Oct 12_2023 Dios Existe, el Cielo Existe, satanás existe, junto con el Infierno, es vuestro enemigo y no queréis entender estas Verdades.

Rosario – Mensaje ÚNICO

.

=======================================

Mensaje de La Santísima Virgen María del Pilar a J. V.

=======================================

.

Habla La Santísima Virgen del Pilar

Visión: Está nuestra Madre Santísima, lleva una corona pequeña, y lleva al Niñito Jesús en Su Brazo izquierdo, está vestida como nuestra Señora del Carmen, pero la coronita esa, es diferente.

Hijitos Míos, éstos tiempos que estáis viendo, son tiempos de restauración, tiempos de cambio, tiempos de purificación, tiempos de que os olvidéis del Mundo y que os deis cuenta de que no pertenecéis a él.

Son tiempos difíciles, pero por vuestra culpa están así, Mis pequeños. Os habéis apartado de la Divinidad, la gran mayoría de vosotros habéis escogido seguir al mal, cuando teníais todos los regalos del Cielo a través de Nuestro Padre Dios, a través de Mi Hijo que vino a serviros, a servir a esta pobre humanidad, y a través de Mi Esposo, el Santo Espíritu de Amor. Teníais todo, pero no quisisteis aprovecharlo, no quisisteis tomar esos regalos y se han desperdiciado.

Recordad que vosotros habéis sido llamados a ser corredentores, todos vosotros, los que habéis bajado del Cielo, sois corredentores, y es una Gracia muy grande que se os da a todos los que estáis con Mi Hijo, que habéis tomado de Sus Palabras, que conocéis todo lo que hizo por vosotros, pero que no todos vosotros tomáis, tanto para provecho propio como para vuestros hermanos, que tanto, que tanto necesitan de la Sabiduría Celestial.

¡En cuánto error ha caído esta humanidad! Se han apartado de lo más bello que tenéis en la Tierra, un Tesoro grandísimo, bellísimo, la Santa Eucaristía. Es vuestro Alimento espiritual, Mis pequeños. ¿Qué pasa cuando vosotros no os alimentáis correctamente?, enfermáis, os sentís débiles, erráis el camino, porque vuestra mente queda bloqueada porque le falta el Alimento para pensar correctamente, para vivir correctamente, para convivir correctamente con Nosotros y con vuestros hermanos en la Tierra.

Y así ha sucedido con infinidad de almas, que han ido perdiendo todo lo que necesitáis vosotros para regresar al Reino de los Cielos, pero ¿cuántos, cuántos de vosotros, realmente, sentís esa necesidad de regresar al Reino de los Cielos? Sois tan pocos los que queréis seguir el camino que os trazó Mi Hijo Jesucristo, y lo peor de todo, es que  no os importa tomar ese camino que os marcó Mi Hijo para regresar al Reino de los Cielos, no os importa. Y eso, lo vais a sufrir, cuando al final de vuestra existencia os presentéis ante Mi Hijo, y es cuando conoceréis los errores que cometisteis y los que no quisisteis resolver para vuestro bien, en el momento que se os presentaba la Gracia, de Mi Esposo, el Santo Espíritu de Amor.

No os imagináis cómo se os cuida, a cada uno de vosotros, desde el Reino de los Cielos, y todavía, os atrevéis a decir que estáis olvidados del Cielo, que Dios no se ocupa de vosotros, que Dios tiene otras tareas qué hacer y se le olvida ver por vuestro bien. ¡Qué equivocados estáis!, si os dierais cuenta cuánto valéis para Nuestro Dios. Vuestra alma vale ¡inmensamente!, y por eso, se os busca, para que regreséis al Reino de los Cielos. Vuestra alma ¡es un Tesoro!, un Tesoro que tiene grandes capacidades de hacer grandes cosas si realmente, os encamináis por el camino del Bien, pero, no, preferís lo fácil, lo mundano, lo que no os obliga, y por esa manera de pensar, por esa manera de ser, infinidad de almas se condenan a diario, sí, Mis pequeños, infinidad de almas se condenan a diario.

Revisad vuestra vida, ¿qué habéis hecho para vuestro propio bien y para el bien de vuestros hermanos?, ¡prácticamente, nada!, y esa alma que se os dio, que es la que ha de regresar al Reino de los Cielos, pero ya convertida en una alma santa, en una alma buena, en una alma que haya dado mucho fruto aquí en la Tierra y en el Cielo, no le dais importancia.

Vuestra alma está débil, tenéis la Sagrada Eucaristía y no la aprovecháis, y cuando, de repente, estáis en una Celebración Eucarística, y si se os ocurre en ese momento, que podáis tomar la Santa Eucaristía, la tomáis sacrílegamente, porque ni siquiera acudís al sacerdote para que sean perdonados vuestros pecados, y ¿así os atrevéis a acercaros a tomar el Cuerpo de Mi Hijo?, ¿y que en lugar de que sea para vuestro bien, estáis asegurando, todavía más, vuestra condenación eterna? ¡Pobres de vosotros, Mis pequeños!

Soy vuestra Madre, La Siempre Virgen María, en Mi Advocación del Pilar, pero sigo siendo vuestra Madre que os ama tanto, y que quiere que regreséis al Reino de los Cielos. Me tenéis en México como Nuestra Señora de Guadalupe y todo el mundo entero Me tiene en diferentes Advocaciones.

Vosotros, los que decís que os sentís solos, aislados, olvidados por el mundo y, por el Cielo, ciertamente, es porque vuestros hermanos alrededor vuestro, están igual que vosotros, os habéis olvidado de crecer espiritualmente. Ya no habláis de cosas del Cielo, os aburren, ya no buscáis todo aquello que os puede ayudar en vuestra salvación porque pensáis: ¿qué dirán los demás?, ¿ese qué dirán?, os va a condenar, Mis pequeños.

¡Tenéis tanto!, Me he dado a vosotros en diferentes Advocaciones alrededor del mundo, para que todos sepan que tenéis una Madre que os busca para vuestro bien, y ¿todavía decís que sois olvidados? Mi Hijo Jesucristo, también, se aparece alrededor del mundo, e individualmente, muchos de vosotros, tenéis también, experiencias místicas, y ¿todavía decís que el Cielo se olvida de vosotros? ¿No será al revés, Mis pequeños? ¿No será que vosotros sois los que os olvidáis de vuestro Padre, de vuestro Dios, de vuestro Hermano, Mi Hijo Jesucristo que se dio por vosotros, de Mi Esposo, el Santo Espíritu de Amor, que habita en vosotros, que os trata de llevar a vuestro bien, y no al que vosotros habéis escogido erróneamente? Vosotros sois los que os habéis apartado de la Divinidad.

Estáis viendo alrededor del mundo, cómo este mundo se va derrumbando, cómo los países van sufriendo su purificación, cómo la misma Iglesia se va partiendo en dos.

Son pruebas fuertes, por vuestra culpa, os repito.

Si hubierais defendido la Presencia de Mi Hijo entre vosotros, si os hubierais alimentado continuamente con el Alimento Divino que os dejó Mi Hijo, si hicierais el bien a vuestro alrededor, si, realmente, buscarais a vuestro prójimo, como hermanos y os tratarais así, como hermanos en Cristo Jesús, todo sería diferente, no estaríais sufriendo lo que estáis sufriendo y lo que se vendrá.

Alineaos, pues, con el Cielo, estáis arriesgando vuestra vida eterna, y todo por una terquedad tonta que tenéis, la gran mayoría de vosotros.

Dios Existe, el Cielo Existe, satanás existe, junto con el Infierno, es vuestro enemigo y no queréis entender estas Verdades, a las que a diario os enfrentáis, pero no les queréis dar el lugar que le corresponde a cada cosa, y seguís buscando, solamente, vuestro bien personal, que vuestro bien, muy lejos está del Bien real, al que debéis buscar, vivir y transmitir.

Se os ha hablado en múltiples formas, y no queréis entender, os seguiMos buscando, para que cambiéis y os podáis salvar, pero seguís tercos en vuestros pensamientos, en vuestras creencias, en vuestras tonterías y esto os está llevando a una gran fatalidad: vuestra condenación eterna.

Buscad, pues, Mis pequeños, buscad vuestro bien, y cuando os llenéis de vida de Dios, comprenderéis vuestros errores. Enmendad vuestra vida desperdiciada, pedid perdón por vuestros errores y regresad a la Santísima Trinidad, que tanto os ama.

Regresad a Mí, que os busco y que os llevo hacia la Santísima Trinidad, regresad al Cielo, invocad a los Santos, a los Ángeles, a las Benditas Ánimas del Purgatorio, que también sufrieron, pero reconocieron su error, y se están ahora purificando, pero ya tienen la Promesa que saldrán de ahí a gozar, en algún tiempo, del Reino de los Cielos.

Estáis viviendo una realidad que queréis negar, ahora, solamente, depende de vosotros, de vosotros mismos, vuestra condenación o vuestra salvación eterna.

Gracias, Mis pequeños.