Mensaje de Dios Padre a J. V.
Habla Dios Padre,
Sobre: La Humildad y los Dones.
Hijos Míos, hoy les quiero hablar  sobre la Humildad. Vosotros, todos la conocéis, pero muy pocos la practicáis.  Mi enemigo y el mundo os hacen que la olvidéis muy pronto. Yo he dotado a cada  una de Mis creaturas con muchos dones y tales dones NO os pertenecen, Me  pertenecen, es un préstamo que, Yo Vuestro Padre, os concedo para poderme  servir en la Tierra y poner dichos dones al servicio de la salvación de  vuestros hermanos.
Recordad que lo único que os  pertenece es vuestra voluntad y que, desgraciadamente, cuando no es la virtud  la que la guía, muy fácilmente cae en las redes del pecado, específicamente, de  la soberbia. Esta última os lleva a ver los dones recibidos por Mí, para  vuestra misión temporal sobre la Tierra, y os los apropiáis y os empezáis a  comparar ante los demás seres humanos, de forma que los dones que os debieran  salvar a vosotros y a vuestros hermanos, se vuelven vuestros enemigos por  vuestra soberbia, no por el valor en sí del don o la virtud. 
Se los explicaré mejor, hay  personas, Hijos Míos, a los que les he dado el don de la inteligencia en alto  grado y  ¿Qué hacen con él? El don lo  ponen a su servicio para aprovecharse de sus hermanos y no ponen el don para el  servicio de sus hermanos. Muchos de aquellos a los que les he permitido llegar  a ser guías de los pueblos, les di dones para ponerlos al servicio de sus  conciudadanos y lograr una vida mejor, primeramente a nivel espiritual y como  consecuencia inmediata, también a nivel humano, porque en todos mis dones, lo  que debe de predominar es el AMOR. 
Pero Mi enemigo se mete y ¿qué  sucede? el don es puesto para su propio servicio y no produce el bien que debiera  haber producido en provecho de todos. Podríamos enumerar cada uno de los dones  y con todos pasa lo mismo. Cuando os apropiáis de lo Mío, vosotros en vuestra  pequeñez, no podéis sacarle el provecho debido. 
Cuando con humildad, y al haber  reconocido en cada uno de ustedes los dones recibidos, me los ponéis a Mí  servicio, Yo los tomo de vosotros como si fueran vuestros y con gran alegría  acompaño al alma dadivosa y ambos actuamos para la salvación de las almas y la  propagación de Mí Reino sobre la Tierra.
Pero es solamente, cuando vosotros  con plena libertad y humildad sincera que os donáis a Mí, vuestro Padre, cuando  Yo puedo actuar plenamente.
La humildad es la llave que Me abre  vuestro corazón y que Me permite derramarme completamente en gracias en las  almas. No así con la soberbia. Cuando os posesionáis de Mis dones, cuando los  usáis para vuestro propio bien, cuando los escondéis y no los dejáis  fructificar, cerráis vuestras puertas de entrada a vuestro corazón y a vuestra  mente y Yo, entonces, no puedo hacer nada. Yo no puedo forzar los corazones,  respeto vuestra voluntad. Así les demuestro como vuestro Dios, en toda Su  Omnipotencia, es primeramente humilde. También se los demostré con el  Nacimiento, Vida y Muerte de Mi Hijo Jesucristo sobre la Tierra. Se los  demostré con la Creación de Mí Hija, la Siempre Virgen María. Se los demuestro  día a día con la Sagrada Eucaristía, todo Mí poder y toda Mi Presencia en ése  pequeño pedacito de pan y obedeciendo, muchas veces a las órdenes de  sacerdotes que no están en total estado de gracia o que, aún peor, han perdido  la Fe en tan grande misterio de la Transubstanciación.
Hijos Míos, la Humildad, se dice,  es la tierra fértil en la cuál florecen todas las demás virtudes, y florecen  mas y se les da mas a aquellas almas quienes obteniendo poco o mucho de Mí,  tanto en gracias como en dones, los ponen a Mí servicio y los reparten a los  demás. Mientras más deis, más recibiréis. 
Yo Soy la Fuente Inagotable de  gracias, venid a Mí, beberéis de Mí y ya no podréis separaros de Mí, puesto que  me recibiréis en plenitud de Mí Amor.
Cuánto amor sincero se necesita  para reconocerme a Mí, vuestro Creador como vuestro Dios. El alma soberbia no  reconoce a otro Dios sino a sí misma.
¿Cómo podrá un alma soberbia hacer  un buen uso de Mis dones en él y en los demás, si no permite a su Dios que la  guíe?
Volved, volved a la oración, al  ayuno, a la penitencia para buscar la Humildad, éstas son armas espirituales  que os separan de la soberbia y Me dejan libre el camino para poder actuar en vosotros  en una forma sencilla y total. Yo no presiono, no obligo, Yo Vuestro DI0S y  Señor os lo pide, os lo suplica con la verdadera humildad de vuestro DI0S. Dejadme  actuar libremente en vosotros y os llevaré en alas de águila, en ascensión continuada  hacia la santidad y hacia Mi Morada Eterna. Os amo hijos Míos os amo como solo  Vuestro Padre Celestial puede amar a sus creaturas, pedacitos de Mi Mismo.