Dic 23_2020 Son momentos de que vosotros, los que queréis Paz en vuestro corazón, los que queréis Mi Regreso a la Tierra, gritéis Mi Nombre, Me llaméis, imploréis Mi Regreso.

Rosario matutino – Mensaje ÚNICO

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Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

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Segundo Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

(Lenguas…) Hijitos Míos, Mi Humanidad nunca se separó de Mi Divinidad. El mundo esperaba a su Mesías, Mesías prometido desde el Antiguo Testamento; esperaban un guerrero o alguien poderoso para acabar con las fuerzas que aprisionaban al pueblo judío, que en ese momento eran los romanos. ¡Cuánto error había en esa espera! No esperaban ver a un bebé, un Mesías Divino que tendría también una parte humana y que caminaría entre los hombres, de ahí que el pueblo judío no Me aceptara, porque crecí entre ellos, crecí e hice lo que hacían ellos, o sea, una vida normal entre ellos, hasta que llegó el momento de empezar Mi vida pública. Muchas elucubraciones hacían y no se daban cuenta que la mayor opresión que tenían era la de satanás y no la opresión política que afectaba sus intereses personales, económicos o aun sociales.

Mi vida transcurrió como la de cualquier judío de ese tiempo, un carpintero más entre ellos, un carpintero que estaba preparándose para mostrarse en Su Divinidad. Y vuelvo a repetir: Mi Divinidad siempre estuvo unida perfectamente a Mi Humanidad. Soy vuestro Dios y esa es la gran Humildad Divina de parte Mía hacia vosotros, obedeciendo a Mi Padre; una Humildad tremenda que no todos aceptan ni aceptaron en ese tiempo. Yo Soy vuestro Dios y desde pequeñito, desde Mi Concepción en el vientre de Mi Madre, María, Yo seguía siendo Dios, pero hecho Hombre en Su vientre.

Mi Humildad Me mantuvo en secreto por treinta años y luego Me manifesté al hombre, haciendo multitud de Milagros, enseñándoles las Palabras y el Conocimiento Divino que se vive en el Cielo, pero ellos se habían acostumbrado ya a Mi Presencia Humana y se les hacía difícil aceptar Mi Divinidad, Mi Sabiduría Divina, aun los Milagros que eran obvios, y no aceptaban todo esto porque vine a poner orden, y eso es lo que a la gente no le gusta, entrar en el Orden Divino y evitar el desorden humano, o incluso entrar en el orden humano, que tiene muchas facetas y que no siempre son correctas. El Orden Divino es Perfecto, es uno, como Nuestra Trinidad es una.

Vine a poner orden, primeramente, en las Palabras del Antiguo Testamento, que en ese momento ya se hacían patentes en Mi Persona. Vine a poner orden porque los sumos sacerdotes se aprovechaban del pueblo, los engañaban, les quitaban sus posesiones y, tomando las Palabras de las Escrituras, se escudaban en ellas, manipulándolas a su antojo, y así mantuvieron al pueblo judío por mucho tiempo, manipulado, como lo siguen haciendo algunos hasta ahora. La mentira siempre ha estado en sus labios, en su forma de ser, en su cultura.

Ciertamente, hubo algunos que aceptaron Mi Presencia Divina y Humana, o sea, a su Mesías; Me aceptaron, Me siguieron, y aún ahora, en este tiempo, Me siguen aceptando y esperan Mi regreso.

La maldad de satanás os sigue manipulando a través de esos jerarcas que manipulaban al pueblo judío. Son momentos de que vosotros, los que queréis paz en vuestro corazón, los que queréis Mi regreso a la Tierra, gritéis Mi Nombre, Me llaméis, imploréis Mi regreso, para que se termine esa opresión de los jerarcas traidores al pueblo judío, aquellos que desde aquel tiempo traicionaban a su propio pueblo y ahora traicionan a toda la humanidad. ¡Cuánto dolor Me causaron en aquel tiempo! ¡Cuánto dolor le causaron a su mismo pueblo! ¡Cuánto dolor le siguen causando a esta humanidad!

Pero, en estos tiempos, en los que ya debierais estar muy avanzados en espiritualidad, Me habéis hecho a un lado, cuando debierais haber ya regresado a Mí. Ojalá os arrodillarais y Me pidierais perdón por vuestros pecados, por vuestra traición, por vuestros olvidos, por vuestra maldad entre hermanos y por la maldad que Me propináis, porque así como en aquel tiempo los verdugos Me destrozaron con tantos dolores que Me propinaron, así estáis vosotros ahora. No Me buscáis, no Me queréis, entonces pues, ¿quién os puede defender? Recordad que hay un Bien y un mal, el Bien Soy Yo, vuestro Dios, y el mal es satanás, el que ha venido destrozando vuestra vida a lo largo de la historia.

¿A quién podréis acudir si no es a Mí, vuestro Dios en Mi Santísima Trinidad, para que recuperéis la libertad que Yo os traje con Mi Nacimiento, con Mi Evangelización, con los Milagros que Me vieron hacer en ese tiempo y los que se han venido dando a lo largo de la historia con Mi Redención por vosotros? Todo lo he hecho por Amor a vosotros para rescataros de las garras de satanás.

Insisto, ¿a quién podréis acudir si no es a Mí que Soy la Bondad Infinita? Y aun así, tontamente, seguís acudiendo a satanás que os ha venido causando tanto mal por tanto tiempo, seguís a aquél que es vuestro verdugo y, si no acudís pronto a Mí, seguirá siendo vuestro verdugo por toda la eternidad.

¡Qué ofuscados estáis por la mentira! Hacéis a un lado la Verdad que Yo os traje, no queréis abrir vuestra mente a la Verdad, a la Realidad Divina que Yo os he traído, y seguís queriendo hacer vuestra vida, manipulada por satanás, porque vuestra vida está llena de errores; os falta tanta sabiduría en vuestra forma de ser, en vuestro conocimiento, en vuestras expresiones, en vuestro trato, primeramente Conmigo, vuestro Dios, y vuestro trato con vuestros propios hermanos. Sois conciudadanos de esos jerarcas malditos, traidores a Mi Amor, guías de satanás que pidieron Mi Muerte a los romanos, que se respaldaron con ellos para darMe muerte a Mí, su Mesías, y lo siguen haciendo, Me siguen persiguiendo, siguen persiguiendo a Mis seguidores, siguen persiguiendo a aquellos que buscan el verdadero Amor.

Orad, Mis pequeños, ¡orad! Vosotros podéis cambiar la historia, la historia que os quieren imponer estos personajes satánicos, malditos, que quieren destruir la Obra de Mi Padre, la Creación entera. Ciertamente, no van a poder porque satanás no se puede enfrentar a Nuestro Poder Divino, él ya está vencido, pero estos seguidores de satanás, ofuscados por el mal, piensan que van a poder seguir adelante y llevar a cabo sus planes de destrucción, pero no podrán; tendrán un tiempo para llevarlo a cabo, porque eso también será para vuestra purificación, porque la gran mayoría de vosotros, de esta generación, habéis pecado gravemente contra Mí, vuestro Dios, y esta purificación que tendréis os servirá para liberaros de tanto mal que traéis en vuestra mente y en vuestro corazón.

Agradeced pues, Mis pequeños, que en Nuestra Santísima Trinidad os seguiMos procurando para alcanzar de vosotros vuestra salvación eterna. Ciertamente, los ataques se van a incrementar y, si no estáis preparados espiritualmente, sucumbiréis. Nuestro Amor está sobre vosotros, pero no todos lo toman; vuestra soberbia es grande, queréis seguir viviendo por vosotros mismos, sin tener que darle cuentas a nadie, y menos a Mí, vuestro Dios. Si seguís bajo esa mentalidad, sucumbiréis, Mis pequeños, os llegará tarde la reflexión a vuestros errores.

Orad, los que estáis Conmigo, orad y agradecedMe de corazón lo que tanto he hecho por vosotros, especialmente por Mi Donación que mañana celebraréis nuevamente. Yo os he traído Paz, Alegría, Amor, Libertad a vuestra vida y un futuro eterno de Amor en el Reino de los Cielos, pero Yo también os agradezco a vosotros, los que estáis Conmigo y los que Me seguís, os agradezco el que Me traigáis también alegría por estar Conmigo, por transmitirMe, por llevarMe a vuestros hermanos, por interceder por aquellos que están viviendo en el error y en el pecado, pero sobre todo por amarMe y por haberMe preferido de entre todos los ídolos y creencias negativas que os rodean.

Sois el nuevo Jerusalén, sois el nuevo pueblo de Dios. Vine para gente como vosotros, gente que respondiera a Mis Plegarias de Amor, que Me agradeciera todo lo que Yo hice por vosotros, que conviviera Conmigo, vuestro Dios. Somos Familia y pronto se dará el pueblo de Dios en la Tierra y Yo estaré con vosotros, Yo Seré vuestro Dios y vosotros seréis Mi pueblo.

Nuevamente: Gracias, Mis pequeños, porque habéis sido fieles a Mis Enseñanzas, a Mi Amor, a Mis Pedimentos. El Reino de los Cielos es para vosotros.

Gracias, Mis pequeños.