Mzo 12_19 Hay mucha oración y rezos vacíos, sobre todo, en los rezos. Se repiten palabras, en vuestras mismas intenciones, no se pone el corazón.

Rosario vespertino-Mensaje ÚNICO

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Mensaje de Dios Padre a J. V.

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Primer Misterio. Habla Dios Padre.

Sobre: Os vuelvo a decir, son apremiantes estos momentos, y esto es para que os preparéis en vuestra alma, que preparéis vuestro ser ante Mi Presencia, ¿cómo os presentaréis ante Mí, cuando dejéis este mundo? No os digo esto para asustaros, pero sí, para que os preparéis.

Hijitos Míos, los tiempos son apremiantes, quiero insistiros en la oración. Os he dicho, tantas veces, que es la forma en que nos podeMos comunicar de Padre a hijo, de hijo a Padre.

Mis pequeños, los tiempos que estáis viviendo, son tiempos en los cuales estáis viendo la maldad de satanás desatada por todos lados. Aun aquellos que antes no creían que esto pudiera pasar, ahora, como que ya empiezan a reaccionar y a empezar a creer en lo que se os había anunciado, de mucho tiempo atrás. Y os vuelvo a decir, son apremiantes estos momentos, y esto es para que os preparéis en vuestra alma, que preparéis vuestro ser ante Mi Presencia, ¿cómo os presentaréis ante Mí, cuando dejéis este mundo? No os digo esto para asustaros, pero sí, para que os preparéis.

Leéis en el Antiguo Testamento, en la época del Diluvio, cómo fui avisando a la humanidad de ese cambio, de ese corte de la humanidad y, sí, ciertamente, así como fue en aquél tiempo, habrá ahora, también, un corte. Lo malo se irá, lo bueno quedará, pero, de los que se van, ¿se salvarán todos, os salvaréis cada uno de vosotros?

Esto os lo digo para que reflexionéis, entréis en vuestro interior y os pongáis ante Mi Presencia, y esto lo hagáis honestamente, con el corazón en la mano. Así como estáis ahorita, ¿os creéis dignos de estar ante Mi Presencia y que os podáis ganar el Reino de los Cielos?

Mucho se oye por aquí y por allá, si fuera una persona, o si fuera la hablada de un cierto grupo, quizá podríais dudarlo, pero he permitido que todo esto se sepa, alrededor del Mundo, que el cambio que se viene es fuerte, y se eliminará una gran parte de toda la Tierra y aun del Universo entero.

La maldad ha llegado a límites muy altos. Las almas justas, las almas buenas, las almas que están Conmigo, Me piden, de todo corazón, que se venga, ya este cambio, porque no soportan tanto mal.

Yo, como Dios, Todo Bondad, Todo Amor, Me duele, Me duele ver a esta humanidad, esta generación, que pudo haber sido grande, porque mucho se os dio, pero no respondisteis, como Yo hubiera querido. Preferisteis vivir para el mal, y esto tiene sus consecuencias. Os he dicho que los que estáis Conmigo, seréis cuidados, seréis protegidos, seréis, también, purificados, pero para iniciar un Nuevo Mundo con vosotros. Las almas que no quieren entender, las que han llenado su corazón de maldad y, además, causan maldad a su alrededor, serán eliminadas, porque Mi Nuevo Reino se dará sobre la Tierra, y no puedo dejar un alma que haya causado graves daños en la generación anterior, que será eliminada.

Os quiero decir, ya, todo esto claro: Si os da miedo, si os da terror el escuchar estas Palabras, es porque no estáis cerca de Mí, es porque no confiáis en Mi Misericordia, en Mi Amor Infinito, los cuales se derraman sobre las almas buenas. Las almas que Me buscan, las almas que están Conmigo, que Me han tenido por años o a lo largo de toda su existencia, Me conocen, conocen Mi Bondad, conocen Mi Perdón, conocen Mi Misericordia y no se alarman por todo esto que os digo, al contrario, buscan y piden, ya, este cambio, porque reconocen que sufro Yo, en Mi Santísima Trinidad, por todos vuestros pecados.

Yo os creé con amor, os creé para que gozarais, y la Creación, para que la levantarais, para que la cuidarais y por ello, Me dierais las gracias porque, a través de ella, Yo os iba a seguir cuidando, protegiéndoos y dándoos todo lo necesario para vuestra subsistencia aquí en la Tierra. Pero hicisteis todo lo contrario, preferisteis venderos a satanás, seguirle a él, con sus mentiras, preferisteis destruir almas, con vuestro mal ejemplo, con vuestras malas palabras, con vuestro mal ejemplo dentro de vuestra familia y en la sociedad, ¿qué esperáis, pues, como respuesta Mía hacia vosotros? Fuisteis como un cáncer entre los hombres, destruisteis, en lugar de ser un alivio para todos aquellos que estuvieran a vuestro alrededor.

Los que están Conmigo, al llenarse de Mí, transmiten Mi Amor a los que están a su alrededor y aún más allá. Los que están Conmigo, producen vida, salvan almas, hacen crecer a las almas en Fe, en Amor, son almas caritativas, buenas, son aceptados por la mayoría de sus hermanos, ciertamente, no así, a los que están trabajando para satanás.

Aquellos que están Conmigo, tienen todo Mi Beneplácito, los consiento, porque ellas cuidan de Mi Amor en los corazones de los hombres, les hablan de Mí, les hablan de Mis Palabras, de Mis Enseñanzas, de Mis Milagros. Amo a estas almas que están Conmigo, porque Yo Me puedo hacer presente ante los hombres, a través de ellas, a través de sus palabras, de su ejemplo, de su vida diaria.

La oración, como os dije, es la forma en que Yo Me comunico con el hombre y el hombre se comunica Conmigo. Pero, hay mucha oración y rezos vacíos, sobre todo, en los rezos. Se repiten palabras, en vuestras mismas intenciones, no se pone el corazón. Son palabras vacías, ideas, que podrían ser buenas, pero que no llegan a materializarse, porque el corazón de quien pide, no está en estas peticiones que se Me hacen.

Os he dicho en las Escrituras, que el Amor, la Fe, la Esperanza, mueven montañas. Cuando confiáis en Mí, es en Fe y Me pedís que se os dé algo, y tenéis la Esperanza de que se logre. Cuando pedís, debéis hacerlo con el corazón, poneos en el lugar de aquél que sufre, de aquél que necesita de vuestra oración, de aquél que necesita que Yo le alivie de sus padecimientos, dolores o penas. Que cada palabra que digáis, que cada pensamiento que hagáis por el bien de otra persona, llegue hasta vuestro corazón, que meditéis bien lo que estáis haciendo y pidiendo, a través de la oración. Que, realmente, sintáis el dolor de vuestros hermanos, que sintáis, también, Mi Dolor, por aquellos que sufren, por aquellos por los que estáis pidiendo, pero, también, sintáis Mi Alegría, de saber que estáis confiando en Mí y que Me estáis pidiendo a Mí, vuestro Dios, que os ayude, porque sabéis que todo lo puedo. Esa Fe y el amor que tengáis por vuestros hermanos, es lo que Me mueve a realizar el Milagro que vosotros necesitéis o la ayuda que pidáis para vuestros hermanos.

Casi nadie medita sobre Mis Dolores, causados por vuestras malas acciones, por vuestros pecados; sufro por vuestra maldad, pero más sufro por vuestra traición. Fuisteis creados para ser amados por Mí, pero, también, para que vosotros Me amarais por todos los bienes que recibís desde el momento de vuestra concepción. Además, hay almas que, a pesar de que reciben Nuestras Bendiciones a lo largo de toda su existencia, esperaMos, en Nuestra Santísima Trinidad, ese momento que tengáis de reflexión, en donde os deis cuenta de todos los bienes otorgados por Nosotros, y escucheMos: “Gracias, Mi Dios, por todo lo que me has dado”. O ¿acaso creéis que todo lo que tenéis, que todo lo bueno que tenéis, a lo largo de vuestra existencia, se dio de repente, porque así tenía que ser?

Estáis en un error, Mis pequeños, Yo os voy acompañando, a lo largo de vuestra existencia, aunque no Me lo pidáis, porque Soy vuestro Dios, y os amo, pero más cuido a aquellos, que saben que Yo os cuido y Me lo agradecen.

No os imagináis cómo Me alegra el escuchar vuestros agradecimientos, porque cuando Me agradecéis, estáis conscientes de haber recibido un bien por parte Mía y, con ello, Me estáis poniendo en vuestra mente y en vuestro corazón, y eso, Me alegra mucho, Mis pequeños.

Es doloroso, ciertamente, muy doloroso, que Yo Me acerque al hombre como un mendigo, esperando recibir unas palabras bonitas, un agradecimiento salido de vuestro corazón, y esto es algo, no muy común en el hombre.

Vivís para vosotros mismos, Yo no existo en la mayoría de vosotros, y eso Me duele, Mis pequeños, porque vuestra vida está en Mis Manos. Si Yo actuara como vosotros, con esa maldad que tenéis en vuestro corazón, hace tiempo habríais sido ya eliminados de la Tierra.

Meditad esto bien, Mis pequeños, porque por vuestros pecados, por vuestras faltas, por todos los dolores que Le habéis causado a Mi Sacratísimo Corazón, os mereceríais, ya, el Infierno, pero Yo espero y espero y sigo esperando que en algún momento reaccionéis, que en algún momento cuando Mi Gracia está cayendo sobre vosotros, reaccionéis y os arrepintáis y con ello, os pueda dar Mi Reino, vuestro regreso a la Casa Celestial.

Vosotros, en lugar de reaccionar de esta forma, arrepintiéndoos de vuestros pecados, pidiendo perdón por todo el daño que Nos habéis causado, hacéis todo lo contrario, os habéis vendido a satanás y causáis mucho dolor, maldad, muerte a vuestro alrededor.

Preguntaos, ¿cómo estáis viviendo, merecéis el Cielo o el Infierno?, y os pregunto esto, porque muchos dudáis de su existencia. Aún entre Mis consagrados, dudan de la existencia del Infierno y, también, del Cielo y os digo que, realmente, existen y si os falta Fe, y no os queréis arrepentir y regresar al Bien, padeceréis eternamente, en ese lugar que es el Infierno y que, tontamente, y por necedad, negáis.

Apresuraos, pues, a mantener vuestra alma pura, limpia de todo pecado, a través del arrepentimiento y del perdón, por medio de la confesión.

Os he dado muchas oportunidades ya, muchos avisos alrededor del mundo, de que el cambio es inminente y que los dolores serán muy fuertes; si no queréis creer, mayormente sufriréis.

Os bendigo, Mis pequeños, y que la Luz de Mi Santo Espíritu os ilumine y seáis receptivos a la Verdad que se os ha dado.

Gracias, Mis pequeños.