Mzo 05_19 Que toda esta Sabiduría, que todo este crecimiento espiritual que podéis lograr en este tiempo de reflexión, os lleve a la muerte, sí, a la muerte de vuestros pecados.

Rosario vespertino-Mensaje ÚNICO.

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Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

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Primer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.

Sobre: Eso es lo que quiero ver en vosotros, al finalizar este tiempo de Cuaresma, nuevos seres humanos, llenos de Mi Vida, siendo otros Cristos, como tanto os he pedido que seáis.

Hijitos Míos, mañana empezaréis ese periodo grande, fuerte, bello dentro de la Iglesia, que es la Cuaresma, Mis pequeños.

A muchos no les dice nada este periodo, a otros, les toca el corazón, hay otros que, realmente, lo utilizan para un verdadero cambio.

Este periodo, Mis pequeños, os debe recordar todo lo que Yo hice por vosotros. Vine a la Tierra, obedeciendo a Mi Padre y, aquí, una gran Virtud que todos debéis copiar, el obedecer, principalmente, a Mi Padre, que es vuestro Padre, a obedecerNos, en Nuestra Santísima Trinidad. Otra gran Virtud, la Humildad; Yo, siendo Dios, Todopoderoso, Inmenso, Santísimo, Me hice pequeñito, para poder igualarMe con vosotros, no llegar como un Rey poderoso, soberbio, mandón, al que todo el mundo le debiera rendir pleitesía, no, Me hice pequeñito, como vosotros, para igualarMe con vosotros en lo físico, más no en lo espiritual.

Os vine a traer, también, Mi Sabiduría, la Sabiduría de la Santísima Trinidad. Vivís en tinieblas. Cuando Me presenté en la Tierra, las tinieblas afectaban, prácticamente, en totalidad, la espiritualidad de vuestros hermanos de ese tiempo.

Por orden de Mi Padre, vuestro Padre y vuestro Dios, vine a traeros la Sabiduría que se vive en el Cielo, Sabiduría Santa y Bella, muy diferente a lo que le llamáis, vosotros, inteligencia humana. La Sabiduría Divina, os hace crecer, verdaderamente, en lo espiritual. Y os la traje gratuitamente, Mis pequeños.

Ahora compráis libros, muchos libros, que os hacen crecer en conocimiento e inteligencia humana, pero no hay esa vida espiritual en estos libros, no os elevan a la espiritualidad a la que vosotros estáis llamados.

Pero más que todo, lo que os vine a traer, fue el Amor, el Amor que se vive en el Reino de los Cielos. Ciertamente, en Mí, están presentes todas las Virtudes, Carismas, Dones, porque Soy vuestro Dios, pero no vine en una posición soberbia; como os dije, todo os lo fui enseñando, poco a poco, en la sencillez y en la Humildad, en la que vosotros, también, debéis vivir y crecer.

La soberbia, a la que os lleva satanás, os hace hacer a un lado todo lo que Yo os traje. Os lleva a vivir de las cosas del mundo, que, ciertamente, cuando son tomadas en el bien, tomadas y agradecidas para quien os la dio, que es Mi Padre, vuestro Padre y vuestro Dios, son buenas, porque todo lo que Nosotros creaMos, en Nuestra Santísima Trinidad, todo es Bueno, siempre y cuando, estén respaldadas éstas Enseñanzas en la Humildad, en el Amor y en la Sabiduría, que solamente viene de Nosotros, Sabiduría Divina.

Cuando vuestro conocimiento está basado en la soberbia, en la posesión de lo material, para llenaros de lo material, para aprovecharos de vuestros hermanos, para tener vosotros más de lo material, eso no es bueno, en lugar de elevaros a Nuestras alturas Divinas, al contrario, os hundís, como si llevarais un yunque y estuvierais en el mar, éste yunque os llevaría hasta las profundidades y moriríais, si no os deshicierais de ese peso tan grave y, quizá, también, os podría decir, que en lugar de ese yunque, podrían ser bolsas de oro. Que así sois muchos de vosotros, os llenáis de posesiones valiosas del mundo y no las queréis soltar y os vais hundiendo en las aguas, en el fango y no las queréis soltar, hasta que os ahogáis.

Así os lleva satanás al pecado, con las cosas del mundo, él hace que os llenéis de ellas, pero no para bien, sino para mal. Os envuelve de tal forma, que os hace creer que necesitáis de las cosas del mundo, de los valores que debéis utilizar para bien, de una forma enfermiza, os lleva a que los atesoréis con avaricia, y así os va a hundir, os va a matar.

Como os decía, éste tiempo de Cuaresma, es un tiempo de reflexión valiosísimo, para cada uno de vosotros.

Ved, ahora, las Virtudes que Yo os fui mostrando a lo largo de Mi existencia en la Tierra. Desde Mi Concepción, Mi crecimiento, en ese tiempo oculto, en el que fui un Niño, era un Niño más en el pueblo, pero obedeciendo a Mis padres de la Tierra, e internamente, obedeciendo a Mi Padre del Cielo, sin mostrar, prácticamente, nada de Mi Vida Divina. Eso, Mis pequeños, fue obediencia a Mi Padre y, también, fue obediencia y crecimiento, dentro de lo humano, para Mis padres de la Tierra.

Para muchos de vosotros, la obediencia, es un acto difícil, ya ni lo tomáis en cuenta, no hay humildad, ya, en vuestra vida ni en vuestros actos. Os queréis imponer a toda costa, en cualquier lugar en el que estéis, creyendo que, con eso, se os va a respetar. Imponéis vuestras ideas, os imponéis ante vuestros hermanos, porque tenéis más bienes de la Tierra, y no bienes del Cielo. Os creéis fuertes, porque tenéis mucho dinero y, con él compráis, hasta lo que no es bueno para vuestro crecimiento espiritual.

El mal os lleva a imponeros. Creéis que vuestra palabra es la que vale, porque está respaldada por vuestras posesiones humanas, que no tienen nada de Sabiduría Divina y, así, vais creciendo en el error y, así, se van dando en los pueblos, en las autoridades, esa vida de error, que lleva a los pueblos a la decadencia, humana y espiritual. Cuando estáis llenos de esa vida humana, vais destruyendo a todos los que os rodean, empezando con vuestra familia.

Yo Nací dentro de una familia. El núcleo familiar es algo grande, importantísimo, para el crecimiento espiritual. Yo pude haber aparecido de repente ante los hombres y mostrarMe como su Dios y su Salvador, y otra hubiera sido la historia de Mi Presencia en el mundo. Quizá, no estaría tan llena de valores, como Yo os di de Ejemplo, viniendo como vine. Nací en una Familia, crecí en una Familia y de esa Familia pequeñita, hice toda una Familia Universal, para enseñaros lo que se vive en el Cielo, al compartiros la Sabiduría Divina, al llevaros hacia Mí, levantándoos del fango en el que vivían vuestros hermanos, en el que vivís, también, actualmente.

La familia es un núcleo santo, creado por Nosotros, en Nuestra Santísima Trinidad, es el comienzo y el principio de las Virtudes, es la base de vuestra espiritualidad.

Os he mostrado toda una Vida de donación, Yo viví para vosotros, crecía dándoos un gran Ejemplo en lo que debe ser la vida del hombre, llena de Virtudes, llena de donación y, sobre todo, colmada de Amor. Si en vuestros actos no hay amor, no sirven para vuestro crecimiento espiritual.

El Amor lo es todo, Mis pequeños, por Amor vine por vosotros y, por Amor, Morí por vosotros, y por un gran Amor, Resucité, también, para vosotros, para enseñaros, a que, vivir ni sin Mí, no podréis resucitar para el Reino de Dios.

Satanás os lleva a vivir en el error, a destruir vidas, a crecer en la idolatría y, esto es, viviendo para las cosas del mundo, llenándoos de ídolos, que os hunden, que no os llevan a un crecimiento verdadero de vuestra alma, y, después de engañaros toda vuestra existencia, os lleva a una muerte eterna, porque no crecisteis ni vivisteis para el Cielo, crecisteis y moristeis para el mundo, para vuestro egoísmo, para vuestra maldad, para incrementar vuestras posesiones, que muchas de ellas, hasta manchadas de sangre están.

Yo os vine a dar todo en lo espiritual, os di Mi Vida entera. De lo material que tenía, de lo poco que tenía, lo daba, también, a aquellos que Me seguían. Os viene a mostrar, que no sólo de pan vive el hombre, que no os llenéis de las cosas del mundo y, a veces, de una forma enfermiza; el estar añorando, continuamente, el buscar las cosas del mundo, hasta de una forma enfermiza y mala.

Os vine a mostrar que cuando estéis en los momentos difíciles y, hasta imposibles, a los ojos del hombre, podréis tener el pan, el pan que necesitáis para alimentar vuestro cuerpo y, también, del Pan que os va a hacer crecer espiritualmente. Varias veces le di de comer a cientos, a miles de personas, sin tener nada y, a través de Mis Milagros, les demostré que buscándoMe, pueden tener todo, aun cuando se vea imposible el obtener algo. Estando Conmigo, lo podréis obtener, como la multiplicación de los peces y los panes. No había dinero para comprar alimento para tantas miles de personas y el Milagro lo dio todo.

Mis Milagros, a los cuales también tenéis derecho cada uno de vosotros, se obtienen en la Fe. Alivié toda clase de enfermedades, levanté muertos, caminaron los lisiados, hablaron los mudos, vieron los ciegos, las carnes de los leprosos, curaron, y mucho más obtuvieron en aquél tiempo vuestros hermanos,para que quedara plasmado en las Escrituras y, para que los hombres de este tiempo pudieran, también, tener de esos Milagros, que os pertenecen y que se dan a través de la Fe.

Ellos Me veían y Me pedían, directamente, Yo les daba de lo que necesitaban. Ahora estáis en mejor posición, Mis pequeños, porque la Fe mueve montañas, no Me veis, como Me vieron en aquél tiempo, pero sabéis que estoy Vivo y que os puedo dar lo que necesitéis, siempre y cuando, haya Fe en vuestro corazón, una Fe inmensa, una Fe que mueva montañas. Podéis obtener todo, pero no lo pedís, o no creéis lo suficiente para mover mi Corazón y poder haceros el Milagro que necesitáis cada uno de vosotros.

Yo sigo Vivo entre vosotros, sigo caminando, como caminé en ese tiempo, os sigo enseñando, como enseñé en ese tiempo, sigo haciendo Milagros, como los hice en aquél tiempo, pero, también, sigo sufriendo, como sufrí en ese tiempo.

Yo, vuestro Dios, Yo, el Dios del Amor, Yo, la Palabra Divina que vine a la Tierra a enseñaros los bienes del Cielo, Yo, la Sabiduría Divina, fui atacado, continuamente, por los que se creían grandes, poderosos y que, al final, fueron los que Me Crucificaron, los que Me asesinaron, los que ya no querían escuchar la Verdad, porque ellos habían transmitido tanta mentira que con ella, se aprovechaban del pueblo, un pueblo, al que mantenían con una cultura ínfima, para que no supieran pedir, o más bien, exigir la Verdad que estaba en las Escrituras y que, solamente, algunos podían leerlas.

Estáis viviendo lo mismo, Mis pequeños, pero, ahora, vuestro pecado es mayor, vuestros ataques son mayores, los dolores que Me causáis ahora, son peores que en aquél tiempo. Como os decía, en aquél tiempo, la gran mayoría de los hombres no tenían acceso a las Escrituras, no sabían leer y los mantenían así, para que no se dieran cuenta de la Verdad.

Ahora tenéis las Escrituras y cualquiera puede obtenerlas y alimentarse de la misma Vida que Yo, personalmente, os vine a dar.

Las tenéis, las Sagradas Escrituras a vuestro alcance, pero no, no queréis crecer espiritualmente. Tenéis las Sagradas Escrituras, la Biblia, como un adorno más en vuestro hogar, pero no como el Libro más importante que existe sobre la Tierra, porque es Palabra Divina.

Podéis tener acceso a Mis Milagros, pero no, preferís gastar miles y miles de pesos en un hospital caro y éste sólo se va a aprovechar de vuestros recursos, porque el hombre, sigue buscando más la riqueza y no actúan en la Verdad, os quitan lo que poseéis y no os recuperáis de la salud que buscáis, pero no venís a Mí a pedir, con humildad, con amor y con una Fe absoluta, un milagro para bien vuestro o para los vuestros.

Tenéis tantos ejemplos en las Sagradas Escrituras, que si los tomarais y los vivierais, vuestra espiritualidad crecería inmensamente.

Este es un tiempo de reflexión, un tiempo en el cual podéis crecer espiritualmente, de una manera infinita. Sí, Mis pequeños, infinita, porque al momento en que vosotros Me abráis vuestro corazón y confiéis plenamente en Mí, vuestro Dios, en que puedo daros lo que necesitáis, esa Fe, os lleva a que Yo Viva en vosotros y, cuando Yo Vivo en un corazón sencillo, humilde y confiado, Me derramo en Bendiciones, en Sabiduría y sobre todo, en Amor.

Venid, pues, a Mí, Mis pequeños, y que toda esta Sabiduría, que todo este crecimiento espiritual que podéis lograr en este tiempo de reflexión, os lleve a la muerte, sí, a la muerte de vuestros pecados, a la muerte de todo lo malo que habéis vivido, de todos vuestros errores, de toda vuestra maldad, que os lleve a que el hombre viejo, que es el que habéis vosotros vivido, al que hicisteis crecer con errores, con maldades, muera, junto Conmigo, en la Cruz.

Uníos a Mí en todos Mis padecimientos en Mis dolores. CompartidMe vuestra vida, dejad todo lo malo que vosotros habéis atesorado durante vuestra vida. Uníos a Mi en la Cruz, llorad vuestros errores, llorad vuestra maldad, llorad por todo lo malo que hicisteis contra vuestros hermanos pero, sobre todo, llorad por todo el dolor que Me habéis causado, en Mi Santísima Trinidad, a lo largo de vuestra existencia.

Y Ya que hayáis llorado, que hayáis muerto a vuestros pecados, a vuestra maldad, a toda una vida de error, vendréis Conmigo y ResucitareMos juntos y seréis esos hombres nuevos que necesito ver en cada uno de vosotros, hombres limpios, santos, bellos, hombres y mujeres llenos de Virtud, de amor hacia Nosotros y hacia vuestros hermanos. Eso es lo que quiero ver en vosotros, al finalizar este tiempo de Cuaresma, nuevos seres humanos, llenos de Mi Vida, siendo otros Cristos, como tanto os he pedido que seáis Cristos Resucitados, que caminarán sobre la Tierra, pero ya con otra mentalidad, con otra espiritualidad, con una obediencia total hacia Nosotros, con una humildad que va a renacer en vosotros, al acompañarMe en este tiempo de reflexión, pero sobre todo, con un amor de donación por vuestros hermanos, porque tendréis el deseo grande, por el que Yo bajé a serviros a todos vosotros, a enseñaros de los bienes del Cielo y a resucitar Conmigo a una nueva vida, a la que estáis todos llamados y que se os dará, si tenéis esa Fe, que tanto os he pedido tengáis, para que ocupéis, en el Reino de los Cielos, el lugar que está preparado para cada uno de vosotros.

Os bendigo, Mis pequeños, y tomaré este tiempo de Cuaresma como un tiempo de nueva vida para vuestra alma, para todo vuestro ser.

Gracias, Mis pequeños.