Feb 09_07 Si vosotros no acudís a Mí a pedir por Mis bendiciones, se quedan sin bajar del Cielo.

Rosario.

Temas:

  • Si vosotros no acudís a Mí a pedir por Mis bendiciones, éstas se quedan sin bajar del Cielo, sin derramarse sobre los hombres.
  • Vosotros estáis en una batalla contra las fuerzas del mal y es muy  cruenta, aunque no la aprecies en este momento.

Mensajes de Dios Padre a J. V.

Primer Misterio,
Habla Dios Padre,
Sobre: Si vosotros no acudís a Mí a pedir por Mis bendiciones, éstas se quedan sin bajar del Cielo, sin derramarse sobre los hombres.

Hijitos Míos, os pido que acudáis más fervorosamente a la oración, que acudáis a ella, porque es el instrumento por medio del cual mi poder actúa a través de vosotros. Sí, Mis pequeños, no podéis limitar vuestra oración solo a un círculo muy pequeño, como lo soléis hacer, pedís solamente por vosotros y para vuestros seres queridos. Tantas veces os he explicado que hacéis familia con todos vuestros hermanos alrededor del mundo y no os podéis olvidar de vuestros hermanos, todas las almas que Yo he creado y os limitáis solamente a los que están a vuestro alrededor. Todas las almas necesitan alimento, todas las almas necesitan de vuestra oración, todas las almas necesitan de vuestra intercesión.

Mis pequeños,  os he dicho que estáis en la Comunión de los Santos, y cada uno de vosotros es esencial para que esto se desarrolle y se plenifique. Cuando vosotros oráis solamente para vosotros, o no sabéis, os sois egoístas, vuestra oración tiene que ser universal, tiene que llegar a límites que vosotros ni siquiera concebís. Tenéis Mi poder, vuestra tarea en la oración debe ser la de traerMe almas, el pedir por todas las necesidades de vuestros hermanos, por las necesidades de la creación, las necesidades de las almas que ya cumplieron su misión y que siguen necesitando Mi acción sobre ellas. Vosotros, en la oración, entráis en contacto íntimo Conmigo, con vuestro Dios y ponéis en Mi Corazón esas necesidades diversas que vuestros hermanos tienen sobre la Tierra y de ahí en adelante entra Mi acción, que es el derrame de Mis bendiciones y de Mi poder sobre todas las almas por las que vosotros estáis pidiendo para que cubra sus necesidades, ya sean materiales, espirituales o de alguna otra índole. Vuestra acción es la intercesión por ellas y Mi trabajo, Mi acción, es el derramar Mi poder. Vosotros no tenéis poder sobre las almas, vuestro poder radica en la oración, en el de traerMe a esas almas a Mi Presencia, y a sus necesidades. Por eso es tan importante, Mis pequeños que trabajéis para Mí fuertemente, universalmente, trayéndoMe  las almas de todos vuestros hermanos para que Mi poder se derrame sobre ellas.

Yo he prometido que en la oración Yo voy a ayudar a todos aquellos que se pongan en Mi presencia o que sean puestos en Mi Presencia, pero si vosotros no oráis por ellos, ellos no tendrán Mis bendiciones. Por eso, primeramente, os pido que vuestra oración sea cada vez más universal, que abarque más necesidades humanas, abarque a más pueblos y todavía más allá, abarque al universo entero y, después, que tengáis la confianza plena en que Yo vuestro Padre, vuestro Dios, voy a derramar Mis bendiciones sobre todos ellos.

Os necesito Mis pequeños para que vosotros seáis intercesores, intercesores por vuestros hermanos, ¡hay tantas, tantas almas que se han olvidado de esto!, ¡tantas almas que no saben de Mí poder a través de vosotros!, ¡tantas almas que se olvidan que Yo vivo para vosotros!.

Ciertamente os cuido así, si vosotros no acudís a Mí a pedir por Mis bendiciones, éstas se quedan sin bajar del Cielo, sin derramarse sobre los hombres. Vosotros deberéis estar pendiente de ello Mis pequeños. Ahora, los que estáis escuchando, ahora los que estáis aprendiendo ésta lección de Amor, ahora los que estáis realmente inclinados a servirMe y servir a vuestros hermanos para que Mi potencial de bendiciones caiga sobre todos vosotros, os amo, Mis pequeños y os bendigo, así sea.

Segundo Misterio.
Habla Dios Padre,
Sobre: Vosotros estáis en una batalla contra las fuerzas del mal y es muy  cruenta, aunque no la aprecies en este momento.

Hijitos Míos aquellos que son entrenados para ser soldados o guerreros les toma muchos años el recibir el entrenamiento adecuado para que ellos puedan servir fielmente a su nación, a su rey o a aquél que los necesite. Son entrenados para luchar contra otros guerreros, tienen que aprender cómo defenderse y cómo contraatacar  y esto lleva mucha disciplina, mucho trabajo porque su vida está en un hilo, pueden caer o pueden triunfar en el combate.

Cuando vosotros vais creciendo también se os va dando educación para que podáis luchar en la vida, si se puede decir así, para que podáis conseguir lo necesario para poder sobrevivir y tener lo necesario en lo material para que no le falte a vuestro cuerpo el pan y el techo. En cualquier disciplina en la que vosotros estéis, necesitareis conocimiento de lo que haréis, entrenamiento o estudio, para que podáis hacer bien vuestras cosas, aprenderéis la técnica para que lo que hagáis sea lo preciso, ayudéis a vuestros hermanos y ganéis lo necesario para vuestro bienestar.

Mis pequeños hay una batalla más cruenta a la que no le dais casi importancia, porque es la batalla espiritual. Vosotros vivís fuera de la realidad, la realidad espiritual para la que bajasteis a la Tierra, vosotros estáis en una batalla contra las fuerzas del mal y es muy  cruenta. Aunque no lo apreciéis en este momento, quizá porque no os sentís mal viviendo en el pecado, porque el pecado tiene su parte agradable, como se os he dicho en las Escrituras, es dulce al paladar pero luego se vuelve amarga para las entrañas o sea, para el alma, cuando vivís en el mal y en el pecado, primeramente gozáis, pero luego viene el arrepentimiento o debiera venir ese arrepentimiento, en el cual os hace meditar el Espíritu Santo que vive en vuestro interior. Si realmente vivierais en Gracia, vendría ese arrepentimiento, lo pedirías de corazón para no volver a caer, pero desgraciadamente os acostumbráis al mal, vivís ya en la podredumbre del pecado y por eso se vuelve cruento este pecado.

El vivir en el mal afecta vuestra vida espiritual, afecta vuestro interior y, como se os dice en las Escrituras, el hombre actual actúa de acuerdo a lo que tiene en su interior y al estar afectado negativamente vuestro interior, vosotros actuareis negativamente y ahí vuestro actuar sobre la Tierra. Por eso la lucha espiritual se vuelve cruenta, muy mala, destructiva para el hombre, porque quedáis destruidos en lo espiritual, en lo interno y vuestros actos destruyen todo lo que afecta, también, a vuestros hermanos en lo externo. No actuáis en el bien y eso afecta a la vida de relación, social o de justicia, en todos los pueblos. De ahí vienen las guerras, de ahí vienen la injusticia, de ahí viene la maldad, los robos, los asesinatos, la maldad de satanás a través del hombre, porque destruisteis vuestro interior, dejando que el pecado os afectara internamente y después, al estar afectado vuestro interior, vuestros actos se vuelven igual de destructivos, como tenéis vuestro interior.

Mis pequeños, vosotros, los que sois padres, vosotros los que dirigís a muchos grupos humanos, ¿dónde está vuestra espiritualidad?, ¿dónde está esa calidad de maestros en la espiritualidad con la cual vais a poder salvar a este mundo decadente?, estáis, como os he dicho, en una lucha real, ¿cómo, vosotros, padres estáis preparando a vuestros hijos para que se puedan enfrentar contra los ataques fuertes de satanás?, ¿cómo están Mis ministros en la Iglesia ayudando a sus fieles para poder contrarrestar toda esta maldad que ya os rodea?, ¿dónde estáis vosotros, Mis hijos, hermanos unos de los otros, en dónde debierais apoyar a vuestros hermanos en sus necesidades espirituales, en lugar de darles mal ejemplo y desviarles de esa educación de calidad espiritual que debieran tener, si vuestro interior está destruido?

Si no habéis hecho caso a lo que se os ha pedido, ¿cómo podréis dar lo que ya no tenéis en vuestro corazón?, no sois realmente ésos soldados, ésos defensores de Mi Reino que Yo envié a la Tierra para defender Mi causa, os habéis vuelto ahora parte del enemigo, parte de su ejército destructivo, arrasador contra las almas buenas.

Ésta es una realidad Mis pequeños, que estáis viviendo ya entre vuestros hermanos, maldad, corrupción, destrucción porque vosotros mismos no tenéis ya valores internos, valores que os vino a enseñar Mi Hijo, ya no tenéis vida en vuestro interior y estáis transmitiendo la muerte que habéis aceptado. Sois traidores a Mi obra, sois traidores a la misión por la cual vinisteis a la Tierra, debierais ser salvadores de almas y no enemigos que destruyan las almas. Meditad esto Mis pequeños, porque es muy grave, por eso voy alrededor del mundo buscando almas que todavía Me amen, que todavía quieran crecer espiritualmente en la Verdad, en el Amor y en la Justicia, pero encuentro a corazones destruidos, corazones traidores, maestros del mal, como Mi enemigo y  vuestro enemigo, ¿qué sois vosotros Mis pequeños?, ¿qué sois vosotros, estáis conmigo o estáis contra Mí? Gracias mis pequeños.