Jun 19_2020 DejadMe interceder por vosotros, Mis pequeños, ante Nuestro Dios y Señor para que seáis invadidos, glorificados, purificados, por Nuestro Dios y seáis esos hijos santos, perfectos, que quiere ver en vosotros.

Rosario matutino – Mensajes.

==========================================

Mensajes de Dios Padre y la Santísima Virgen María a J. V.

==========================================

Primer Misterio. Habla Dios Padre.

Sobre: Dejaos pues mover por Mí, vuestro Dios, para que os transforme Yo y vosotros transforméis todo a vuestro alrededor.

(Lenguas…)

Hijitos Míos, el amor siempre es alegría. A pesar de que haya momentos dolorosos, cuando vosotros dais amor siempre va a resultar en alegría. No puede haber tristeza en un corazón que ama, porque cuando uno ama se da plenamente y el que da amor, recibe amor, y si no lo recibe de sus hermanos, Yo os lo doy, Mis pequeños, porque Yo Soy todo Amor.

Vinisteis a la Tierra, igual que Mi Hijo, a producir amor, a producir alegría, porque esa alegría es la que os va a abrir también las puertas del Reino Eterno. ¡Cuánto Amor tenemos en Nuestra Santísima Trinidad! Es tanto el Amor por vosotros, Mis pequeños, que no lo podéis detener cuando vosotros pedís ser tocados por Él.

Preparaos, porque Mi Amor es un regalo inmenso para las almas. Mi Amor es infinito, Mi amor lo es todo, todo fue creado en el Amor, porque Soy Amor y vosotros, cuando dais amor, creáis, hacéis que las almas florezcan, renazcan, vivan. El amor está vivo, el amor es vivificante, el amor cura, el amor sana y el amor santifica; aquellos que viven en el amor, viven felices, porque conocen lo que es Mi Amor en vosotros y esa felicidad se transmite y no se puede detener.

El amor tiene muchas facetas y podéis conocer una o muchas y siempre las gozaréis y las transmitiréis, Mis pequeños. En el amor siempre veréis por el bien de vuestros hermanos, como Mi Hijo que se dio por todos vosotros, por buenos y malos, ricos y pobres, de una raza o de otra. El amor no tiene límites, el amor purifica todo, santifica todo.

Ahora veis un mundo alrededor de vosotros que no está produciendo amor, pero aún hay almas que guardan Mi Amor y lo comparten, ciertamente son núcleos de amor, son esos lugares bellos, agradables, esos oasis que encontráis en los desiertos en donde podéis tomar aguas claras, aguas vivificantes, que podéis descansar de lo agobiante del desierto que es el mundo. Cuando os dejáis mover y cubrir por Mi Amor, vivís en esos islotes de aguas claras, de paz, de descanso, donde termina el agobio del mundo. Cuando estáis conMigo, Yo os comparto de Mis Bienes y gozáis de ellos, porque Mi Amor os da esa paz y esa seguridad de que Yo, vuestro Dios, os estoy cuidando en todo momento.

¿Quién mejor que Yo os puede cuidar, Mis pequeños? ¿Quién mejor que Yo, vuestro Dios, puedo cuidar de vuestras almas, puedo guiar vuestro corazón, puedo guiar vuestra mente hacia la perfección? Yo Soy vuestro Dios y os cuido en todo momento, Mis pequeños, sois Míos y, a pesar de que Me deis la espalda, os sigo buscando y espero vuestro arrepentimiento para que regreséis a Mí.

Sois Mis hijos pródigos en los que espero reaccionéis y reflexionéis antes de que vuestra vida termine, antes de que vuestra alma caiga en un caos interminable y funesto. Os amo, Mis pequeños, en Mi Hijo veis Mi Amor y Mi Entrega, Él es Mi Presencia viva entre vosotros, confiaos a Él, Mis pequeños, y venid a Mí, vuestro Dios. Os amo, dadMe vuestro pequeño amor para que Yo lo engrandezca, dejad  que Mi Corazón viva plenamente en vosotros y os deis plenamente por vuestros hermanos, y así vosotros creéis el amor y el Pueblo que Yo necesito para vivir ya, entre vosotros.

El amor va a transformar todo lo que ahora veis; serán momentos bellos, hermosos y santos los que viviréis en aquel tiempo, pero necesito que os dejéis transformar por Mi Amor, Mis pequeños. El Cielo es un Paraíso de Amor y vosotros estáis llamados para ir creando un Paraíso de Amor en la Tierra. Dejaos pues mover por Mí, vuestro Dios, para que os transforme Yo y vosotros transforméis todo a vuestro alrededor.

Os amo, Mis Pequeños, dejadMe ser Yo en vosotros.

Gracias, Mis pequeños.


Tercer Misterio. Habla la Santísima Virgen María.

Sobre: Dejad, Mis pequeños, que conquiste vuestro corazón y todo vuestro ser, porque Él no puede convivir con el mal y al momento en que os invade y os conquista, va eliminando toda la maldad que traéis vosotros en vuestra mente, en vuestro corazón, en todo vuestro ser.

Hijitos Míos, bendita sea la invasión del Amor en Mi Corazón, bendita sea Su Presencia Divina en Mi Vientre. Bendito, ¡bendito sea Mi Señor!, Quien Me escogió para ser la Madre del Redentor. Bendito y alabado sea Mi Señor y Mi Dios. He aquí la Esclava del Señor, hágase en Mí según Tu Palabra.

¿Quién soy Yo, Mi Señor y Mi Dios, para que te hayas fijado en Mí, Tu sierva?

(Me invade Su felicidad y empiezo a sollozar…)

Bendito sea Tu Amor, que vino a conquistarMe, que invadió todo Mi Ser, con la presencia viva de Tu Hijo, el Redentor. Bendito sea Mi Dios, que se dignó ver en esta Pequeña Creatura, el Arca, el Arca Bendita que llevaría al Divino Ser, que lo gozaría nueve meses y para Mí sola, pero agradeciendo a Mi Dios y Señor Sus bondades, Su Amor Infinito sobre Mí, la Esclava del Señor.

¡Cuánto gozo dejaste, Mi Señor y Mi Dios, en Mi Ser! Me transformaste, Me hiciste Tuya, ¿quién Soy Yo, mas que una Esclava de Mi Señor, para que hicieras tantas maravillas en Mí? ¡Cuánto Amor Me enseñaste! ¡Cuánto Amor he vivido en ese tiempo y se fue confirmando durante toda la vida terrena entre los hombres!

Gracias, Padre, porque te fijaste en Mí, para llevar en Mi Vientre a Tu Hijo, el Redentor. Gracias, Mi Hijo, Mi Señor y Mi Dios, por haber dejado todo Tu Amor en Mí, Tu Madre. Gracias, Mi Señor Espíritu Santo, Mi Esposo, Mi Maestro, Mi Guía, que Me dejaste comprender tantas, tantas cosas bellas de Tu Santísima Trinidad.

Tu Invasión de Amor Me dejó tantas cosas grandes y bellas y que ahora comparto con vosotros, Mis pequeños, y os pido os dejéis invadir por el Amor de vuestro Dios. Dejad que conquiste vuestro corazón, que lo cambie, lo transforme, lo vivifique, lo santifique; dejad que Nuestro Dios, en Su Santísima Trinidad, viva en vosotros plenamente, como vive en Mí, Su Esclava, Su Esposa, Hija, Madre de Mi Señor y vuestro Salvador.

Dejad, Mis pequeños, que conquiste vuestro corazón y todo vuestro ser, porque Él no puede convivir con el mal y al momento en que os invade y os conquista, va eliminando toda la maldad que traéis vosotros en vuestra mente, en vuestro corazón, en todo vuestro ser.

Dejad que aparte de vosotros todo eso que frena el que vosotros seáis santificados, el que lleguéis a la plenitud del amor. Dejad que Mi Señor y Mi Dios actúe plenamente en vosotros, que hable, piense, os lleve por los caminos rectos y seáis ejemplo para vuestros hermanos, como Yo lo he sido para vosotros, Mis pequeños.

Soy vuestra Madre, la Siempre Virgen María, y una madre siempre quiere lo mejor para sus hijos. DejadMe interceder por vosotros, Mis pequeños, ante Nuestro Dios y Señor para que seáis invadidos, glorificados, purificados, por Nuestro Dios y seáis esos hijos santos, perfectos, que quiere ver en vosotros.

PedidMe, Mis pequeños, que Yo interceda por vosotros. El amor nunca presiona, siempre os deja total libertad, pero Yo, como Madre vuestra y deseando lo mejor para vosotros, os aconsejo, os guio y os enseño el mejor camino para vuestro ser, mientras estéis caminando aquí en la Tierra, y para que obtengáis el premio eterno al terminar vuestra misión.

DejadMe, Mis pequeños, guiaros hacia la Verdad que solamente viene de Nuestro Dios. TomadMe de la mano, la misma mano que tomó Mi Dios, vuestro Redentor, dejad que os ame como amo a Mi Dios, dejad que Mi Santo Espíritu os transforme, para que seáis bienvenidos al Reino de los Cielos.

No perdáis vuestro tiempo con cosas del mundo, elevaos, elevaos a las alturas con alas de águila para buscar el Amor eterno, el Amor que Me invadió y Me conquistó, Mis pequeños. Dejad que Mi Dios y Señor esté en vosotros plenamente, viva en vosotros plenamente. Confiad, confiad plenamente en esa transformación amorosa que Él quiere en vosotros, ganaréis el Cielo y perderéis vuestra humanidad, humanidad pecadora, espiritualidad mediocre que lleváis en vosotros. Ganaréis el Cielo, dejaos, dejaos invadir, dejaos conquistar.

Gracias, Mis pequeños.