Rosario – Mensaje ÚNICO
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Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.
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Habla Nuestro Señor Jesucristo.
Hijitos Míos, os he pedido que seáis portadores de Mi Paz ante todos los hombres.
Vayáis a donde vayáis, siempre desead en el lugar en el que estéis: que la Paz sea con vosotros; que la Paz sea en este hogar; que la Paz se dé entre todos vosotros entre hermanos, teniéndoMe a Mí, vuestro Dios, entre vosotros.
Vais viendo cómo se va perdiendo esta Paz entre vosotros. Satanás va atacando corazones, va haciendo que vosotros actuéis de una mala forma ante vuestros hermanos y debéis, vosotros mismos, controlaros ante todos los ataques que tengáis en vuestra existencia. Si no hay Paz en vuestro corazón, Yo no puedo estar con vosotros.
Vivid como Yo lo hacía, que la Paz os lleve a una unión fraterna, a una unión Divina, porque Yo no puedo Vivir en corazones que no tienen Paz, que producen maldad, que llevan al error a sus hermanos, y ¡hay tantos de éstos ahora, en estos momentos!
Ciertamente, satanás está haciendo que este mundo sea convulso, creando problemas por todos lados: problemas económicos, problemas sociales, problemas familiares, políticos, oyendo guerras que por aquí o que por allá, haciendo que vosotros perdáis la Paz.
Ya os he dicho que Yo estaré con vosotros, que satanás quiere provocar guerras, quiere provocar distracciones, para que vosotros perdáis la Paz, porque cuando perdéis la Paz, no podéis pensar correctamente, no podéis orar, no os podéis llevar con vuestros hermanos de la mejor forma.
Que siempre Me vean a Mí en vosotros, Mis pequeños, que vean que todavía estoy entre vosotros, a través de vosotros. Os lo he pedido antes.
Vivid, pues, Mis pequeños, en la Paz que este mundo necesita ya en estos tiempos. Luchad fuertemente contra las fuerzas de satanás, que os quiere quitar la Paz de vuestro corazón, y si os quita la Paz, vosotros, también, entraréis en esa convulsión que está viviendo el mundo, como os dije.
Manteneos pues, en unión íntima Conmigo, en oración, en vida en la Gracia, para que satanás no pueda hacer con vosotros, lo que ha hecho ya con tantos de vuestros hermanos.
Gracias, Mis pequeños.