Jun 26_98 La Constancia en la Virtud.

Mensaje de la Santísima Virgen María a J.V.

Habla La Virgen María,
Sobre: La constancia en la Virtud.

Hijito Mío, escribe. El vivir en la virtud es una gracia muy especial que Dios Padre concede a todos aquellos que más ama porque se han dado en totalidad a El. La virtud es la ciencia del buen vivir. Esto podría ser una definición poco formal pero llena de verdad. Aquellos que viven en la virtud, y con decir virtud hablo de todas las virtudes de las cuáles Soy Poseedora y Dispensadora y las conozco todas y las vivo todas, viven en la cercanía total al Corazón de Mi Hijo y a la Verdad del Padre. Vivir  en la virtud acrecienta los dones de la Iglesia, salva almas, Glorifica a Dios Padre. Vivir en la virtud engrandece la vida de la Iglesia por el ejemplo digno de Mis hijos. Vivir en la virtud es acercar el Cielo a la Tierra.

En los tiempos actuales en los que vivís, si algo está faltando es precisamente el vivir las virtudes. Todos los tiempos han tenido su dificultad, pero en la antigüedad básicamente se hablaba de guerras, pero si vosotros lo meditáis, las guerras y su tiempo posterior se prestaban mucho a unir a esos pueblos sufrientes en la virtud fraterna y a la salvación de las almas.

En la actualidad, que se vive una real guerra, que el maligno ha desatado contra los poderes del Cielo, siendo una guerra espiritual, él se está llevando muchas almas, porque la humanidad no vive ya para su Dios, no tiene tiempo de buscar interiormente la guía espiritual que Nosotros, por excelencia, os podemos dar. No pueden obtener la guía espiritual de parte de sus padres puesto que ellos, también han perdido ése contacto personal con Nosotros y en consecuencia, con las virtudes.

Vosotras, Hijas Mías de Mí Corazón, sois las principales depositarias y maestras terrenales de Nuestras Virtudes. La madre es la que con su vida, ejemplo, abnegación a vuestra cruz impuesta para vuestra misión y aceptada libremente ante vuestro Padre, debe llevar a sus hijos a vivir con amor, respeto y gusto las virtudes.

Vivir en la virtud no se debe de tomar como imposición, no como afectación a vuestra libertad, no como obligación absoluta que crea miedos. No, Mis hijitos, vivir en la virtud da libertad, da alegría, crea amistades reales. Vivir en la virtud ilumina vuestro hogar produciendo Paz, armonía entre padres e hijos. Vivir en la virtud acerca el Reinado de Mi Hijo sobre la Tierra.

La falta en la vivencia de las virtudes hace al hombre egoísta, viven individualmente, no buscan más la unidad de la familia y en muchos casos hasta esos padres egoístas tratan de deshacerse de sus hijos lo antes posible porque se les hacen “carga económica”. ¿Vosotros creéis que con éstas actitudes estáis creando corazones dignos de llevar en sus corazones a vuestro Padre, a Mi Tierno Hijo y al Espíritu de Amor? No, desgraciadamente no, hijitos Míos. Los pueblos se vuelven materialistas, buscan sólo los bienes materiales que envilecen al hombre y no preparan a las almas a trascender a la Verdadera Vida de Nuestro Dios y Señor. Hijitos Míos, la maldad se pasea entre vosotros libremente. Casi ya no hay gente virtuosa que pueda detener éste ambiente que ahora vivís. ¿Por qué hijitos Míos? Os habéis acostumbrado a vivir en la mugre que el enemigo os ofrece y no os dais cuenta de que vivís afectando y atacando a los intereses de Vuestro Padre Celestial.

¡No hijitos Míos! Esto no puede seguir así. La misma vivencia en la virtud se asquea de ver vuestro mundo, de ver vuestras vidas que no hacen prácticamente nada, para vuestra salvación y la de los suyos, vuestro prójimo. Muchas manifestaciones de la Gloria de Nuestro Padre se Me ha permitido llevarles a vuestros pueblos en la Tierra. Llevo Su mensaje de arrepentimiento, Su mensaje de Amor, Su mensaje de reconciliación y ¿de que os han servido? Los tomáis como una emoción más en vuestras vidas, como un punto más de reunión de almas “devotas”, a veces a nivel mundial, pero que al fin no logran producir en vosotros un compromiso de vida con Vuestro Dios, un verdadero cambio de actitudes que sirva para el engrandecimiento de la vida en virtud del Pueblo de Dios. Se convierten éstos lugares sagrados, escogidos por Nuestro Padre, como lugares vacacionales de retiro, en que se mueve vuestro corazón por pocos días, pero que pronto olvidan al regresar a vuestros hogares. Hijitos Míos, muchas gracias se pierden, por no existir tierra fértil en almas dadivosas que las hagan fructificar y esto sucede por no existir verdadera virtud en vuestros corazones. No hay amor, sólo interés personal, no hay donación sincera, sólo postura exterior de conveniencia. No hay humildad, la cual es tierra fértil para que todas las demás virtudes florezcan, sino vanalidades. Hijitos Míos, el tiempo es corto en vuestras vidas, el pecado cada vez se hace más grande. ¿Tendréis tiempo en recapacitar y de hacer un cambio radical en vuestras vidas, tanto para lograr méritos propios, como para vuestros semejantes, antes de que Vuestro Padre Celestial os mande pedir cuentas de vuestra misión? El tiempo es corto y el mal gana terreno, ¿lo podréis detener con un cambio sincero de vida en la virtud?

Os quejáis de lo que sucede en vuestro mundo ¿pero que hacéis, realmente, para corregirlo? Ni en forma personal, ni en grupo, buscáis vuestro respeto a vuestras costumbres dignas. Se ataca a la mente y a la espiritualidad de vuestros hijos y ¿qué hacéis vosotros? NADA, os volvéis cómplices y traidores contra vuestros hijos al aceptar lo que Mí enemigo os propone a través de los medios de comunicación, libros, revistas, etc. y esto sucede porque en vosotros, padres de familia, ya no existe el discernimiento santo, ni el valor para defender Nuestras Virtudes.

Nuestro Padre Celestial no os creó para el sufrimiento, ni para ser denigrados por Nuestro enemigo, ni para vivir una vida llena de dolores. Os creó para el bien, para vivir el amor, para compartir un mundo, que basado en sus Enseñanzas, os llevaran a la realización plena de vuestro ser. ¡Sois Sus Hijos!, no sois cualquier cosa, como el maligno os quiere denigrar y destruir. ¡Sois Hijos de Dios! Sois hijos de un Dios que os ama infinitamente y os quiere salvar. Hijitos Míos, recapacitad antes de que sea demasiado tarde. El amor, el verdadero Amor, todo lo puede. El mundo está falto de él, volved a vivir en las virtudes, aceptad y corregid vuestra actual situación. Situación que vosotros mismos habéis creado y permitido a Mi enemigo destruir.

Construyan nuevamente un mundo digno de vosotros, en el cuál vosotros mismos podáis invitar a Vuestro Padre a vivir entre vosotros.  Vivid nuevamente en la virtud, con amor, en la plena libertad que sólo Vuestro Dios os puede dar. No vivais prisioneros de vuestras pasiones y de vuestro dolor. El amor todo lo puede, el Amor hace fructificar la vida del espíritu y vuestra futura vida es espiritual, no material. No os estáis preparando para trascender en el Divino Amor de Dios Padre, quién será quién los acoja en SU SER por toda la Eternidad.

Acérquense a Mí, Hijitos Míos y principalmente vosotras, Mis hijas, principales transmisoras de las virtudes de Mi Hijo, de Mi Dios. Yo Soy Vuestra Madre Celestial que los ama con infinita ternura. Yo soy vuestra protectora, vuestra guía, vuestra maestra vuestro paño de lágrimas, Yo como mujer os comprendo y os amo.

Necesito de vuestro retorno sincero, vuestro corazón contrito, vuestra vida puesta a los Pies de Nuestro Padre y Creador, necesito vuestra verdadera y sincera donación para cambiar éste mundo de pecado y de dolor, por un mundo de pureza y virtudes.

Os amo a todos y llevo vuestras peticiones y vuestro amor a Mis Tres Amados poseedores de Mi Vida, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Reciban Sus bendiciones en Mi Humilde Nombre, Yo Vuestra Madre Santísima, la Siempre Virgen María.