Oct 09_2020 No dejéis que satanás os haga dudar de las potencias que Mi Gracia os ha dado.

Rosario matutino – Mensaje ÚNICO.

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Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

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Tercer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

Hijitos Míos, la Esperanza os debe llevar a una santa alegría, debido a todas las Promesas que os he dado para vuestra salvación y para llevaros después de ello a los Cielos Nuevos, a las Tierras Nuevas que gozaréis.

La Esperanza debe llenar vuestro corazón de esa alegría al recordar cada una de las Promesas que os he hecho de salvación, primeramente, para vosotros, para vuestros hijos, para vuestras familias y para todos aquellos para quienes os he pedido intercesión.

Habéis sido escogidos, en estos tiempos, para interceder por vuestros hermanos y, ciertamente, vosotros os sentís pequeñitos, os sentís como que vuestras oraciones no pueden hacer tantas cosas grandes y buenas, porque sentís que vuestra oración no es oída, no es escuchada, y que no tiene la fuerza de salvación como para salvar a infinidad de almas.

Recordad que os he dado la forma de hacer que vuestra oración sea poderosísima, y es a través de la unión de vosotros con la Comunión de los Santos, y más aún si os unís a Mí, vuestro Salvador, en cada momento en que Yo oraba por todos vosotros, en el pasado, en el presente, en el futuro. Recordad que Conmigo hay un eterno presente, Yo no fui sino Soy con vosotros.

Estos son momentos de gran intercesión, de gran confianza en lo que os he dicho. Debéis permanecer unidos a Mí, vuestro Dios, que Yo veía a toda la humanidad y de todos los tiempos durante Mi tiempo de Evangelización en el mundo. Debéis creer firmemente en ello, Mis pequeños, porque la Fe hace grandes milagros y la Esperanza os da esa alegría santa de saber que podréis hacer lo que Yo os estoy pidiendo.

Recordad que sois los apóstoles de estos tiempos, os he dado Mi Santo Espíritu, Lo lleváis en vuestro interior. Los Apóstoles en Pentecostés Lo recibieron y empezaron a hacer prodigios entre su gente y entre otros muchos, a quienes después convirtieron y pudieron salvarse.

Tenéis una gran misión, una gran tarea, y es la salvación de tantas almas que necesito que sean salvadas por vuestra intercesión. Sí, podéis hacer grandes cosas y no dejéis que satanás os haga dudar de las potencias que Mi Gracia os ha dado, porque he derramado infinidad de Gracias, Bendiciones, Dones, Virtudes, sobre vosotros porque os necesito y sois los Cristos de este tiempo, Mis apóstoles; sois almas de salvación, sois faros de luz que muchos de vuestros hermanos, que en tinieblas están, seguirán para escuchar palabras de Amor, palabras de crecimiento, como las que Yo dejé en aquel tiempo y que ahora vosotros las diréis para elevarlos hacia la santidad y, sobre todo, para su salvación eterna.

Hay tantas almas que necesitan escuchar Mi Palabra, las Palabras que Yo di en aquel tiempo y que tenéis en las Sagradas Escrituras, pero ellos no se han acercado a ellas para escucharlas y vosotros ahora seréis los indicados para darlas a vuestros hermanos. Hay tantas almas que necesitan de Mí, pero no se acercan a buscarMe porque no saben cómo, y otros han rechazado el acercarse a la Iglesia por el mal ejemplo que siguen dando muchos de los ministros de ella, algunos no tan buenos, otros falsos.

Ayudadles, pues, a que puedan encontrar el camino de salvación. Adentraos más a vuestro corazón, platiqueMos para que Yo os siga instruyendo, para que Yo os dé el Conocimiento Divino y lo podáis transmitir a vuestros hermanos.

Durante Mi tiempo en la Tierra, Yo pasaba noches enteras platicando con Mi Padre. Él Me platicaba de infinidad de cosas, Me daba sustento, Me apoyaba, porque, ciertamente, el mundo está muy mal espiritualmente. Me dio valor para el momento difícil de Mi Pasión y Me apoyaba en todos aquellos momentos en los que el hombre Me atacaba.

Tenéis que entender, Mis pequeños, que en Mi Divinidad Soy más sensible que vosotros y los dolores que el hombre Me causa con una mala palabra, con una mala acción a las que ya estáis vosotros acostumbrados y que no hacen mella en vuestro corazón, en Mi Corazón éstas Me producen muchísimo dolor porque Soy el Puro, Soy el Santo, Soy vuestro Dios, en Mí no hay maldad, no hay nada que ensucie Mi Divinidad y cualquier cosa que el hombre Me cause con un mal pensamiento, una mala palabra, una mala acción, para Mí es dolorosísimo, que, ciertamente, para muchos de vosotros, no lo es porque estáis acostumbrados a vivir en esa maldad, maldad de todos los días y que no debiera ser, Mis pequeños. Vosotros no estáis llamados a eso, a vivir en la basura, a vivir en la maldad a donde os ha llevado satanás; estáis viviendo en un estercolero y os habéis acostumbrado a vivir en esa suciedad y pocos, muy pocos son los que buscan salir de ahí y tratar de vivir en la pureza, tanto de cuerpo como de alma.

Todo esto tiene que terminar ya, Mis pequeños, y vosotros debéis poner de vuestra parte, salir de esa suciedad física y espiritual a la que os habéis acostumbrado. Os repito: No fuisteis creados para ello, fuisteis creados para la pureza, para la santidad, para la virtud, para el amor.

PedidMe que seáis llevados hacia esa purificación personal y que podáis vosotros, después de ello, ayudarMe a Mí a llevar a vuestros hermanos también a esa purificación de cuerpo y alma, y digo de alma porque también estáis llamados, como os he dicho, a hacer milagros, porque es Mi Promesa y así lo dicen las Escrituras.

Así pues, Mis pequeños, buscad vuestra perfección, manteneos en la Esperanza que os va a llevar a esa alegría santa de saber que pronto he de regresar para estar entre los Míos, y esos sois vosotros, Mis pequeños, los que habéis luchado por manteneros en pureza, en santidad, en amor, y habéis transmitido lo mismo a vuestros hermanos.

Gracias, Mis pequeños.

Visión final: Veo a Dios Nuestro Señor con una túnica blanquísima y está caminando entre los hombres. Me deja ver primero arriba, el Cielo, todo precioso, limpísimo, todo en su lugar, los caminos limpísimos, todo bonito, y después lo veo caminar aquí entre lodo, por nuestros pecados, por lo que Él vivió y que sigue viviendo por todo como está, la maldad del mundo. Él, siendo Dios, acostumbrado a las cosas bellísimas, purísimas, santísimas, baja a la Tierra y convive entre los hombres, pero eran en ese tiempo además hombres a los que satanás tenía muy arraigados a la maldad, donde todavía había mucha suciedad, maledicencias, groserías, todo lo feo. No es tratar de decir que se sintiera superior por venir del Cielo donde todo es bellísimo, limpísimo, y bajar aquí, pero yo sí veía todo gris, sucio, feo, y Él caminando entre los hombres, en toda esta suciedad, y todavía aguantando todas las groserías, el ataque de los mismos judíos contra Él, siendo que Él era inmensamente grande, bello, muy por encima de todo lo que estaba viviendo y todavía se dejó crucificar por nosotros. Sí, ciertamente fue algo muy fuerte para Él, claro que el Amor Infinito que tiene por nosotros lo ayudó a soportar toda esa maldad, toda esa suciedad, todo ese desamor. Para Él fue durísimo soportar eso durante 33 años, entonces, cuando nos dice que ya, que esperemos el cambio que se viene, será algo bellísimo, algo similar al Cielo, similar porque todavía no estaremos purificados al nivel del Cielo, pero sí va a ser ya otro nivel muchísimo más alto al que estamos viviendo ahora.