Mayo 02_19 Con el Santo Rosario, podeMos, y quiero recalcar esto, podeMos, porque Yo estaré siempre con vosotros, destruir las fuerzas de satanás.

Rosario vespertino-Mensaje ÚNICO.

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Mensaje de la Santísima Virgen María a J. V.

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Primer Misterio. Habla la Santísima Virgen María.

Sobre: Con el Santo Rosario, podeMos, y quiero recalcar esto, podeMos, porque Yo estaré siempre con vosotros, destruir las fuerzas de satanás, doblegarlo, humillarlo, que esto es lo que más le duele a él, por su soberbia.

J. V., dice: Veo a la Santísima Virgen y de Su Corazón sale mucha Luz.

Hijitos Míos, Mi Hijo, Mi Dios y Señor, Me ha dado Su Corazón, Yo Soy Su Madre, sufriMos juntos la Pasión, Su Muerte y gocé inmensamente Su Resurrección.

La Luz que sale de Mi Corazón, llega a todas las almas, toca a todas las almas, pero no todas reciben esta Luz de igual forma.

Aquellas almas que han sido tocadas anteriormente por Mi Hijo, que han recibido Su Luz y  han cuidado esa Luz en su corazón, al ser tocados por Mi Luz, aumentan de Gracia, aumentan su amor, por Mi Hijo y por Mí, y gozosos están, porque saben lo que esto significa, Mis pequeños.

Os preguntaréis qué significa, y es el Retorno de Mi Hijo, es la Luz de Salvación, es la Luz transformadora que, al salir de Nuestros Dos Sagrados Corazones, purificará todo aquello que ha sido afectado por el pecado, que ha sido afectado por satanás, que ha sido afectado por el error que, vosotros, Mis pequeños, habéis dejado entrar a vuestro corazón.

(Se dirige a J.V.) Ciertamente, Mi pequeño, no ves Mi Rostro, es tanta la Luz que sale de Mí, que no te permite verMe bien. Pero, entended, Mis pequeños, es Luz de Amor, que brota inmensamente, de una Madre que os ama infinitamente. ¡Cómo quisiera que esta Luz que proviene de Mi Dios y Señor, os transformara, para que Yo os pudiera tomar y regresaros al redil de Mi Hijo!, porque, ciertamente, hay almas que, a pesar de recibir esta Luz transformadora y purificadora, no hace mella en su corazón, no hace mella en su alma, no hace mella en su arrepentimiento, no buscan ser mejores, no toman en cuenta todo lo que Mi Dios y Señor ha hecho por ellos y, tampoco, toman en cuenta lo que Yo trato de hacer con sus almas.

Almas necias, almas pecadoras, almas que no quieren dejar entrar esta Luz en su ser y ser transformados, para que puedan gozar de los bienes que Nuestro Dios y Señor tiene preparados para todos vosotros. A ese grado llega satanás a destruir las almas, a convencerlas de que no deben recibir la Luz de Mi Hijo, ni la Luz, que sale, también, de Mi Corazón de Madre Amorosa.

Es un dolor muy grande el que Nos producen estas almas. Ya no son portadoras de Amor, ya no son portadoras de Vida, son almas que se han dejado tomar, plenamente, por satanás y mucho mal causan a otras almas.

Por eso viene esta Purificación Universal, para que no sean afectadas tantas almas que aún dudan, que todavía no tienen bien cimentadas las Virtudes, el Amor, la vida íntima con Mi Dios y Señor.

Estas almas malas, son como un cáncer que va destruyendo almas buenas, almas, que pueden dar mucho, pero no están muy convencidas de la vida de la Gracia que de Mi Dios y Señor, brota.

Os amo tanto, Mis pequeños, y satanás sabe que éstos son Mis tiempos en que voy a recuperar la mayor cantidad de almas, para que no se condenen y, por eso, Me ataca tanto, ataca Mi Santo Nombre, ataca a las Iglesias, ataca todo aquello que lleva Mi Presencia. Soy su enemiga, y trata de evitar que esta Luz Amorosa, que esta Luz de Madre, que os ama tanto, llegue a vuestros corazones y os pueda mover hacia el camino de la felicidad, que se da cuando volvéis a recibir, en vuestro corazón, la Gracia de Nuestro Dios.

Orad Conmigo, Mis pequeños, ¡os he pedido tanto el rezo del Santo Rosario! Orad Conmigo, para que juntos, rezando el Santo Rosario, podaMos vencer a las fuerzas de satanás, que se han desatado a unos niveles altísimos y, por eso, estáis viendo tanto mal alrededor vuestro.

Con el Santo Rosario, podeMos, y quiero recalcar esto, podeMos, porque Yo estaré siempre con vosotros, destruir las fuerzas de satanás, doblegarlo, humillarlo, que esto es lo que más le duele a él, por su soberbia. Él se siente vencedor, pero será vencido por una Mujer y por todos aquellos que aman a esta Mujer, que Soy Yo, Mis pequeños. No os separéis de Mí, juntos oremos, sirvaMos a Nuestro Dios.

En la Cruz, Mi Hijo pedía almas, acompañadMe, Mis pequeños, a dárselas. Vivió y murió por vosotros, vivió y murió por las almas y de todos los tiempos. Vivió y murió para ver una transformación y, de esta forma, regresara la humanidad a ser como al Principio, antes del Pecado Original.

Oremos juntos, Mis pequeños, para que, al vencerlo, no pueda seguir moviendo a tantas almas al error y a la maldad, como las tiene ahora; y al perder fuerza, muchas almas se liberen de esa maldad que les está quitando su libertad, que les está llevando por caminos de obscuridad y que no les permite ver la Luz que emana de Nuestros Corazones Sacratísimos.

AcompañadMe, y ayudadMe a salvar estas almas que, aparentemente, no sufren, pero satanás las engaña a tal grado, y les promete tantas cosas que, ciertamente, no se las va a cumplir, pero que serán atormentadas eternamente si no se las quitaMos.

Confiad, pues, Mis pequeños, en esta oración tan sencilla, pero tan poderosa, que es el rezo del Santo Rosario.

Recordad, la sencillez y la Humildad, cuando están ante los Ojos de la Santísima Trinidad, se vuelven armas poderosísimas contra la soberbia de satanás.

Seguid siendo, pues, Mis pequeños, hijitos, obedientes, amadísimos de Mi Corazón, que Me ayudáis a darLe almas a Mi Hijo. QuitémosLe esa sed que Le agobia tanto en la Cruz, dándoLe las almas que Él quiere, porque Se dio por todas.

Gracias, Mis pequeños.