Dic 17_19 El Nacimiento de vuestro Salvador es el mayor regalo que Yo os he podido dar, haber mandado a Mi Hijo, para que os abriera, nuevamente, las Puertas del Cielo.

Rosario vespertino – Mensaje ÚNICO

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Mensaje de Dios Padre a J. V.

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Primer Misterio. Habla Dios Padre.

(Lenguas…) Hijitos Míos, Soy vuestro Padre Dios, para muchos, estas Fiestas Navideñas, significa, solamente, un intercambio de regalos y todo queda en lo material, todo queda en lo superfluo, no hay un cambio de vuestro corazón hacia vuestros hermanos y menos en agradecimiento a Nuestra Santísima Trinidad por vuestra liberación, por vuestra salvación, por vuestro crecimiento espiritual, y es triste, triste, ver, cómo después de tantos años, después de estos siglos no ha habido gran cambio en vosotros. Se os ha dado mucho, y poco, muy poco habéis dado vosotros.

Ciertamente, Yo, como Padre Providente, continuamente os lleno de regalos, protejo a todos aquellos que Me lo piden, que tienen confianza en Mí, que están esperando Mi Providencia Divina para seguir caminando en el Mundo, cumpliendo con la misión que Yo os he encomendado. Mis hijos fieles, ciertamente, reciben continuamente Mis regalos, materiales y espirituales. Muchos, muchos de ellos, pueden sentir continuamente, Mi Presencia en ellos y en su vida. Ciertamente, Yo estoy Presente en la vida de cada uno de vosotros, pero muy pocos se dan cuenta de ello.

También, esta Navidad es un intercambio de regalos y termina al día siguiente, y es otro día y es un olvido más hacia Mí, vuestro Dios. Gozasteis unos momentos superfluos: luces bonitas, esferas, palabras bellas, deseos futuros, pero, ¿realmente, hicieron mella en vuestro corazón, realmente viene un cambio en vosotros, que amerite un crecimiento espiritual y que amerite Mis Regalos Divinos?

Sois Mis hijos, Yo os he dado el don de la vida y os cuido, porque sois Mis hijos. A buenos y a malos los protejo, los cubro con Mi Gracia, con Mis Bendiciones, os protejo de satanás. Sois Mis hijos y os amo, y por eso hago tanto por vosotros. Espero de vuestro corazón, que en algún momento volteé hacia Mí y, al haberos dado cuenta de todo lo que habéis recibido a lo largo de vuestra existencia, Yo pueda recibir, de parte de vosotros, un agradecimiento, un “gracias” de todo corazón, pero que salga de lo más profundo de vuestro corazón y que incluya toda vuestra vida, agradeciéndoMe todo, todo lo que habéis recibido de Mí, de lo que os disteis cuenta y de lo que no os disteis cuenta. Deseo ese detalle de amor de parte vuestro, que de muy pocos lo recibo, a pesar de que todos vosotros sois Mis hijos y Mis Bendiciones caen para todos, pero no en todos dan los mismos frutos.

Esta Navidad, acaso, ¿va a ser igual que las otras Navidades?, ¿lo pasaréis, nada más en lo superfluo?, ¿Me invitaréis a vuestra reunión, a vuestra Cena o a vuestra Comida?, ¿estaré, realmente, Yo, en Mi Santísima Trinidad, o, al menos, representando Mi Hijo, Mi Pequeño Bebé, a Mi Santísima Trinidad, y a través de Él Yo vaya recibiendo, también, esas alegrías, esos agradecimientos, esas sonrisas de vuestros pequeños, y así, todos reunidos, vosotros Conmigo, paseMos estos días, verdaderamente, en santidad?

¡Cómo quisiera que Me tomarais en cuenta en estos días que fue el principio de vuestra liberación! El Nacimiento de vuestro Salvador es el mayor regalo que Yo os he podido dar, haber mandado a Mi Hijo, para que os abriera, nuevamente, las Puertas del Cielo. Se dio en totalidad por vosotros, vino a sufrir entre los hombres y lo digo así, porque satanás estaba atrás de todo esto, satanás no permitía que el hombre gozara el gran regalo que Yo os daba, pero entre ese sufrimiento de Mi Hijo, había una gran alegría y Él lo sabía y seguía agradeciéndoMe a Mí, vuestro Padre, que Lo hubiera enviado para abriros, a todos vosotros, las Puertas del Cielo, pero no todos lo han aprovechado.

Vais a celebrar, nuevamente, este aniversario de vuestra liberación, ¿cuántos de vosotros Me vais a agradecer eso? Es un misterio grande, Divino, y que solamente, Yo, vuestro Dios, podía liberaros del Pecado tan grande de vuestros Primeros Padres, y por eso, os mandé a Mi Hijo, en Mi Segunda Persona de Mi Trinidad. Es un Regalo inmenso, inconmensurable, el que hayáis tenido la Presencia de Mi Hijo entre vosotros, el que haya nacido para vuestra liberación, para vuestro crecimiento espiritual, para el perdón de vuestros pecados, para recibir, nuevamente, Mis Bendiciones inmensas, inconmensurables, que día a día derramo, sobre todo lo Creado y especialmente en vosotros, que sois Mis hijos y, ¿cuántos de vosotros, realmente, Me agradecéis por todo esto?

Es bueno que agradezcáis a vuestras amistades, a vuestros hermanos, a los más cercanos a vosotros, por los regalos que os dan, por el bien que os desean, por esos momentos de felicidad que tendréis reunidos en familia, eso es bueno, porque es unión familiar, pero ¿estaré Yo, vuestro Padre, en vuestra reunión familiar? Pocos, muy pocos se acuerdan de invitarNos, de tenerNos presentes en el amor que se produce en vuestras reuniones.

Yo, que os estoy dando el Regalo más grande, no Me lo agradecéis, porque no os habéis puesto a meditar en ello. Debéis meditarlo, Mis pequeños, porque Me lo merezco, Me merezco todos vuestros agradecimientos, vuestras alegrías, os ayudo a triunfar espiritualmente en vuestra vida, para que se dé, eso que os vino a dar Mi Hijo, la salvación de vuestra alma.

Muchos de vosotros no vivís para ello, no hacéis crecer a vuestra alma a niveles altos, a niveles espirituales, con los cuales Yo Me congratule con vosotros. Vivís mediocremente en lo espiritual y eso Me entristece, porque, para todo el tiempo que ha pasado, desde la donación de Mi Hijo, hace un poco más de dos mil años, debierais estar viviendo a niveles muy altos en lo espiritual, pero le habéis hecho más caso a satanás, os ha hecho olvidar a qué vino Mi Hijo a la Tierra, os ha hecho olvidar éste Regalo tan grande que celebráis año tras año, pero que ya no hace mella en los corazones.

Vuestro corazón se está volviendo de piedra, vuestro corazón ya no sabe amarMe, vuestro corazón empieza a quedar encadenado, nuevamente, en el pecado. Fuisteis liberados por Mi Hijo, Le pedí que bajara a liberaros y preferisteis el seguir encadenados en el pecado. No es justo, Mis pequeños, que hagáis esto con vuestro Dios, mucho se os ha dado y muy poco se ha recogido.

Gracias, Mis pequeños.