Mayo 19_08 Una característica importante en la oración, debe ser la constancia y la insistencia.

.

Mensaje.

Mensaje de Dios Padre a J. V.

Habla Dios Padre,
Hijitos Míos, una característica importante en la oración, debe ser la constancia y la insistencia.

Mis pequeños, recordad el pasaje de las Escrituras en donde la viuda insiste para que se le haga justicia, no fue ni a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera vez cuando se le hizo justicia, fueron muchas veces las que tuvo que insistir ante las autoridades para que se le hiciera justicia.

Ciertamente que escucho vuestra oración y vuestras necesidades y de antemano sé lo que necesitáis, Mis pequeños, pero el hecho de que os pida a todos vosotros que insistáis y que sea constante vuestra oración, es que la hagáis de corazón porque, ciertamente, sois muy distraídos y podréis hacer vuestra oración de labios para afuera pero, cuando vuestro oración viene desde lo más profundo de vuestra corazón, si vuestra oración, siendo de intersección, vosotros os ponéis como primera persona de ésa necesidad y la pedís como si fuera para vosotros mismos, es cuando Yo haré más caso de vuestra oración, porque ya sentisteis la necesidad de vuestros hermanos y es cuando, realmente, vuestra petición ya alcanzó el estado de Fe que se necesita para que ésta obtenga su respuesta.

Sí, Mis pequeños, os he dicho muchas veces que sois muy distraídos y vuestras oraciones, vuestras peticiones, vuestra intercesión, pueden estar hechas muy a la ligera, de tal forma que no alcanzan ni ese deseo de amor por la ayuda de vuestros hermanos o ni aún por ése estado de Fe al que necesitáis llegar para obtener Mi Gracia sobre vosotros ó sobre los vuestros. Os he dicho que, con una Fe grande, podéis obtener todo y lograr milagros, pero necesitáis llegar a ésa profundidad de Fe y a ésa profundidad de amor, para que todo lo que pidáis y necesitéis se logre.

Todo esto, Mis pequeños, os lo digo para que estéis muy concientes de que Mi Gracia es muy importante, más importante que vuestras necesidades, porque el alcanzar Mi Gracia y Mis Bendiciones necesitan tener una Fe grande y un amor infinitos. Ya no sois pequeños, ya no sois niños, como para que no os deis cuenta de lo que es una Bendición Mía sobre vosotros. No estáis comprando un dulce barato ni un regalo de niño, esto os lo digo para que apreciéis realmente lo que es Mi Gracia, Mi Amor y Mis Bendiciones sobre vosotros.

Leed en las Escrituras y desde el Antiguo Testamento, todo lo que en la antigüedad se hacía para obtener Mis Bendiciones. Todos los ritos que se llevaban a cabo, a veces días enteros, con sus noches, en sacrificios, oraciones, ayunos, con tal de obtener, para todo un pueblo, Mi Bendición.

Entended esto y meditadlo, cómo se apreciaba realmente y cómo se veía, en ése tiempo, lo que Mi Bendición, sobre alguien ó sobre un pueblo, valía. Tenía que haber toda una preparación fuerte de parte del hombre, una donación total para obtener Mi Gracia y Mis regalos infinitos. Y ahora vosotros creéis que solamente con rezar ligeramente un Ave María, un Padrenuestro o decir una jaculatoria será suficiente para obtener Mis Bendiciones. Ciertamente, Soy vuestro Padre y os amo infinitamente, pero debéis valorar lo que viene de Mí y debéis luchar por obtenerlo. Aquél al que le cuesta obtener las cosas, el que tiene que trabajar duro para obtener algo ó que tiene que luchar fuertemente por algo, aprecia lo que luego recibe. Si vosotros creéis que solamente con dar muy poco obtendréis grandes regalos, estáis muy equivocados. Trabajad fuerte en vuestra Fe, en vuestro amor, en vuestra donación, para que podáis obtener lo que necesitéis y os puedo asegurar que os lo daré, pero también tengo que ver de vuestra parte, ésa donación de amor, que Yo esté seguro que Me pertenecéis, que Yo esté seguro que es vuestra Fe ya adulta, la que os está atrayendo a Mí, porque sé que con una Fe, de ésa altura, no os vais a separar de Mí ni estaréis pidiendo, vagamente, lo que necesitéis vosotros ni lo que necesiten vuestros hermanos.

Todo esto os lo hago por vuestro bien, Mis pequeños, para que paséis por éste mundo en una forma madura, con una Fe madura, con una visión madura de lo que es vuestra vida sobre la Tierra y que no toméis tan a la ligera lo que es vuestra vida y vuestra misión aquí en la Tierra.

Os he reeducado Mis pequeños, para que vosotros crezcáis más en las virtudes y en el Amor. Todo lo que Yo os doy siempre será para vuestro bien y aún aquello que Yo permita en vuestra vida y que lo sintáis como un mal, también dará buenos frutos para vuestro crecimiento espiritual.

Os amo mucho, Mis pequeños y espero que ésta lección os haga madurar en Mi Amor.
Gracias, Mis pequeños.