Sep 02_2020 Oración de intercesión de la Santísima Virgen María ante Nuestro Señor Jesucristo, por toda la humanidad.

Rosario matutino Mensaje ÚNICO.

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Mensaje de la Santísima Virgen María a J. V.

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Primer Misterio. Habla la Santísima Virgen María.

Visión: Veo a la Santísima Virgen de pie, vestida sencillamente, como la Santísima Virgen María de Nazaret de unos 16 años. Tiene Sus manitas unidas y en ellas trae una bolita de luz, es como un algodoncito de mucha luz que ilumina mucho, y le está cayendo agua, como de una fuente, Ella hace que le caiga esa agua sobre esto que trae en sus manitas que produce mucha luz, y nos dice:

Esta luz, Mis pequeños, es Mi Hijo, es Mi Dios. Esta Luz increada entró en Mi vientre gracias a Mi Esposo, el Santo Espíritu de Amor. Yo le di Mi Ser para cuidarLo, para hacerLo crecer, para prepararLo a que naciera al mundo y que esta lucecita, que ahora veis, se convirtiera en la Luz que disiparía las tinieblas que en ese momento cubrían a todo el mundo y al Universo entero. Él es la Luz, Él es el Verbo, Él es Mi Hijo, Él es Mi Dios.

¡Cuánto Amor Me deja sentir Mi Hijo, Mi Dios! Lo llevo en Mi Vientre y, mientras crece en Mi Vientre, Me enseña, Me guía, Me santifica. Su Amor es inmenso, Su Amor no lo detiene nada, Su Amor es una gran Vida; Su Amor alcanza a todo el Universo, a todo lo creado, a todo lo visible e invisible. Él es Mi Dios, Él es Mi Hijo y Yo lo llevo en Mi Vientre para que vosotros podáis tenerLo.

Va creciendo y Me sigue llevando a entender esos Misterios de Amor de Su Santísima Trinidad. Mi Esposo, el Santo Espíritu de Amor, está conMigo también y Me lleva a amar Al que es amado, a Mi Dios, a Mi Hijo; el Cielo entero lo ama, Lo Glorifica, Le canta, Le bendice, goza el Cielo entero con Su Presencia. Tanto en el Cielo como en la Tierra, Él es Omnipotente, Omnipresente, como el mismo Padre lo Es. La Santísima Trinidad se goza en este momento tan grande de la historia donde Su Segunda Persona, Mi Hijo, se hace presente en la Tierra para salvar de las garras de satanás a todas las almas, a todo lo creado.

¡Cuánto Amor Me da Mi Hijo! Siento que exploto de alegría con Su Amor, con Su ternura. Lo llevo, está en Mí, lo gozo y Lo ofrezco al Padre. ¡Cuánta sencillez! ¡Cuánta Humildad de Mi Hijo, Mi Dios! Se hace Pequeñito, siendo el más grande; no hay nadie que se compare a Él entre todo lo creado, y aun así se hace Pequeño y llega hasta a hacerse pecado por la salvación de los hombres. Es Mi Dios, es Mi Hijo, es vuestro Dios y  Salvador. Viene a liberaros de las cadenas de satanás, viene a levantar al género humano del pecado más grave producido por el hombre, el Pecado Original, y se hace Pequeño y entra en Mi vientre, de ésta Su Sierva, y Me hace gozar de los Bienes del Cielo, a pesar de estar viviendo en la Tierra.

¡Cuánto gozo celestial Me permite tener Mi Dios! He aquí Tu Esclava, Mi Pequeño, Soy Tu Madre pero Soy Tu Esclava. Hágase en Mí lo que Tú desees, Mi Pequeño. Te acompaño en Tu crecimiento, Te acompaño en Tu Donación, Te acompaño en la Redención del género humano, Te acompaño en Tu Muerte, en Tu Donación por todos los hombres de todos los tiempos, pero Te acompaño también en Tu Resurrección para que los hombres de todos los tiempos se den cuenta de Tu Poder Divino, porque nada ni nadie está sobre Ti. Tú eres Nuestro Dios, Tú eres Mi Hijo pero eres Mi Dios y Yo Soy Tu Sierva, Mi Hijito.

Te pido, Mi Pequeño, por todos los hombres, por todos aquellos que Te niegan, que Te blasfeman, que tratan de hacerTe desaparecer del corazón de los hombres. Te pido, Mi Pequeño, que aumentes la vida espiritual en aquellos que Te buscan, que Te añoran, que Te desean, que quieren estar unidos ya a Ti. Te pido, Mi pequeño, que alimentes a las almas desnutridas, aquellas que no han sabido alimentarse con el Alimento Divino, que es Tu Cuerpo y Tu Sangre. Te pido, Mi Pequeño, que por Tu Sangre Preciosa y Divina purifiques todos los corazones de las almas pasadas, presentes y futuras. Te pido, Pequeño, por un renacer espiritual de todo lo creado por Nuestro Padre, Nuestro Dios y Señor. Te pido, Mi Pequeño, que Tu Amor se implante en todos los corazones, que se dé ya el triunfo de Tu Amor y de Mi Amor para el bien de todos los hombres.

Te pido, Mi Hijito, que perdones a aquellos que tanto mal están haciendo entre los hombres, pero sobre todo que están tratando de destruir Tu Amor entre ellos, porque se han vuelto instrumentos de satanás. Toca su corazón, purifica su mente, dales luz, Tu Luz Divina, para que se den cuenta del error en el que viven y se disipen esas tinieblas de mal que no les permiten actuar en el bien.

Te pido, Mi Pequeño, Mi Divino Hijo, por la salvación de las almas. Tú Te diste por todos ellos y Te pido que ni una sola gota de Tu Sangre se pierda. Han sido creados por Tu Padre, Mi Dios y Señor, y Tú viniste a reparar el pecado de Adán y Eva. Tu Sangre Preciosa purifica todo, Santifica todo, Vivifica todo, no permitas que satanás se lleve a las almas que con Amor creó el Padre, Mi Señor y Mi Dios.

Tú, Mi Pequeño, vienes a reparar un pecado grave, que no se pierda nada de lo que le diste al hombre, ni una sola palabra se pierda, ni una sola gota de sangre, ni una sola gota de sudor de cuando ibas de pueblo en pueblo, de lugar en lugar, a llevar la Palabra salvadora, vivificadora, santificadora.

No permitas que el hombre se pierda. Los has creado con Tu Amor, llévalos a que recapaciten su error; que Mi Esposo, el Espíritu Santo, les dé vida nuevamente, les haga ver sus errores y los encamine nuevamente por el camino del Bien, por el camino de la Verdad, por el camino del Amor.

Gracias, Mi Pequeño. Gracias en Tu Santísima Trinidad por haberMe escogido como Sierva vuestra y gracias por haberMe dado esta Gracia de ser la Madre del Salvador, de ser la Madre del Verbo Encarnado.

Gracias. ¡Gracias, Mi Señor, en vuestra Santísima Trinidad! Gracias.