Rosario matutino – Mensaje ÚNICO
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Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.
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Quinto Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.
(Lenguas…) Hijitos Míos, en estos pocos más de dos mil años en que fundé la Iglesia, en la que os dejé Mis Verdades, Mis Enseñanzas, para que Nos conocierais a Nosotros, en Nuestra Santísima Trinidad, en este tiempo ha habido, como os había ya profetizado, instrumentos de satanás que han querido destruir lo que Yo os he dejado y que tanto Me costó.
Ciertamente, satanás no quiere que el hombre tenga todo este Alimento Divino, porque con él os podéis santificar, pero son pocos los que realmente buscan esta santificación y eso Me causa también tristeza, Mis pequeños, porque vosotros no alcanzáis a daros cuenta de tan gran regalo, de tan grande Alimento espiritual que tenéis con vosotros y que lo tenéis en las Sagradas Escrituras.
Satanás ha querido destruir toda esta Obra Divina que os puede ayudar a todos vosotros, Mis pequeños, a ser los verdaderos hijos de Dios que Yo quiero ver en cada uno de vosotros, pero el hombre prefiere tomar el camino fácil, el camino en el cual no tiene que invertir tiempo y, sobre todo, que no le impida gozar de lo mundano, porque ciertamente los Mandamientos que se os han dado os llevan a la perfección y a evitar lo mundano que os lleva a la perdición.
Ciertamente, todo lo que Mi Padre creó es bueno, es bello, y también os puede llevar a la santificación cuando actuáis en el Amor, cuando os dais por los demás, como Yo os lo enseñé, cuando Nos servís a Nosotros, en Nuestra Santísima Trinidad. Vosotros estáis llamados a ello porque así os lo he pedido, que en estos tiempos seáis esos Cristos y que vuestros hermanos a vuestro alrededor os vean a vosotros como en aquel tiempo Me vieron a Mí.
Debéis ser maestros del Amor, como Yo lo fui en aquel tiempo; debéis ser representantes del Cielo, como Me reconocieron algunos en aquel tiempo. Ciertamente, el vivir en Mí y para Mí sí os trae problemas con el enemigo, satanás, pero esto os va asegurando un paso fácil al Reino de los Cielos.
Todos vosotros, los que Me seguís, estáis llamados a la perfección Divina y ya se os ha dicho que si no os perfeccionáis aquí en la Tierra, actuando como Yo actuaría y dejando estela de Amor como Yo la dejé, os tendréis que purificar con mucho más dolor en el Purgatorio. Por eso os llamo, Mis pequeños, para que entendáis que mientras estéis vivos y estéis actuando para el Reino de los Cielos, podréis ganar muchos méritos para servirMe y para servir a vuestros hermanos. Esa es vuestra obligación como hijos de Dios y hermanos Míos, Mis pequeños, es una obligación de Amor que, realmente si Me amáis, la gozaréis, gozaréis esta tarea que os llevará a la plenitud espiritual.
Como os dije, a lo largo de estos un poco más de dos mil años ha habido traidores muy fuertes a Mi Iglesia, pero Mi Promesa persiste, que ella se mantendrá hasta el fin del mundo. Y os digo todo esto, Mis pequeños, porque los que estáis Conmigo ciertamente os preocupáis de lo que veis a vuestro alrededor, pero confiad en Mi Palabra y manteneos en oración, Yo voy cuidando lo que es Mío, y Mía es la Iglesia y vosotros sois Iglesia, así que vosotros estáis Conmigo y no os perderéis.
Aquellos que se han vuelto instrumentos de satanás tendrán su castigo si no reaccionan antes de que sean llamados a su Juicio particular. No se dan cuenta que están luchando contra Dios, que es lo mismo que hace satanás, pero tienen un velo que les impide darse cuenta, tanto a nivel humano como espiritual, de lo que están haciendo. Orad por ellos, son vuestros hermanos, satanás los ha engañado fuertemente y les ha prometido bienes mundanos a cambio de traicionarMe y de traicionaros a vosotros, que sois hermanos de ellos.
Mi Iglesia se mantendrá todavía, a pesar de lo que estos hombres satanizados quieren hacer con ella. Vuestra oración es importantísima, Mis pequeños. El rezo del Santo Rosario, como os lo ha pedido Mi Madre, la siempre Virgen María, os dará la fuerza inmensa para vencer a satanás y a todos sus secuaces, a todos aquellos que han traicionado Mi Amor y Mis Enseñanzas.
Alegraos pues, Mis pequeños, porque estáis Conmigo y Yo os cuido, y porque, os vuelvo a repetir: La Iglesia y sus enseñanzas, a las que vosotros amáis, están protegidas por Mí, vuestro Redentor.
Orad, pues, para que con esto vayáis alcanzando vuestra santidad de vida y para que vuestros hermanos también puedan llegar a esa santidad de vida, al veros como ejemplo de que Mi Presencia está en cada uno de vosotros.
Ciertamente veréis cosas difíciles, pero os vuelvo a repetir: La Iglesia la estoy protegiendo Yo, vuestro Dios, y satanás no la podrá vencer ni destruir.
Gracias, Mis pequeños.