Mayo 30_2020 La humildad, la mansedumbre, es un signo Divino sobre aquellos que siguen la Vida de Mi Hijo; es la vida de la santidad, es la respuesta de la Gracia en el corazón de aquellos que Le siguen.

Rosario matutino – Mensaje ÚNICO

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Mensaje de la Santísima Virgen María a J. V.

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Primer Misterio. Habla la Santísima Virgen María.

(Lenguas…) Hijitos Míos, la Humildad, la mansedumbre, es un signo muy grande entre los que siguen a Mi Hijo. Imaginad a Mi Hijo rompiendo Su Docilidad, Su forma de ser en las últimas horas de Su Vida, peleando con los sacerdotes o con los soldados, o respondiendo con groserías al pueblo cuando llevaba la Cruz. Hubiera echado a perder los 33 años de Su Vida, y especialmente los últimos tres de Su Evangelización.

La humildad, la mansedumbre, es un signo Divino sobre aquellos que siguen la Vida de Mi Hijo; es la vida de la santidad, es la respuesta de la Gracia en el corazón de aquellos que Le siguen. La mansedumbre es la docilidad a la respuesta de Dios, es el aceptar la vida en la Gracia, es el aceptar la misión que se os ha concedido, es el aceptar lo bueno y lo malo que suceda en vuestra vida, y siempre con alegría y, sobre todo, con seguridad de que estáis aceptando con gozo la Voluntad del Padre.

Yo Misma también viví esa Humildad y Mansedumbre con Mi esposo San José. VivíaMos en la casita de Nazaret con Mi Dios y Señor, con Nuestro Hijo, el que es Todo, el que tiene todas las virtudes, el que es Nuestro Dios. VivíaMos esa vida de Cielo, vivíaMos respondiendo al Padre de esa forma, sencillos, humildes, caritativos para con los demás. Imaginad un mundo así, Mis pequeños, y eso lo debéis procurar cada uno de vosotros, primeramente en vuestra persona, y es a lo que estáis llamados para este nuevo mundo: Vivir una vida de Cielo en la Tierra, una vida de amor, de ayuda mutua, de un amor sincero, no de un amor convenenciero.

La mansedumbre os abre las puertas en todos lados, Mis pequeños, dais confianza con ella, respetáis y os respetan, ayudáis y os ayudan, vivís como vivió Mi Hijo, moviendo corazones hacia el Amor. Mi Hijo nunca, nunca actuó de forma contraria a la Mansedumbre; Sus respuestas eran siempre de Amor, de crecimiento espiritual, de vida consagrada a Su Padre, Nuestro Dios. Tenía que ser reflejo de la Voluntad del Padre, y vosotros tenéis que ser reflejo de la vida de Mi Hijo, y aun en Su Sacrificio total en la Cruz, aun ahí la Mansedumbre, la Humildad, la sencillez, se manifestaba a través de Su Santidad.

Vosotros estáis llamados a la santidad de vida, a reflejar nuevamente a Mi Hijo, a Cristo Jesús ante los hombres, y no puede haber en vosotros otra forma de ser, más que la de Él. Tenéis que ser ese reflejo vivo entre los hombres, para que podáis mover corazones a la conversión, no podéis actuar como satanás actúa y hace actuar a los hombres.

Vosotros tenéis que ser diferentes, ciertamente algunos os molestarán, otros os odiarán, otros no querrán teneros ni siquiera como amigos, porque les aburriréis, porque transmitís santidad, y la santidad, en estos tiempos, ya no es buscada por el hombre, pero, así como seáis también desechados por el mundo, seréis levantados por el Cielo.

Estáis conMigo, Mis pequeños, yo os cuido, os protejo, os guío. No os preocupéis de que el mundo os aborrezca, porque primero aborreció a Mi Hijo, a su Dios, a su Salvador. Manteneos en santidad, en esa sencillez que da la mansedumbre, en la humildad que os lleva a la plenitud. Manteneos firmes en el amor a Mi Hijo, y así seréis salvos para la Eternidad.

Gracias, Mis pequeños.