Jun 10_99 La Ingratitud del hombre.

Mensaje de Dios Padre a J.V.

Habla Dios Padre,
Sobre: La Ingratitud del hombre.
Hijitos Míos, hoy os quiero volver a remarcar un tema que Me duele mucho, el de la ingratitud del hombre.

Como creaturas caídas por causa del Pecado Original, tendéis a éste error y a muchos otros. La ingratitud comienza y da comienzo con vuestros primeros padres. El dolor que Me causa éste defecto en vosotros es muy grande, más de lo que os podéis imaginar, ya que no alcanzáis, ni siquiera, a imaginaros la cantidad de Amor que se ha derramado en vosotros desde el Principio de los Tiempos. El dolor va en proporción al amor donado.

Cuando alguno de vosotros ama a alguien y se da en totalidad, a ellos, confiando plenamente y poniendo toda vuestra esperanza en aquellos a los que consideráis vuestros íntimos y os fallan y no solamente esto sino que además algunos hasta hacen lo posible por desacreditaros ante los demás, vuestro dolor se vuelve muy grande, porque vosotros os decís: Pero si yo le dí todo mi amor y confianza, como a nadie se la he dado, no le pedía cuentas porque creí que el amor era recíproco y me falló. A todos o a casi todos vosotros os ha sucedido algo similar, ya con algún hermano, ya con algún amigo, ya con vuestra esposa o esposo y el dolor que sentisteis fue tan grande que, no solamente os deja un resentimiento grande contra ésa persona, sino que muchas veces os ponéis una protección, una muralla, que impide que vuestros sentimientos y vuestra confianza se vuelvan a dar, como se dieron con ésa persona amada. Esta es, la forma normal de la actuación humana, se enconcha y por causa de la soberbia que en todos existe, en mayor o menor grado, se siente dañado uno mismo y os decís internamente, ¡pues ya no me lo volverán a hacer!, lo que provoca que ya no os deis nuevamente a los demás, ni que perdonéis porque fuisteis humillados.

Imagínense todos vosotros, si así pensáis y así actuáis al sentiros heridos, vosotros que sois pequeños, imperfectos en el amor, insensibles para saber perdonar, ¿cómo no Me voy a sentir Yo, que Soy vuestro Padre, vuestro Creador, vuestro Dios, el Amor sensible por excelencia, con todas vuestras muestras de ingratitud? Como os dije antes, el dolor va en proporción al amor donado y ¡Yo os he dado todo!

Todo lo creado, o fui creando con sumo cuidado, en todos sus detalles, para haceros felices por toda la Eternidad. Cuidé detalle por detalle. Pensé en cada uno de vosotros y Me decía a Mi Mismo: Esta flor le va a gustar a tal o cuál persona y Me lo va a agradecer. Este amanecer les va a gustar a éstas otras personas, etc. Por cada uno de vosotros fui ideando detalles para haceros felices, y no por un ratito, sino para toda la Eternidad.

Mi Amor Supremo y Mis Cuidados, primeramente, se volcaron sobre vuestros Primeros Padres, Adán y Eva. Gozaron y Me agradecieron y viví un tiempo con ellos como Yo lo había deseado, hasta que el maligno les puso la tentación y al usar su libre albedrío, prefirieron su propio yo, se prefirieron a ellos mismos, se quisieron consentir ellos mismos, sin darse cuenta que sus capacidades eran infinitamente inferiores a las Mías y no lo Iban a poder lograr y por no verMe, por no ver Mi Omnipotencia comparada con su pequeñez, se perdieron en su soberbia, se perdieron e su ego, se perdieron por la falta de gratitud hacia su Creador. Creyeron qUe podrían prescindir de Mí. Se sintieron creadores y su soberbia no les permitió ver su realidad, la de ser creaturitas creadas por su dios para ser amadas y consentidas, por El, por toda la Eternidad. Vivían en la Eternidad y el tiempo se creó por causa de ellos. Vivían en la vida y se creó la muerte por causa de ellos.

Vivían con el Amor Ilimitado y empezaron a vivir un amor limitado, el de ellos mismos, por el pecado. Todo se alteró. La Tierra era parte de ésa Eternidad y el pecado la limitó en su tiempo. La ingratitud y la soberbia todo lo afectó. Afectó Mi Plan de Amor para con vosotros y así como ellos iniciaron éstas limitaciones al no agradecerMe todas las bendiciones y Gracias que derramaba día a día después del Pecado Original, ahora también vosotros día a día os volvéis ingratos al amor y cuidados que os doy. Vuestra mayor ingratitud es la de no acordaras de Mí en vuestras vidas. Estáis en el Mundo porque así Me lo pedisteis. Vinisteis para servirMe, lo cuál es un punto a vuestro favor y éste punto vale para Mí muchísimo ya que vivíais en Mi Presencia, gozando de Mi Vida Infinita en el Cielo y vosotros, cada uno de vosotros sacrificasteis ése gozo para bajar a la Tierra para propagar Mi Amor y para la salvación de vuestros hermanos vivos, que también están en la lucha y de los difuntos, que están en el Purgatorio.

Como vuestra primera donación fue ante Mi Presencia y en santidad de alma, sabiendo perfectamente lo que hacíais, para Mí ése acto de donación libre vale muchísimo y por ello os cuido y os procuro todos los medios que están en Mi Poder daros durante toda vuestra vida, para no dejaros vivir en el pecado cuando caéis y si es posible, cuando lo permitís, evitar que caigáis en él. Os procuro en todo momento para ayudaros a vuestro buen cumplimiento en vuestra misión, pero es vuestro libre albedrío el que os traiciona y que Me traiciona.

No os dais cuenta cabal de cuántos dones os concedo a diario a cada uno de vosotros y son tan pocos, pero tan pocos Mis hijos que realmente se acuerdan de Mí para agradecerMe todas las bondades que recibís.

Mi Corazón está muy adolorido por vuestras ingratitudes y detengo Mi Ira Divina gracias a los pocos que se acuerdan de agradecer y que agradecen de corazón, no sólo por ellos, sino por todos aquellos que no se acuerdan. Gracias a ésas almas que reparan vuestro mal proceder, vuestra despreocupación, vuestra ingratitud, es por ellas, que al reparar unidos a los méritos de Mi Hijo Jesucristo, por lo que he detenido Mi Ira Divina.

Hijitos Míos, os he dado todo y vuestra soberbia limita el poder de
Mis Dones. Me he dado por completo en Mi Hijo Jesucristo y vuestra frialdad limita el que podáis recibir todos Mis favores. Me sigo dando día a día, siempre actuando con Amor verdadero, a diferencia de vosotros que os enconcháis después de sentir la traición del ser querido y, ¿qué recibo por ello?, desprecios, olvidos, ataques, frialdad e ingratitud nuevamente.

Hijitos Míos, esto ya no puede seguir así. Fuisteis creados para llevar Mi Amor, compartirlo y agradecerlo a vuestro Dios y Creador y en lugar de ello actuáis como verdaderos traidores para con vuestro Dios y para con vuestros hermanos. Aún entre vosotros os dañáis mutuamente, sin importaros destruir la vida física, la que sí véis, ni la espiritual, que no véis y que ni os interesa ver. Vuestra vida se ha llenado de un materialismo mortal, aún entre vosotros ya no os dais verdadera vida, ya no buscáis el crecimiento espiritual de vuestros hermanos ni el vuestro. Permitís que Mi enemigo Os siga atacando a través de programas, revistas y otras publicaciones destructivas, tanto para vuestro cuerpo, como para vuestra alma.

Ahora os habéis enconchado pero no para no dejar entrar el mal a vuestro corazón, sino para no permitir que Mi Gracia entre a él. Os habéis vuelto refractarios al Amor y a la Pureza de vuestras almas. Dejáis ya, que libremente el maligno actúe en vuestras vidas, llevándolas a un sonambulismo espiritual. Os movéis porque os tenéis que mover y sólo para llenar vuestras primarias necesidades, pero ya no queréis mover vuestra voluntad hacia la búsqueda de Mi Bien, hacia la búsqueda de la Verdad hacia la búsqueda de la Luz que os guiará hacia Mi Reino Eterno. Vivís enconchados en Vuestro propio egoísmo y en vuestra propia pequeñez. Ya no tenéis metas santas, metas altas, metas divinas por alcanzar. Ya os habéis acostumbrado a dar lo mínimo necesario para poder obtener, tanto de Mí como de vuestros semejantes, lo que necesitáis. Ya no tenéis afán de lucha, porque os habéis acobardado ante la propia maldad de la vida, vida que habéis permitido que Mi enemigo os diera.

Ya no deseáis ni usar de vuestra razón interior, que os dá Mi Santo Espíritu, para no crearos problemas con los demás ó con las autoridades cuando sabéis que se está actuando con injusticia. Ya no les llamáis la atención, con justa y respaldada razón basada en Mis Leyes y Mandamientos, a aquellos hijos Míos, servidores públicos y a Mis servidores en el sacerdocio, que os están llevando a una muerte progresiva, tanto en lo material como en lo espiritual. Os estáis acostumbrando a vivir en las pocilgas, cuando fuisteis creados para vivir en el Paraíso. Permitís que os sigan matando y sacando provecho, tanto material como espiritual, al permitir que hermanos vuestros os vendan pornografía, drogas y muerte, muerte que ahora podéis ordenar se ejecute pagando a un hermano vuestro para que destruya la vida de otro hermano vuestro. Habéis vuelto al Principio de los Tiempos cuando Caín mata a su hermano Abel.

Hijitos Míos, ¿no os dais plena cuenta hasta donde habéis llegado? ¿Hasta que degradación espiritual y humana os ha llevado Mi enemigo y el vuestro?

¿No tenéis el interés de ser nuevamente hijos de MI Reino y no hijos pródigos comiendo sobras en las porquerizas? ¿No desea, acaso, vuestro corazón, regresar a la Casa Paterna y pedir perdón, para comer, aunque sea, lo que los sirvientes del Padre comen? ¿No deseáis acaso terminar con todo esto, que no ha sido creado para los hijos del Rey, quienes sois todos vosotros? Sois de estirpe real, porque venís de Mí, vuestro Dios. Vuestra alma está constituida de Mi Esencia Divina y no merece ni la ingratitud ni la degradación con la que Me pagáis y en la que vivís ahora.

Debéis entender que Yo estoy con vosotros aún en los casos en que vuestro ó vuestros pecados, sean de los más deplorables en la humanidad. Recordad que, aún el más grave pecado que se ha cometido en toda la Historia de la Humanidad, como fue el deicidio cometido por Judas Iscariote, Yo lo hubiera perdonado si él se hubiera arrepentido, pero su temor y su soberbia no le permitieron confiar en la Omnipotencia de Mi Misericordia.

Mi Misericordia es Omnipotente, es Infinita y no hay Pecado, por más grave que vosotros consideréis, que Yo no pueda perdonar. A pesar de vuestras ingratitudes Yo no Me enconcho, Yo no cierro ni detengo los caudales de Amor que se derraman de Mi Misericordia.

TODOS, todos vosotros, habéis sido llamados y cubiertos por los Méritos de la Redención de Mi Hijo Jesucristo. TODOS tenéis el derecho de recibir Mis Bendiciones, aún vosotros, los que habéis asesinado cuerpos y almas, aún vosotros, los que consideráis que vuestro pecado contra Mí, vuestro Dios, sea imperdonable. Todos tenéis el derecho de vuestra salvación, porque la Sangre de Mi Hijo se dio para todas las almas y para todos los tiempos.

No permitáis, ya más que el maligno os engañe haciéndoos creer que vuestro pecado no tiene reparación. ¡No, hijitos Míos, sois Míos y Mi Misericordia TODO lo repara! Venid arrepentidos, venid con corazón contrito, venid con corazón agradecido, al saber con toda seguridad, que vuestro Padre os recibirá, os abrazará, os vestirá con ropas dignas por ser Sus hijos, para vivir en Su Reino, porque Su Misericordia es Eterna y Su Misericordia os permitirá el que volváis a ser hijos verdaderos del Dios Verdadero, en el Reino de los Cielos.

Confiad en vuestro Dios, que NUNCA se aparta de Sus hijos, a pesar de vuestra ingratitud. Vuestra pequeñez y vuestro pecado no os permiten ver Mi Bondad, pero confiad en la Fé que Yo he puesto en vuestros corazones y ella os dirá la Verdad y ésta es, que Yo os amo a pesar de vuestra frialdad y de vuestros pecados, aún de los más graves.

Recordad, hijitos Míos, que Mi Misericordia es Infinita. Recordad que vosotros sois finitos, sois limitados, así que, vuestras faltas, por más graves que sean, nunca, pero, nunca, vana poder ser tan malas como para que Mi Poder de Bondad Infinito sea contrarrestado por la maldad de vuestras obras.

Mi Amor aniquila todo acto del mal., pero debéis dejar que Mi Amor fluya a través de vosotros, al arrepentiros de vuestra vida pasada y os volquéis a Mi Voluntad, para que Yo, a través vuestro, aniquile éste mal que ahora os circunda y que poco a poco os está ahogando.

Hijitos Míos, tenéis ahora, en vuestras manos, en vuestra mente y en vuestro corazón, la llave de la Verdad y sólo vosotros podréis decidir si queréis que vuestro Mundo cambie, permitiéndoMe a Mí, habitar en vuestro corazón; ó podéis permitirle a vuestra ingratitud y rechazo contra vuestro Dios, el que el enemigo os siga aniquilando poco a poco. Vosotros decidiréis vuestro destino. Yo ya he puesto un hasta aquí al maligno y él lo sabe, pero el tiempo que le queda para atacaros se pude disminuir o cancelar, dependiendo de vuestra donación a Mi Voluntad y a la búsqueda y donación del Amor que Me permitáis que Yo deposite en vuestros corazones. La decisión es vuestra. Tenéis el libre albedrío, pero no tenéis la Sabiduría para usarlo correctamente si no os acercáis a Mí, a vuestro Dios, que os ama infinitamente.

Yo os bendigo y derramaré Mi Santo Espíritu sobre todos aquellos que Me lo pidáis. El os guiará hacia la Verdad de Mi Corazón y hacia el retorno seguro a la Casa Paterna que tanto os añora.