Jun 02_99 El Celo por Mí Casa.

Mensaje de Dios Padre a J.V.

Habla Dios Padre,
Sobre: El Celo por Mí Casa.

Hijitos Míos, hoy os quiero hablar sobre el Celo por Mi Casa. Mi Hijo Jesucristo, durante Su Vida Pública, os dio muestra de lo que la Iglesia, Mi Templo, el lugar santo en donde Yo habito, junto con El en la Sagrada Eucaristía, debe ser. Recordaréis cómo, con celo santo, corrió a los vendedores del Templo diciéndoles: “Mi Casa es Casa de oración y vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones”.

Hijitos Míos, todos los que os consideráis Mis verdaderos hijos, deberéis tener ése celo por Mi Casa, por Mi Templo, tanto como edificio material, así como Mi Templo en vuestro ser, en vuestro corazón.

Mi Casa, como edificio material, alberga Mi Presencia viva en el Tabernáculo. Todo el edificio, así, se vuelve santo, porque es Santísimo lo que está albergando.

Vuestra presencia dentro de Mi Templo debe ser de perfecto recato, de perfecta devoción, de perfecta Fé, de perfecto respeto en vuestro vestir y en vuestros modales. ¡Estáis ante la Presencia Santa y Divina de vuestro Dios! No estáis entrando al mercado, no estáis entrando a un lugar público en el que podáis platicar de vuestros acontecimientos cotidianos o de vuestras experiencias sin valor espiritual con vuestros vecinos ahí reunidos, estáis en un lugar santo, privado, en el que es vuestro Dios, el que os escucha, porque es Mi Corazón abierto el que os está esperando para escuchar vuestros pensamientos amorosos, vuestros deseos de agradecimiento, vuestros deseos de reparación, vuestra compañía en Mi Sagrada Eucaristía, la Santa Misa. Está Mi Presencia viva para tener un coloquio secreto entre vuestro corazón y el Mío. Es Mi divina Presencia entre vosotros, Mis pequeñitos, como en los tiempos antiguos cuando Mi Hijo os llevó Mi Vida y Mi Presencia a través de El Mismo. Aquí, en Mi Templo, Me volvéis a tener real y verdaderamente entre vosotros. Yo estoy realmente presente en la Sagrada Eucaristía, os escucho, os consuelo, comparto con vosotros alegrías y tristezas. Yo os espero con verdadera ansia y deseos grandes de que os acerquéis con confianza de niños, sin preguntaros nada, simplemente aceptando Mi Presencia ahí, delante de vosotros. Es ésa confianza de niño la que más Gracias arranca a Mi Corazón deseoso de dar. Es ésa confianza sincera y llena de Fé la que produce los milagros, es ésa confianza amorosa la que más repara a Mi corazón adolorido por causa de tantos pecados y faltas de Fé que existen actualmente en el Mundo.

El santo celo lo deben de vivir y hacer vivir enseñándolo a sus pequeños y a sus semejantes, pero no sólo con palabras sino con vuestro ejemplo. Mi Casa es casa de oración, no de reunión social. Vosotros, todos, venís a verMe a Mí, a vivir momentos divinos Conmigo, no debéis venir a Mi Casa a platicar con vuestro amigo ó pariente, al que tenéis tiempo de no verle. Yo Soy el Primero y el Único Dios Verdadero y Mi Presencia es Sagrada. Me ofendéis cuando entráis a Mi Templo y os ponéis a platicar de vanalidades ó a criticar la vestimenta de vuestros semejantes u os ponéis a reír de tonterías. Si vosotros pudiérais ver cómo los ángeles del cielo suben y bajan continuamente a postrarse en adoración ante los Tabernáculos de la Tierra, os daría vergüenza ver vuestra frialdad y vuestra tibieza al no saberos comportar dignamente ante Mi Presencia Divina en el Tabernáculo.

Mi Hijo os prometió quedarse con vosotros hasta el fin del Mundo y lo ha cumplido. ¿Por qué vosotros pagáis tan infamemente éste prodigio de Amor? Cuántos quisieran tener lo que vosotros tenéis y no lo tienen ni lo tuvieron.

Hijitos Míos, Me merezco todo el respeto posible de parte de Mis sacerdotes y de todos Mis fieles hijitos. El ambiente que se debe sentir dentro de una Iglesia, dentro de un Templo, debe ser santo, lleno de vida espiritual, lleno de respeto a vuestro Dios y a vuestros hermanos. Se debe sentir Mi Presencia, al darse el respeto debido dentro del Templo. Mis Iglesias y Templos deben ser lugares santos en los que todos vosotros, Mis pequeños, entren a llenarse de Gracias y Bendiciones que Yo, vuestro Dios, derramaré sobre todos vosotros al venir a Mí y que con sincero deseo y Fé absoluta. Me pidáis lo que necesitéis.

Yo Soy Fuente de Vida, Yo Soy Fuente, de Amor y a Mi se acercan todos los que Humildemente se reconocen pequeños y necesitados de su Dios.

Además de Mis Templos e Iglesias como construcciones materiales, existe Mi Templo Divino en vuestro ser. YO realmente habito en vosotros y si en Mi Templo material os pido respeto, presencia y modales dignos para estar frente a vuestro Dios, lo mismo, en lo espiritual, os pido para Mi Templo en vuestro corazón.

El celo que pido para vuestro corazón deberá, también, ser un celo santo y éste se deberá dar, tanto en vuestra vida de relación para con vuestros semejantes, como para la vida interior que deberéis tener Conmigo.

MI Presencia viva se debe transparentar a través de vuestros actos todos, el respeto hacia vuestros semejantes, la ayuda mutua, las conversaciones, vuestra intercesión ante Mí. Todos deberéis ser Mi Hijo nuevamente, que camina en presencia vuestra.

Os deberéis preguntar ante cada acontecimiento que se os presente en vuestra vida, ¿Cómo actuaría Mi Jesús aquí, ante éste suceso? ¿Cómo respondería Mi Jesús ante ésta grosería ó ante éste ataque de parte de un semejante? ¿Qué ayuda daría mi Jesús ante el necesitado que se me acerque? ¿Qué ejemplo daría Mi Jesús ante hijos, familiares y amigos?

La Vida de Mi Hijo, que es la Mía, es la que debe, de ahora en adelante, hacerse patente en vuestras vidas. Ya no debe ser vuestro egoísmo, vuestra soberbia vuestra vanagloria, vuestra decadencia por el pecado, lo que salga a relucir de un alma que fue creada por Mi en total santidad y amor. Ya es el tiempo en que deberéis crecer y daros cuenta de que vuestro Dios necesita de un crecimiento mayor en sus hijos, de una madurez espiritual más alta, para poderles dar responsabilidades mayores. El tiempo que viene es tiempo de vida en el amor hacia Mí y hacia vuestros hermanos. Debéis prepararos para entrar en una época santa, en una era del Amor Supremo de vuestro Dios, donde el respeto, la donación total, libre y soberana de vuestra voluntad, se vuelque a la Voluntad Amorosa de vuestro Dios. Es la humildad y vuestra sed por Mi Divinidad la que os deberá acercar a Mí. El alma que se acepta pequeña y sedienta, vendrá a apagar su sed a Mi Fuente Divina, a Mi Corazón abierto de Amor por todos vosotros.

iSois Míos! Os amo infinitamente y os necesito volcados plenamente a Mi Voluntad para así consentiros y daros los regalos más grandes que aún vuestras capacidades no alcanzan a vislumbrar.

Os quiero consentir, hijitos Míos, llevadMe amorosamente en vuestro interior. TenedMe respeto santo en vuestros pensamientos, platicadMe íntimamente y copartidMe todo lo vuestro. Todo lo sé, todo lo escucho, pero no es lo mismo que Yo habite como ser solitario en vuestro corazón, al que Yo habite como vuestro amigo, como vuestro Padre, como vuestra compañía perfecta ya que cuando así lo hacéis, Mi gozo se vuelve grandísimo y al compartidMe vuestra vida, Yo os comparto la Mía y juntos hacemos un Cielo divino aquí en la Tierra.

Buscad ése celo santo en Mi Templo, en Mis sacerdotes, en vuestros semejantes y en vuestro interior y así Yo Me podré manifestar perfecta y libremente en todos vosotros. Y, así como Mi Presencia en el Tabernáculo santifica a todo el edificio, Mi Presencia en vosotros, cuando Me dejáis vivir plenamente., también os santifica.

Yo os amo y os bendigo en Mi Santo Nombre, en la Presencia Divina y Real de Mi Hijo en la Sagrada Eucaristía y en el Amor que todo perdona y que todo lo une” de Mi Santo Espíritu.

Dejaos guiar por Mi Hija, la Siempre Virgen María, quién aceptó siempre con celo bendito Mi Presencia en Su Vida.