Jun 05_2020 Aunque os hayáis apartado por mucho tiempo de Mí, podéis todavía ganar el Reino de los Cielos.

Rosario matutino.

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Mensajes de Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Vírgen María a J. V.

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Primer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

 (Lenguas…) Hijitos Míos, cuando caminé entre los hombres, os dije alguna vez: Si vosotros, viendo las nubes podéis pronosticar el clima que vendrá, ahora, usando el Discernimiento, os deberéis dar cuenta también de lo que está por presentarse ante vosotros.

Hijitos Míos, estáis viendo tribulación alrededor de vosotros; tribulaciones, guerras, pestes, pero, sobre todo, falta de amor entre los hombres, apostasía, maldad, alejamiento totalmente de Mis Leyes y de Mi Amor.

Ya os había profetizado que, empezando los acontecimientos de la tribulación que se os viene, todo se iba a precipitar en acontecimientos para la gran purificación. Yo os sigo preparando alrededor del mundo, os sigo buscando, sois Mis hermanos, vine a salvaros, Me di por vosotros, y vosotros seguís distraídos con el mundo.

Satanás os ataca en forma descomunal y el hombre, por falta de Discernimiento, no quiere entender que estos son momentos previos a la gran tribulación, en donde algunos perderán la vida eterna y otros difícilmente la alcanzarán, y lo digo así, Mis pequeños, porque no estáis preparados para ganar plenamente el Reino de los Cielos. Os he dicho que Yo permito estos ataques de satanás, como los que estáis viviendo, para que de ahí saquéis un bien para vuestra salud espiritual, para vuestra conversión, para vuestro arrepentimiento, para volver a Mí.

¿De qué os han servido los bienes del mundo? Estáis perdiendo el Reino de los Cielos. Os habéis llenado de muchas cosas del mundo, os habéis distraído de vuestra misión, que es espiritual. Ahora estáis sufriendo todos. ¿De qué os sirven los grandes lujos? ¿El desperdicio de los bienes de este mundo, que utilizasteis como una exageración para vuestro bienestar? Aún podéis comprar el Cielo con los bienes que tenéis del mundo, al compartir de los bienes de este mundo con los más necesitados; Yo mismo compartía a los pobres de lo que los ricos Me daban.

Son tiempos todavía de reflexión para que vosotros podáis comprarMe el Cielo, Mis pequeños. Dad de lo vuestro con amor a los más necesitados, dad con amor de lo que tengáis para el bien de los pobres, y vosotros mismos, los que tenéis mucho, acercaos a Mí para el perdón de vuestras faltas. Mucho se os dio, pero poco habéis compartido.

La avaricia es una enfermedad del hombre. Queréis tener más, atesorar más; queréis sobresalir ante los demás por lo que tenéis en bienes materiales, y eso no os va a servir para ganar el Cielo. El Cielo se gana con amor, con la caridad que mostréis a vuestros hermanos, con el respeto a Mis Mandamientos, a Mis Leyes, así es como os ganáis el Cielo.

Estáis a momentos ya de las grandes tribulaciones. Todavía os quedan segundos para que podáis ganar el Cielo, para que lo compréis, dando a vuestros hermanos de lo que tenéis. Siempre, como os he dicho, de un mal con que os afecta satanás, Yo saco un bien. Recordad las obras de Misericordia en estos momentos, todos podéis acudir a ellas y hacer méritos para vuestra salvación. Tenéis las Sagradas Escrituras, repasadlas, llevadlas a vuestro corazón, y luego actuad según esa Sabiduría que se os ha dado.

Estáis muy alejados de las Verdades que se os han dado, y el mal se acerca estrepitosamente. La forma en que os podréis defender de todo ese mal es con Mi Amor, viviendo en Mi Amor, y así os defenderéis contra la maldad de satanás. No hay otra forma mejor que vivir en Mi Amor, darlo a vuestros hermanos, y vivir en agradecimiento pleno hacia todos los cuidados que se os dan para vuestra salvación.

Estos son momentos de reflexión para que crezcáis en Mis Verdades, no perdáis ya el tiempo, Mis pequeños, no penséis en un futuro lejano, no hagáis planes que no van a llegar a ser. Vivid el presente y tratad de sacar adelante ese presente de la mejor forma, llevando siempre Mi Amor en vuestro corazón.

No os imagináis, Mis pequeños, la gran tribulación que sufriréis, e insisto, no estáis preparados para lo que se viene. Tomad Mis Palabras, Mis pequeños, seriamente, ¡no estáis preparados para lo que se viene! Necesitáis más oración, más vida en penitencia, más acercamiento a Mis Verdades y, sobre todo, vivirlas ya entre vosotros.

Aunque os hayáis apartado por mucho tiempo de Mí, podéis todavía ganar el Reino de los Cielos. Recordad la parábola en donde le di un denario al que trabajó todo el día, y también al que trabajó por una hora. Mi Reino es para todos, pero debéis trabajar por Él, os lo debéis ganar con vuestro esfuerzo y viviendo en el amor.

Son momentos de actuar según lo que Yo os enseñé. Repasad esos momentos en las Sagradas Escrituras, hacedMe vivir nuevamente en vosotros, dejadMe vivir en vosotros. Fuisteis enviados a la Tierra a cambiar a este mundo de maldad, de desamor, por un mundo en el que se pueda vivir como se vive en el Cielo.

Os quedan segundos, como os dije, todavía podéis hacer algo por vuestro bien y por el de vuestros hermanos. Mi Amor os defenderá de la maldad de satanás, pero tenéis que poner de vuestra parte, tenéis que olvidaros de vosotros mismos, y debéis dejar que Yo, vuestro Señor, vuestro Dios, vuestro Redentor, viva en vosotros, para que os lleve a vivir eternamente en el Reino de los Cielos.

Gracias, Mis pequeños.

Tercer Misterio. Habla la Santísima Virgen

Sobre: AgradecedLe a vuestro Dios y Mi Señor el que os haya rescatado del mal, que os haya mantenido en el bien a lo largo de vuestra existencia y agradecedLe infinitamente el premio que se os dará por ser hijos fieles al amor de Nuestro Dios.

Visión: Veo a una mujer con dolores de parto que está por dar a luz, y la rodean, la rodean muchos demonios. Uno de ellos está muy cerca de ella, esperando a que nazca el bebé, y ella me dice que esto cumple con el capítulo 12 del Apocalipsis: La Mujer encinta con dolores de parto que va a dar a luz al bebé, al Mesías, al Salvador.

Mis pequeños, se sabía, se sentía, el momento en que tenía que venir el Mesías a la Tierra y Yo, Su humilde Sierva, sería la que recibiría en Mi vientre al Mesías, a Mi Dios, a vuestro Salvador. Satanás también sentía ese momento, ese momento que marcaba ya el fin de su poderío sobre la Creación. ¡Venía ya el Mesías! Estaba en Mi Vientre el Mesías, y Yo Lo estaba dando a luz para los hombres. ¡Venía ya la salvación a los hombres! ¡Feliz momento para el hombre! ¡Feliz momento en la eternidad! Feliz momento para ésta, Su Sierva, la Pequeña, la escogida para esta Gracia tan grande.

Desde el principio satanás Nos atacó, sabía Quién estaba en Mi Vientre, y él movía fuerzas malignas a Nuestro alrededor para atacarNos, primeramente con Herodes, y así, durante toda la vida de Mi Hijo sobre la Tierra, satanás Lo atacaba de una u otra forma para tratar de vencer a Aquel que lo arrojó del Cielo.

Fueron momentos difíciles para Nosotros, para Nuestra Sagrada Familia, el estar recibiendo esos ataques de satanás, pero la Gracia de Dios siempre Nos cubría, Nos protegía, Nos daba lo que necesitábamos, y esto mismo padecéis vosotros, los que estáis siguiendo a Mi Hijo, a vuestro Dios y Señor, a vuestro Salvador y Redentor. Satanás no pudo vencer a Mi Hijo y se fue contra vosotros, y por eso la humanidad ha vivido todos estos horrores a lo largo de su historia.

Estos son los últimos momentos que le quedan a satanás para vengarse de su error, porque fue su error por el que cayó y por el que fue echado del Cielo; su error le costó la Gloria, pero se quiere desquitar de vosotros que vivís en amor con Mi Hijo y con la Santísima Trinidad. Sus ataques se irán incrementando, pero estáis todos vosotros, los que buscáis vivir en la Gracia y en el Amor de Nuestro Dios y Señor, protegidos, como así Nos protegió también Mi Señor y Mi Dios. No desfallezcáis, manteneos firmes en Fe, en Gracia y en Amor, y así él no os vencerá.

Se os ha dicho que estáis viviendo momentos difíciles, pero más difíciles serán para aquellos que han hecho trato con satanás, que han sido traidores a la Gracia de Nuestro Dios, que le han dado la espalda a la Redención de Mi Hijo que tanto le costó y que tanto le dolió, precisamente por esas almas que iban a apostatar y que se iban a volver, algunos de ellos también, instrumentos de satanás.

Estos son tiempos de la separación del trigo y la cizaña, estos son tiempos para glorificar a las almas buenas y dar su merecido a las almas malas, las que no dieron fruto, o que su fruto corrompió a almas buenas.

Mis pequeños, ciertamente, como se os ha dicho, viviréis momentos difíciles, pero todo va a ser para vuestra purificación y para el engrandecimiento de vuestra alma ante Mi Dios y Señor, vuestro Redentor, para que seáis dignos de entrar en esos nuevos tiempos que se os darán, que se les darán a las almas buenas, a las almas que lucharon por mantener su fe, ¡su fe en Mi Hijo y en Su Amor!, que lo hicieron vida en su propio corazón.

Son tiempos de justicia. Los buenos tendrán su premio; los malos, que a pesar de que se les buscó por tanto tiempo para que se arrepintieran y regresaran al buen camino, y no lo quisieron hacer, tendrán su castigo. Todo en Mi Dios es Justo y Misericordioso, nada hay de malo en Él, todo es bondad infinita.

AgradecedLe a vuestro Dios y Mi Señor el que os haya rescatado del mal, que os haya mantenido en el bien a lo largo de vuestra existencia y agradecedLe infinitamente el premio que se os dará por ser hijos fieles al amor de Nuestro Dios.

Gracias, Mis pequeños.