Dic 20_2021 Os pido Me acompañéis en estos momentos en que estoy clavado en la Cruz.

Rosario – Mensaje ÚNICO

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Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

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Primer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

Hijitos Míos, os pido Me acompañéis en estos momentos en que estoy clavado en la Cruz. Os veo desde arriba, clavado, adolorido, abandonado, injuriado, blasfemado.

Veo a la humanidad desde aquí arriba, y ¡cuánto Me duele ver a los que representan al Mundo entero!, había de todo. Además estaban Mi Madre, Magdalena y Juan, que ellos representan a la gente buena, la gente que buscan la Santidad, como María Magdalena, y aquél como Juan, que representa el apoyo hacia Mí, el Amor hacia su Maestro. Mi Madre, Mi Madre y Yo, siendo Uno, en el Dolor, en el Amor, en el Ofrecimiento.

¡Cuánto dolor Me causa toda esta gente a Mi alrededor gritando, blasfemando!, y no se daban cuenta, que satanás les había puesto un velo, para que no vieran la realidad de lo que estaba sucediendo; estaba salvando, en esos momentos a la humanidad, veía la vida de cada uno de vosotros y oraba por cada uno de vosotros, pero el corazón del hombre, a veces, es inmutable, no se duele hacia todo lo que viene de Mí, pocos son los que se arraigan a Mi Corazón, buscan estar Conmigo, Yo les doy Fuerza para seguir adelante y ellos Me dan alegría con su apoyo, pero son tan pocos, en esta humanidad actual, tan pocos los que se acercan a Mí.

Os pido, Mis pequeños, que los que estáis Conmigo, Le pidáis a Mi Santo Espíritu, para que esta humanidad volteé a ver a la Cruz, para su salvación, así como cuando el pueblo judío, que era mordido por las serpientes, cuando iban en el desierto y Moisés, por Orden de Mi Padre, hizo una serpiente y la puso en la punta de un palo, y les dijo que aquellos que miraran a la serpiente, se salvarían.

Así os lo pido Yo ahora, ya el hecho de voltear hacia Mí, con ese acto de Humildad, de amor, vuestros pecados se perdonan, porque saben, por medio de Mi Santo Espíritu, que Soy vuestro Salvador.

Mucho dolor Me causa esta humanidad, y no tanto por los pecados que traen, sino por lo que esos pecados les van a causar, que es su perdición eterna. Un pecado es perdonable, por más grave que sea, siempre y cuando acudáis a un sacerdote para que os lo perdone. Un sacerdote tiene esa capacidad de perdonaros, ciertamente, con el deseo de confesión, con un deseo grande de arrepentimiento y si la muerte os toma, cuando vais a confesaros, se absuelven vuestros pecados.

Tratad, pues, Mis pequeños, de voltear hacia Mí, verMe en la Cruz, crucificado por el Bien vuestro, vedMe, y dejad que vuestro corazón se duela por vuestros pecados, por las atrocidades que la humanidad actual, pasada y futura, Me causan.

Yo perdono vuestros pecados, pero necesitáis venir a Mí, arrepentidos, no desperdicies las últimas oportunidades que se os dan antes de que lleguen los acontecimientos fuertes de la purificación, que ya están a la puerta.

Os bendigo, Mis pequeños, y os ofrezco Mi Sangre Divina para vuestra purificación y salvación eterna, de cada uno de vosotros.

Gracias, Mis pequeños.