Mensaje  de Nuestro Señor Jesucristo a J.V.
Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: Las injusticias y desigualdades en el  mundo, no se deben a Mi Padre, sino a vosotros.
Hijitos  y hermanos Míos. Yo, vuestro Jesús, os quiero hacer meditar en algo que  continuamente tomáis como pretexto para atacar a Mi Padre en Su Infinita Bondad.  Deseo hoy platicaros  sobre algunos sentimientos de Mi Corazón.
Habláis del porqué la existencia de los  pobres en el Mundo, de las diferencias tan notorias entre las economías  mundiales, de los excesos por un lado y por el otro gente muriendo de hambre  por no tener ni de lo indispensable para vivir, de las injusticias de los  gobiernos, aprovechándose de sus propios hermanos, tomando de sus bienes para  uso personal, etc. Habláis de muchas injusticias y todo eso se lo reprocháis a  Mi Padre, a vuestro Padre.
Yo os dije: “La boca habla de lo que  está lleno el corazón” y puedo añadir, “el hombre obra de acuerdo a lo que  lleva en su corazón”.
Queréis componer al mundo dando sólo  bienes materiales, llenando estómagos, regalando ó compartiendo lo que ya no  queréis, apoyando a pueblos con alimentos y vestido cuando estáis viendo sus  necesidades notoriamente, todo eso está bien y lo debéis hacer, porque os  debéis ver, antes que nada, como hermanos.
En un hogar no podríais soportar que  uno de vuestros hermanos anduviera andrajoso y sucio, quiero decir, con una  necesidad real y los otros estuvieran bien vestidos y limpios ó unos bien  alimentados y otros estuvieran en los huesos, como hay muchos en varios pueblos  en la actualidad. No lo podríais soportar, si fuerais una familia normal y  buena y esto sucedería porque vuestro corazón, antes que la razón, os lo  exigiría.
Si en vuestra familia hubieran graves  diferencias entre hermanos, también vuestro corazón reclamaría igualdad de  trato entre los unos y otros. En una familia que se dijera poseedora de Mis  Virtudes y las vivieran, no podrían haber divisiones entre  sus miembros ó ataques mutuos, 
¡no sería congruente
!
El mundo es vuestro hogar y estáis  pisoteándolo, afectándolo en múltiples formas. Os peleáis entre hermanos y os  peleáis de muerte. Os castigáis unos a otros para no compartir de los bienes  que Mi Padre os ha dado, poniendo pretextos tontos entre gobiernos. Ayudáis en  forma superflua y por un momento a los pueblos que están muriendo de hambre y,  a pesar de que podríais compartir continuamente, porque Mi Padre os da de  sobra, no lo hacéis porque las envidias y egoísmos salen pronto de la boca de  los países más bendecidos.
¡Qué  os pasa Mis pequeños
! Lo que tenéis 
no  os pertenece, es de Mi Padre y debéis compartir, pero no está en las cosas  el problema real de vuestro mundo, 
¡está  en vuestro corazón
!
Ya os dije que vuestras obras, todas,  están regidas por vuestro corazón y si tenéis a vuestro mundo como ahora está,  es porque vuestro corazón se ha apartado tanto de Mis Enseñanzas, que de piedra  se ha vuelto.
Hay grupos que buscan la igualdad y los  derechos de todos los ciudadanos, pero no buscan lo esencial, el amor sincero y  fraterno, el amor que Yo os enseñé, el amor 
desinteresado que busca el  bien del hermano, llegando primero a su corazón antes que al estómago. Creéis  que con llenar primero el estómago ya resolvisteis el problema, Yo os puedo  asegurar que no es así. Hay gente mala, muy mala, que estando débil no hace  tanto mal, pero, al alimentarlo sólo corporalmente, le daréis la fuerza  necesaria  para que pueda cometer sus  fechorías y esto sucede porque primero disteis fuerza a la envoltura, a su  cuerpo, antes que darle fuerza al corazón. 
Hay grupos que buscan el que se le haga  justicia a tal ó cual grupo étnico y para ello hasta llegan a levantarlos en  armas para que luchen contra sus “opresores”. Tampoco aquí tocáis el corazón  primero, tocáis la razón, tergiversándola, de acuerdo a vuestros propios  intereses de liderazgo, pero no combatís con  las armas del amor, buscando que el corazón afecte positivamente a la razón.
Yo no vine a enseñaros a como pelear ó  a luchar contra los gobiernos de los hombres. Yo os vine a enseñar lo que el  AMOR  puede lograr cuando se vive  realmente en los corazones.
Ya os he dicho que el Amor es la fuerza  más poderosa 
en el Universo, pero no lo creéis. Confiáis más en vuestras  armas, en vuestra lengua llena de palabras destructivas ó en vuestras acciones  que afectan la paz entre los pueblos, que en las acciones del corazón.
Os respaldáis con la “ley de la selva”,  el más fuerte siempre vence, pero recordad que no siempre es así, algunas veces  “el fuerte” puede ser tan pequeño que puede tirar y matar hasta a un elefante,  tal es el caso de los microbios.
Confiáis en vuestras fuerzas  corporales, tan débiles y tan predispuestas a las enfermedades y no tratáis de  ejercitar y fortalecer a las fuerzas espirituales, a las fuerzas del amor, las  cuáles tienen muchísimas más fuerza que las humanas cuando en Mí se atienen.
Vivís confundidos porque os habéis  dejado confundir por el gran engañador. Contáis Conmigo y no queréis aprovechar  Mis tesoros abundantes. Queréis seguir aparentando luchar por la justicia de  los pueblos, cuando ni siquiera Me lleváis en vuestro corazón. Queréis repartir  “equitativamente” los terrenos del Mundo y os estáis olvidando de ganar vuestro  terreno eterno.
Muchas cosas obscuras guarda el corazón  del hombre, hace cosas aparentemente respaldadas por la justicia, pero vacías  de verdad y de amor. Gritan y luchan por una supuesta igualdad y ellos viven en  la opulencia. Son grandes líderes de libro, pero no de vida activa ejemplar.
Yo os vine a enseñar lo que debe ser un  verdadero “líder”. Yo vine a enseñar lo que Mi Padre Me dio. Fui aceptado por  unos y rechazado por otros. Dormí en camas lujosas y en el suelo del campo.  Comí manjares sustanciosos y padecí de hambre extrema. Fui aclamado como rey y  asesinado como ladrón. Fui aceptado como Hijo de Dios y también atacado como  demonio.
Yo viví todo esto y más, siendo siempre  veraz y auténtico, porque llevaba siempre a Mi Padre y a Su Amor en Mi Corazón.  En las buenas y en las malas acepté la Voluntad de Mi Padre.
Vuestros líderes son veletas, que les  gusta moverse hacia donde pueden sacar mayor provecho y sin sufrir en lo  absoluto. Ya no buscan Mis Valores, sino los del mundo.
La paz, la igualdad, la justicia la  hermandad entre todos los pueblos de la Tierra, sólo se logrará cuando sea el  corazón el que rija sobre vuestra razón y sobre vuestra fuerza física, antes no  obtendréis nada, sino pura mentira. Recordad y poned en vuestro corazón lo que  Yo dije: “Buscad primero el Reino de Dios y lo demás se os dará por añadidura”.
Que éste tiempo de cuaresma os sirva  para meditar bien sobre vuestra estancia sobre la Tierra y sobre la función que  tenéis cada uno de vosotros para que logréis se implante Mi Cielo sobre la  Tierra.
Yo os bendigo en el Nombre del Amor de  Mi Padre, en Mi Nombre de salvador y ejemplo vivo para cada uno de vosotros y  en el Nombre del Amor a Quién debéis pedir inspiración para que aprendáis a  actuar según la Voluntad de Nuestro Padre.