Mayo 04_00 El amor de vuestro Dios no tiene par.


Mensaje.


    Mensaje de Dios Padre a J.V.

    Yo Soy Amor, el Amor de vuestro Dios no tiene par, ni en toda la Creación ni en todo el Universo. Yo os he creado por Amor, os he dado vida por Amor, os conduzco por la vida para que deis Mi Amor y al final de vuestra misión en la Tierra, es Mi Amor el que os espera y os recompensa.

    Vosotros estáis muy acostumbrados a recibir durante vuestra vida “amor a medias” y esto es debido a que vuestro ser es imperfecto por causa del Pecado, por ello vuestro amor no puede nunca compararse al AMOR de vuestro Dios, el cuál es puro, es santo, es infinito y se da en totalidad.

    Todas las Obras que Mi Hijo realizó las hizo por Amor a Mí y a vosotros.
    Su Tiempo entero estuvo totalmente entregado a Mí y entregado a vosotros a través de Su Predicación. El prácticamente no tenía tiempo para sí mismo y el tiempo en el que podía descansar, era oración profunda en Mi Presencia.

    La donación libre y espontánea que os enseñó Mi Hijo, es lo que Yo deseo de cada uno de vosotros. Yo no os presiono en lo absoluto, porque ¿qué tipo de amor sería aquél en el cuál se le obligue, se le “pague” o se le chantajeé con algún tipo de regalo a alguien, para ser “amado”? El amor dado en total libertad, el que más se parece al Mío, es el de los niños. Los pequeñitos, simplemente, se dan. Ellos aún son susceptibles a sentir el amor sincero de una persona y al sentirlo se dan en totalidad. Sus abrazos y sus besitos son sinceros, no así cuando se sienten obligados por los padres a saludar a alguien por quien no sienten afecto.

    El amor se irradia, el amor nace en el corazón, crece en Mi Presencia y se da en forma espontánea y bella a la persona amada.

    El amor de la madre hacia su bebé, es también total y sincero. Es un amor donado en el sacrificio y por ello es bendecido, muy bendecido por Mí, porque Me estáis regalando otro ser que va a ser enseñado a amarMe. La madre tiene un lugar muy especial en Mi Corazón. Ya os he dicho que Yo le di a todas las mujeres un corazón muy lleno de Mi Amor para que éste fuera compartido con sus hijos. El amor que una madre da a sus hijos los va enseñando a acrecentar el amor incipiente de su corazón, para que ellos puedan, en lo futuro, transmitirlo a sus hermanos sobre la Tierra y, además, se vayan acostumbrando a gozar de lo que en el Cielo vivirán. En el Cielo sólo se vive de Amor, puesto que todo lo que de Mi sale, sale impregnado de Mi Esencia Amorosa. Nada brota de Mi Corazón creativo que no vaya impregnado de Amor y cuando ése amor fructifica, a través de vuestras obras, Yo Me deleito y bendigo vuestra vida.

    Una vida humana que no produzca amor, que no sea una productora de vida en mi Amor, es una vida estéril, es una vida inútil. Mi Hijo os ejemplificó esto con la higuera que no quería dar frutos. Lo “normal” era que ésa higuera, en ése determinado tiempo del año, debiera estar repleta de higos, y no los tenía y por no tenerlos la maldijo y amaneció seca el otro día.

    Yo deseo que reflexionéis en ésta parábola. Estáis en la Tierra, en vuestra misión de corredención, para dar frutos de amor, para la salvación de vuestros hermanos. Este tiempo es el tiempo vuestro, concedido por Mí, vuestro Padre, para ayudarMe a ayudar a vuestros hermanos. Este es el tiempo en el que debéis dar fruto y fruto abundante, como la higuera, y no habrá otra oportunidad, no habrá otra vida posterior en la cuál podríais llevar a cabo otra misión terrena. Yo os pregunto, ¿si Mi Hijo se presentara ahora ante vosotros, podría encontrar frutos para presentármelos, como los que quería tomar de la higuera? ¿Con cuántos frutos os encontraría en estos momentos? ¿Vuestra estancia en la Tierra ha producido buenos frutos? o ¿habéis sido “plaga” que ha atacado a los frutos o al árbol (el alma), de otros de vuestros hermanos?

    El tiempo de la poda se acerca. Vuestro tiempo pronto será llevado ante el Juez, quién pondrá en la balanza la cantidad de frutos buenos y la cantidad de frutos podridos, que han sido vuestros actos ó acciones pecaminosas y destructivas, obras que han eliminado la consecución de Mi Obra en otras almas.

    Cuando os llenáis de Mi Amor, lo regáis, lo abonáis y lo compartís para que otros de vuestros hermanos se deleiten con las mieles del fruto de Mi Amor, donado por vosotros, Mi Amor tiene consecución y ello lleva a producir más tierra fértil en los corazones vecinos para que Mi Amor se vaya propagando por toda la Tierra. Pero si vuestro corazón no se ha abierto al Amor, no ha sido regado, abonado, cuidado para dar fruto, ésa alma no sirve, es estéril, se arranca y se hecha al fuego.

    Vosotros mismos alguna vez habréis sembrado o un árbol frutal o una plantita que dé flores o un grano que pueda dar espigas con más fruto. Cuando no produce lo que esperabais, de mala gana la arrancáis y la echáis a la basura o al fuego, ¿Cómo creéis vosotros que Yo, vuestro Dios, vuestro Padre, quien os ha dado Gracias, Bendiciones, Mi Guía Amorosa, todo lo necesario para que podáis vivir y producir en la Tierra, Me pueda sentir al ver que no deis fruto y es más, que muchas veces hasta os habéis hecho cómplices del maligno para destruir Mis “plantitas”?

    Yo, como Padre amorosísimo y paciente, abono, riego y espero con ansía 1, 2, 3 o más años o toda vuestra vida, para que deis fruto. Os ayudo en innumerables formas para que os acordéis de que ésta vida es para dar frutos y no la aprovecháis y hasta Me los negáis. ¿Qué puedo Yo hacer para lograr frutos de vosotros y poder, posteriormente, regalaros bendiciones en Mi Reino Eterno?

    No seáis plantas estériles y menos, cizaña, Mi Amor es infinitamente paciente, pero Mi Santa justicia es justa e irrevocable.

    No hay otras vidas, como algunas sectas o religiones creen, en las cuáles dicen que os iréis purificando hasta alcanzar la perfección. Esto es un error, ya que ellos buscan perfección humana. La perfección consiste en encontrar el amor, Mi Amor, aceptarlo, abonarlo para que fructifique y se transmita a otros para que ellos también puedan hacerlo crecer y lo hagan fructificar aún más, si es posible. Vuestra misión es grandísima y divina, porque todo se debe centrar en la producción y difusión de Mi Amor, que es Mi Vida Misma, si lográis esto en vosotros y en los demás, estaréis haciendo Mi Voluntad y Yo os recompensaré eternamente haciéndoos crecer, por toda la eternidad, en Mi Amor Divino, el cuál no tiene fin. La mayor alegría que pueda tener un alma, es la de vivir sumergida en Mi Amor.

    Reflexionad hijitos Míos y poneos a producir, para que el Sembrador, que ya viene, no os encuentre sin frutos.

    Yo os bendigo y comparto Mis Dones a quienes con confianza Me los pide. Venid a Mí y vivid en Mi Amor, dejándoMe que os colme de él y él mismo, por su acción vivificante os hará transmitirlo a los demás y así se  Mi Reino pronto se dará en el Mundo.

    Recibid todos vosotros Mi Paz y Mi Amor, llevadlos a todos vuestros hermanos.