Abr 03_2020 No os preocupéis de lo que esté sucediendo a vuestro alrededor, preocupaos si estáis aprovechando este tiempo, para crecer en santidad y podáis ganar el Reino de los Cielos. Eso sí os debe preocupar y se os está dando la oportunidad para que lo logréis.

Rosario vespertino – Mensaje ÚNICO

================================

Mensaje de la Santísima Virgen María a J. V.

================================

Habla la Santísima Virgen María

Hijitos Míos, os he pedido, ya varias veces, que no elucubréis, porque la mente es vuestro peor enemigo, os quita la paz. Vosotros mismos no os concentráis en lo que os debéis concentrar, que es la oración y la vida espiritual. Os dejáis llevar por lo que otros os dicen y perdéis el tiempo que, os he dicho, que no os pertenece, que le pertenece a vuestro Padre Dios, Mi Señor y Mi Dios.

Ya os había avisado, Mis pequeños, que así, cuando se empezaran a dar los acontecimientos, los demás vendrían como cascada, uno tras otro. ¿Qué vais a hacer, vosotros, cuando os suceda esto? Os volveréis locos, de seguro, porque tendréis tanto nerviosismo por aquello, por esto, por lo otro, que no haréis lo que debéis hacer.

La oración, Mis pequeños, es importantísima y satanás bien lo sabe y todos estos acontecimientos, os he dicho, son distractores, para que vosotros no os concentréis en lo que debéis hacer, que es la salvación de almas, reparación de vuestros pecados. Mi Hijo os pide que Lo acompañéis en estos momentos, recordando cuando Él se dio por vosotros.

Recordad que para Nuestro Dios y Señor, no hay tiempo. Lo que sucedió hace poco más de dos mil años, lo estaréis viviendo nuevamente. ¡Cuánto dolor!, tanto de Mi Hijo y para Mí Misma. ¡Cuánto dolor! Si para un padre o una madre, ver a sus hijos sufriendo, quizá, por un accidente, una enfermedad, sufrís, ahora, imaginadMe a Mí, vuestra Madre, viendo sufrir Al que os vino a salvar, Al que puro Bien y puro Amor derramó entre los hombres, al Inocente, Al Santo, Al Inmaculado, Al Dios hecho Hombre.

Los mismos sacerdotes, fariseos, manipularon al pueblo, para que gritaran: “crucifícaLe”, cuando una semana antes Lo estaban alabando con cantos, queriéndoLo hacer rey. ¡Qué cambiante es el hombre!, ¡qué manipulable es!, y esto es por no pedir, vosotros, Sabiduría y Discernimiento, que tanto os heMos dicho que pidáis.

Si vivierais con esa Sabiduría Divina, que se os otorga desde el Cielo, seríais inmutables, pensaríais, realmente, cómo os debéis conducir, sobre todo en momentos difíciles, que, ciertamente, se vendrán.

Todavía no estáis viviendo aquello que anunciado está. Sufriréis mucho que, ciertamente, servirá para vuestra propia purificación y para que os podáis ganar, ya sea el Cielo o los Nuevos Cielos y Tierras, para los que serán escogidos para la próxima generación por vivir.

Es un tesoro muy grande lo que se os dará, pero no estáis preparados para ganároslo. Los premios se ganan con el trabajo, con el sufrimiento, con la dedicación, con el amor y vosotros dejáis mucho qué desear. Por eso el resto fiel será muy pequeño, porque son muy pocas almas las que, realmente, han tomado en serio su vida y su compromiso para con Nuestro Dios.

Si hicierais un recuento, en este momento de vuestra existencia, ¿qué podríais ofrecerLe a Mi Hijo? Algunos diríais: tengo esto y aquello, lo compré con mi trabajo, casas, coches, riquezas, soy alguien importante en el mundo, pero nada de eso puede estar puesto en la balanza para ayudaros para que vuestra alma pueda ganarse el Cielo. Los bienes materiales no os sirven, al menos que los hayáis compartido con vuestros hermanos que no tienen de ellos.

La Caridad, el Amor, la ayuda espiritual, el ver por el hermano abatido, lo que son las obras de Misericordia. Ayudar al hermano que está próximo a morir, para que pueda ser preparado para que pueda entrar al Reino de los Cielos. Ayudar al desvalido. Tantas y tantas formas en que el amor puede, realmente, marcar vuestras acciones. Todo eso, sí se puede poner en la balanza de vuestro Juicio.

Todo esto que ahora sucede a vuestro alrededor, os da la oportunidad para que empecéis a actuar en el Amor, compartiendo bienes materiales o bienes espirituales, pero viendo por el bien de vuestros hermanos, como si vierais a Mi propio Hijo, pidiendo por ellos. Ciertamente, si Yo os dijera que, si vierais a Mi Hijo pidiéndoos algo, ni lo dudaríais, Lo ayudarías inmediatamente, entonces, ¿por qué no veis a Mi Hijo en vuestros hermanos? porque Él Mismo os lo ha pedido así, el que ayuda a alguno de sus hermanos es a Mí a quien ayuda.

Así pues, no veáis estos momentos como algo negativo, algo que os está causando un disturbio, un mal, vedlo como una oportunidad de que regreséis a lo que debéis ser, otros Cristos en este tiempo o ser aquellos hijos de Dios que entendisteis la lección que se os dejó hace un poco más de dos mil años, por el Ejemplo que Mi Hijo os dio y también, por la Palabra que os dio para que la hicierais vida.

Son tiempos de tribulación, ciertamente, porque anunciado está en las Sagradas Escrituras pero, también, son tiempos en que muchas almas se pueden salvar, gracias a la intercesión de vosotros, los que ya sabéis amar y si no, serán tiempos de enseñar a vuestros hermanos cómo se debe de vivir el verdadero amor fraterno.

Así que, no os preocupéis de lo que esté sucediendo a vuestro alrededor, preocupaos si estáis aprovechando este tiempo, para crecer en santidad y podáis ganar el Reino de los Cielos. Eso sí os debe preocupar y se os está dando la oportunidad para que lo logréis.

El mal, en la gran mayoría de los momentos, os va a traer un bien, aprovechad, pues, esta oportunidad para que mostréis a Mi Hijo, en vuestras acciones, en vuestras palabras, en vuestra vida.

Gracias, Mis pequeños.