Mensaje de Dios Padre a JV en la Fiesta de  Corpus Christi. 
Habla Dios Padre,
Sobre: La grandeza de la EUCARISTÍA.
Hijitos Míos, hoy se celebra una de  las grandiosidades de Mi Corazón para con vosotros. Mi Hijo unigénito, antes de  padecer por vosotros, se me ofreció a sí mismo en la Ultima Cena en la cual les  dejaba, desde ese momento y para siempre, Su Cuerpo y Su Sangre como compañía y  como alimento para vuestras almas hasta el fin del mundo.
Vuestras humanas capacidades no se  dan cuenta de lo excelso de éste regalo. Lo excelso de esta donación es un  grandísimo acto de humildad y de Amor hacia vosotros.
Los apóstoles y la gente de ése  tiempo pudieron seguir y contemplar con sus sentidos humanos la vida de Mi Hijo  sobre la Tierra, a vosotros os toca el premio de poder compartir y poderse  saciar con el verdadero Cuerpo y la verdadera Sangre divinos de Mi Hijo  Jesucristo.
Si vosotros os dierais plena cuenta  de tan grandísimo don del Cielo, os postrarías con frente al suelo y  agradeceríais en forma tal que os sentiríais indignos de tan grande favor.
Si pudiérais ver Mi Majestuosidad y  Poder que existe en ése “pedacito de pan” y al que vosotros ya véis  como algo simple, os turbaríais y es más, no os acercaríais a tomarlo, porque  vuestra misma alma se sentiría indigna de recibir a Su Rey, a Su Creador en  TODA su potencia y Majestad.
Por eso Mi Hijo quiso dejar en  manos de vuestra Fe y de vuestro amor todo Nuestro Ser, en ése pequeñito  pedacito de pan y que con la humildad de todo un Dios, se dona, a quién quiera  recibirlo, día a día.
Nuevamente es Nuestro Amor el que  se da a sus creaturas, pequeños Míos de Mi Corazón. Tanto es Nuestro Amor hacia  vosotros, que recurrimos a inventar actos de amor -grandes milagros- pero los  hacemos ver, a veces, pequeños para no asustar a vuestra débil humanidad.
Tomad hijos Míos, tomad el Cuerpo  Glorioso, Santísimo, de Mi Hijo Jesucristo para fortaleceros en vuestras  almas. Así como vuestro cuerpo necesita alimento para crecer y dar fruto, así  vuestra alma debe tomar el alimento, por excelencia, que es la Sagrada  Eucaristía, para también crecer y dar fruto.
No desaprovechéis, hijos Míos, éste  regalo TAN grande del Cielo, tan grande que hasta los mismos ángeles se quedaron  estupefactos ante la Humildad y poder de Mi Hijo, al crear la Sagrada  Eucaristía. Ellos Me pueden ver directamente a los ojos puesto que ya viven en  Mi Gloria, vosotros podéis vernos con vuestros ojos del alma, al tomar éste  Sacratísimo alimento del Cielo.
Hijitos, cuánto os amo. Permaneced  en Mí Amor y vivid Mi Vida en vuestra vida a través del Alimento Celestial, el  Cuerpo y Sangre Divinos de Mi Hijo Jesucristo.