a  los fariseos y a la gente del pueblo, cuando iban a lapidar a la mujer  adúltera: “El que no tenga pecado-ó el que se sienta justo-, que tire la  primera piedra.
Justo, sólo Yo, vuestro Dios y si Yo,  siendo vuestro Dios, sé perdonar a aquél ó   aquella que están llenos de pecados, ¿por qué vosotros siendo pequeños  pecadores e injustos, no aprendéis a perdonar?
Es vuestra soberbia la que os lleva a  sentiros superiores. Es vuestra soberbia la que no os permite perdonar a  vuestros semejantes, ni a amarlos.
El Primer Mandamiento de Mi Ley os lo  dice, amad a Dios sobre todas las cosas y a vuestro prójimo, como a vosotros  mismos.
Os sentís justos, criticáis la forma de  ser de los demás, sus pecados, su vida. Os sentís con el derecho de acusar y  menospreciar, porque véis la paja en el ojo ajeno y no la viga que lleváis en  el vuestro. Os sentís justos, os sentís dioses, os sentís con el derecho de  castigar al pecador, al que os ha hecho algún mal ó al que ha hecho un mal a  otros. Os sentís con Mi derecho, derecho que sólo Yo, vuestro Dios, puede usar.  Y si os sentís como Yo, con el derecho de juzgar a vuestros semejantes, ¿por  qué no actuáis y vivís como Yo, vuestro Dios?
Si Yo Mismo sé perdonar, Yo que Soy el  principal afectado de vuestros errores, que sé comprender y disculpar al  pecador, ¿por qué no, vosotros, aprendéis a hacerlo? ¿Acaso podéis tirar la  primera piedra contra el pecador que está siendo ajusticiado? ¿Acaso no habéis  caído vosotros en el mismo error ó pecado anteriormente? ¿Acaso Me permitís  vivir plenamente en vosotros? ¿Actuáis como Mi Hijo actuaba? ¿Vivís como Mi  Hijo, llevando vida a los vuestros? ¿Acaso os podríais dar a una muerte  ignominiosa, como Mi Hijo se dio por vosotros, llevando a cuestas vuestros  reales pecados, Él, que no llevaba ninguno Suyo, cosa que en ninguno de  vosotros podéis decir?
Os creéis justos, pero no lleváis vida de  justo. Juzgáis y mandáis condenar a muerte al pecador y al momento caéis en lo  mismo que juzgasteis.
Nadie, entendedlo, nadie puede  tirar la primera piedra de entre vosotros y aún así os amo. Sois pecadores  todos vosotros, porque el Pecado Original os afecta a todos vosotros. Mi Hijo  Jesucristo y Mi Hija, la Siempre Virgen María fueron y son 
los únicos no  afectados por el Pecado de Origen. Ellos, siguiendo Mi Plan de Salvación, se  donaron por vuestra salvación. Un grande y misterioso vínculo de Amor unía a Mi  Hijo con Su Madre. El sufrió en Cuerpo y Corazón, Ella sufría todo lo de El en  Su Corazón de Madre.
El y Ella los únicos justos, pero Ella  nunca tomando Sus Prerrogativas, sino siempre obedeciendo Mis Mandatos con  humildad y abandono total a Mi Voluntad. Y vosotros, en vuestra pequeñez e  insignificancia ¿os sentís justos?
Jesús y María, nombres respetados en los  Cielos y aún en el infierno, los únicos justos y los más humildes.
¿Cuándo aprenderéis hijitos Míos, a no  juzgar a no tomar un lugar que no os corresponde? La justicia sólo la puedo  impartir Yo y cuando la imparto es Mi Misericordia la que interviene para  disminuir la culpa del pecador, ¿Acaso vosotros habéis aprendido a usar de la  misericordia para con los vuestros?
Juzgáis a vuestros 
hermanos asesinos, ladrones, perversos, malvados y hasta pedís que se use “todo el rigor  de la ley”, sí, de vuestra ley, que siendo imperfecta, porque seres imperfectos  la crearon, no permite que la Caridad y la Misericordia actúen. Pedís todo el  rigor de vuestras leyes sobre ése pecador que atrapasteis, siendo que vosotros  mismos estáis en el mismo pecado ó en la misma falta que juzgáis. Estáis  tirando la piedra para que todos os crean justos, piedra que se os va a  regresar cuando os presentéis ante el Unico Justo, Yo vuestro Padre, vuestro  Dios, que todo lo sabe y a Quién no le podéis esconder nada.
Cuánta humildad y caridad aún necesitáis  para crecer realmente en Mi Amor, amor que debe, primero, ver Mis Intereses y  luego los vuestros, y Mis Intereses son de salvación, de salvación para TODOS  vosotros, buenos y malos, pecadores y “justos”, cómo os creéis.
Mientras más justos os creáis, más hondo  estaréis en vuestro pecado, porque la soberbia os estará tapando los ojos del  alma para que no os déis cuenta de la verdadera realidad espiritual en la que  vivís.
Es tanta la falta de amor hacia vuestro  Dios y hacia vuestros hermanos lo que hace que actuéis así, sois egoístas.  Queréis un mundo que sólo os vea a vosotros, que seáis el centro de atracción,  creéis que vuestro poder económico, político o social os dan el derecho de  actuar en ésa supuesta justicia. La soberbia os ciega y os volvéis los “reyes  de la creación”, que deben ser alabados y aceptados por todos vuestro  semejantes, aún a pesar de vuestros defectos, a veces tan claros y tan  descarados, que sólo vosotros no los véis por que vuestra soberbia os ciega.
Hijitos Míos, el mal os ha cegado. Os hace  creer que tenéis derecho sobre vuestros hermanos, derecho para juzgarlos y aún  eliminarlos, porque así os lo permite vuestra soberbia.
Si vais a juzgar, PRIMERO deberéis  aprender a AMAR, y cuando hayáis aprendido a amar, aprenderéis a disculpar y a  perdonar. Cuando lleguéis a éste punto en vuestra vida, entonces os podréis  llamar hijos de Dios, porque estaréis viviendo Mi Vida en vuestra vida, porque  Yo vine a daros Vida, Yo vine a salvar al pecador, Yo  vine a levantar al oprimido por el mal y por  sus semejantes. Yo vine a traer la Luz de la Verdad y os saqué de las tinieblas  del error.
  Cuando  aprendáis a vivir en la Luz, la llevaréis con gusto a todos vuestros hermanos  necesitados y así estaréis llevando Mi Reino a cada uno de los vuestros. Les  enseñaréis que Mi Reino habita en cada uno de vosotros y que Me podréis gozar  aún cuando todo a vuestro alrededor se vuelva adverso.
Mi Reino triunfará cuando vuestro corazón  se funda de amor en el Mío. Vosotros sois demasiado pequeños e imperfectos cómo  para daros cuenta, por vosotros mismos, de vuestras necesidades espirituales.  Sin Mi Ayuda nunca podréis crecer en Sabiduría y Amor.
Seguid las Enseñanzas y la Vida de Mi Hijo  Jesucristo, tomados de la mano de Mi Hija, la Siempre Virgen María y con  profunda humildad en vuestro corazón y con grandes deseos de crecer en Mis  Verdades, alcanzaréis pronto Mi Sabiduría Divina.
Yo os bendigo en Mi Santo y Omnipotente  Nombre, en el de Mi Hijo, Salvador y Redentor del género humano y en el del  Amor y Sabiduría Infinitas de Mi Santo Espíritu.