Nov 28_19 Tenéis que tomar todo esto en serio, Mis pequeños, porque dependiendo de cómo esté vuestra alma en el momento en que seáis llamados ante Mi Presencia, es lo que os ganaréis, ya sea Cielo o Infierno.

Rosario vespertinoMensaje ÚNICO

================================

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

================================

Primer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

Hijitos Míos, le habéis dado mucha entrada a satanás en vuestro corazón y él se ha aprovechado de ello y, lo peor de todo, es que, la gran mayoría de vosotros, no sabéis cómo sacarlo de vuestro corazón.

¿Acaso no os habéis dado cuenta, Mis pequeños, que estáis jugando, como decís, con fuego?, satanás os quiere destruir y él utiliza todas las posibilidades para entrar en vuestra mente, en vuestra persona, en vuestros intereses, en toda vuestra personalidad, para destruiros.

¿Acaso os habéis cansado de Mí, de Mi Amor, de Mi Sabiduría, de Mi Sacrificio, con el que os he redimido, para que pudierais entrar, nuevamente, al Cielo, después de haber tenido una vida ejemplar? Pocos, muy pocos de vosotros, realmente, estáis conscientes de esta realidad espiritual.

Pocos, muy pocos de vosotros, atendéis a las postrimerías, no las conocéis o no os importa conocerlas, pero, en algún momento, tendréis que entregar la vida que Yo os di, para que vivierais de acuerdo a lo que Yo os enseñé. Nadie puede escapar a esta realidad, pero, sí podéis preparar vuestra presencia ante Mí, en el momento en que termine vuestra misión sobre la Tierra. Para la gran mayoría de las almas, es un momento desastroso, penoso, de mucho dolor, y es un dolor espiritual muy grande, porque no cumplisteis, porque no creísteis, porque no esperabais, no había en vosotros nada que pudiera preparar este momento Conmigo, vuestro Juicio Particular.

No Me canso en repetiros que, cómo estaríais en estos momentos, si os mandara llamar para vuestro Juicio. Tenéis que tomar todo esto en serio, Mis pequeños, porque dependiendo de cómo esté vuestra alma en el momento en que seáis llamados ante Mi Presencia, es lo que os ganaréis, ya sea Cielo o Infierno.

Es una realidad, es una postrimería, es un momento que no podéis evitar, pero que va a marcar vuestra existencia eterna.

¡Cómo Me gustaría, Mis pequeños, forzaros a vivir en estado de Gracia!, pero tenéis el libre albedrío, y quisiera forzaros, Mis pequeños, porque tampoco entendéis, y os lo repito nuevamente, no entendéis lo que significa la palabra “eterno”, sufriréis eternamente si no está en condiciones óptimas vuestra alma, para pasar la prueba en vuestro Juicio Particular. O ganaréis el Reino de los Cielos si hicisteis lo que se os pidió, para dejar huella de Mi Amor entre los hombres. Y eso es lo que realmente dejáis, Mis pequeños, no vuestra huella, aunque así lo ven los hombres, sobre todo los que os rodean, dejáis Mi Huella. Para que podáis, vosotros, ganar el Reino de los Cielos, debéis primero, dejarMe a Mí, habitar en vosotros, para que Yo os vaya llevando por el camino sabio, perfecto y santo y, de esta forma, podáis, fácilmente, ganar el Reino de los Cielos.

¡Cuántas almas se pierden, cuánta maldad hay en vuestro corazón!, e insisto, e insisto mucho, porque os repito, no entendéis lo que es la palabra eterno, ya no tendréis opción de arrepentiros después de que seáis juzgados. Si no fuisteis previsores, si no preparasteis, durante toda vuestra existencia, vuestra alma, para ese momento, para ese momento de vuestro Juicio, fácilmente perderéis vuestra vida.

Y eso Me duele tanto, Mis pequeños, porque Yo Me di en totalidad por cada uno de vosotros y por eso os digo que Me gustaría presionaros para que os pudierais salvar, porque Mi Sangre Salvadora cayó sobre todos vosotros y estáis desperdiciando la salvación que os toca, gracias a Mi Donación.

Meditad, pues, Mis pequeños, todo esto que os digo, porque no sabéis ni el día ni la hora en que todo cambiará para cada uno de vosotros, pasaréis de esta vida a otra vida, para Bien o para mal, pero es una realidad y nadie, nadie, está exento de pasar por estos momentos. Os quiero a todos Conmigo, pero vosotros decidís, vuestro libre albedrío es el que marcará vuestra eternidad.

Gracias, Mis pequeños.