Mensaje de Dios  Padre a J.V.
Habla Dios Padre,
Sobre: Los Niños
Hijos  Míos, hoy les quiero hablar sobre los niños. Ya os lo dijo Mí Hijo Jesucristo  en las Sagradas Escrituras, “Dejad que los niños se acerquen a Mí, porque de  ellos es el Reino de los Cielos”.
Hijitos  Míos, éstas palabras de Mí Hijo tienen una gran profundidad. Primero, el niño  es amor, se alimenta de amor, vive en el amor. Todo lo que desea un niño lo  espera totalmente de sus padres, él confía plenamente en ellos.
El no se  pregunta si habrá de comer al otro día, o que se va a poner para vestir, o sí  va a necesitar tal o cuál cosa al día siguiente. El niño vive confiando en sus  padres, en él no existen esas preguntas de desconfianza. El niño es una esponja,  absorbe todo lo que sucede a su alrededor. Si sus padres son amorosos,  aprenderá a amar; si sus padres son caritativos, aprenderá a compartir; si sus  padres le enseñan a amarme, él enseñará a sus hijos lo mismo y vivirán en la  Luz de la Verdad. Pero ¿Cuántos padres hay que se preocupen por dar un buen  ejemplo de amor a sus hijos? ¿Cuántos padres hay que sean ellos verdaderos  maestros, porque vivan frente a sus hijos y ante los demás, el amor que Yo,  Vuestro Padre, les dí en sus corazones y que Mi Hijo Jesucristo se los llevó a  la Tierra? ¿Cuántos padres hay que evitan que sus hijos no se llenen su mente y  su corazón de suciedad, de las porquerías que Mí enemigo ha logrado que se vean  a través de la televisión y del cine?
Padres,  todos, el compromiso que tenéis de preparar unos nuevos hijos míos, es muy  grande. No sólo los deberéis preparar para que puedan desarrollar los dones  propios que concedo para su subsistencia en la Tierra, sino más importante, los  dones que concedo a cada alma para que Me Lleve, Me transmita, Me viva y lo más  importante, que pueda volver a Mí, que regrese a la Casa Paterna al acabar su  misión en la Tierra. 
Os lo  vuelvo a repetir, el niño se alimenta de amor, vive y crece del ejemplo que  primeramente ve a través de sus padres. Yo os he dado a Mis pequeños para que  Me los preparéis en el amor y ¿qué hacéis una gran mayoría de vosotros?, os  quitáis del compromiso, si no totalmente, sí parcialmente y para que “no  molesten”, ó “me dejen descansar un rato”, prendéis la televisión. Hijos Míos,  si aún a vosotros os hacen daño, grave daño a vuestras almas la gran mayoría de  programas que se proyectan, ¿qué no va a suceder en esa pura y pequeña almita,  que en vez de recibir su alimento de amor, de compañía de sus padres, de juego,  de buen ejemplo? Reciben, en cambio violencia, fealdades, aberraciones y hasta  ataques a su propio Dios. Mi Hijo os lo dijo “Dejad que los niños se acerquen a  Mí, porque de ellos es el Reino de los Cielos”. ¿Me estáis preparando niños  para que se puedan acercar a Mí amorosamente y sin miedos y además limpios de  corazón? ¿O Me estáis preparando niños que no Me amen, que no les importe Mi  Presencia en sus vidas, que estén llenos de violencia y odios, que no busquen  la trascendencia de sus almas?
Vosotros mismos padres, deberíais ser  como los niños aún siendo adultos.
Yo sigo  siendo vuestro Padre no importa la edad que tengáis. El niño tiene fé plena en  sus padres, en que de ellos van a obtener todo, pero principalmente, 
el amor,  ¿vosotros lo tenéis? Pero no vuestra concepción de amor, sino Mi concepción de  AMOR que incluye respeto, cariño, donación sincera, comprensión. Un niño tiene  confianza plena en sus padres, sabiendo que pase lo que pase, sus padres no le  fallarán. ¿Vosotros la tenéis en Mí, Vuestro Padre?
El niño busca siempre los brazos de  sus padres tan pronto se ve atacado de algo que no conoce, o cuando siente  cansancio, frío o algún problemita que aparece de acuerdo a su edad. ¿Vosotros  hacéis conmigo lo mismo? El niño vive en la humildad, vive en la 
total aceptación de lo que sus padres le dan y no se pone a pensar si le estarán  dando la leche de la mejor calidad o si el biberón es de los más caros, o si la  ropita que trae sea la más fina o si la camita en la que duerme sea construida  con las más finas maderas. Ellos sólo absorben una sola cosa, el amor con que  todo esto es dado a ellos, el amor con que los vistamos, ya sea con “trapitos”  regalados o con sedas importadas. Es la alegría de los padres al vestirlo, es  el amor de ellos al abrazarlo, es, en una palabra, la vida de amor lo que  reciben de sus padres lo que más les importa no lo fino o pobre que lleven  encima. Sed humildes, sed esponjas de amor igual que ellos.
Yo les  transmití Mi Amor a través de Mi Hijo, seguid pues Su Ejemplo.
Yo soy un  Padre providente y os lo dijo Mí Hijo, “Si a las aves del Cielo, a los peces  del mar no les falta alimento y hasta a las flores las viste mejor que los  mejores vestidos de la corte de Salomón, que no hará y dará a vosotros que sois  sus Hijos”.
Hijos  Míos, sed como niños y tendréis Mí Reino. Un niño obediente, realiza las  órdenes de sus padres sin preguntarse nada, porque si ha recibido amor, buen  ejemplo y cuidados de parte de ellos, entonces el niño confía en que lo que va  a realizar será bueno para él y para los demás.
Y Yo ahora  os pregunto hijos Míos, ¿No habéis recibido de Mí, Amor a manos llenas? ¿No  habéis recibido de Mí, buen ejemplo a través de Mi Hijo Jesucristo? ¿No habéis  recibido de Mí, cuidados de toda especie a través de toda vuestra vida?
Cuando os  mantenéis en Mi Amor y en Gracia de alma y hacéis lo que os mando a través de  Mis Mandamientos, os estáis comportando como Mis verdaderos hijos y Yo no puedo  menos que derramar Mis Dones y bendiciones sobre vosotros y vuestras familias.
Un padre  tiene a sus hijos “consentidos”, pero nunca desprecia, ni aparta a aquellos que  no se comportan correctamente. Si realmente son buenos padres, pondrán más  empeño en su educación, en sus necesidades amorosas, en su vida de relación  ante los demás.
¿Si  vosotros siendo imperfectos y cuando sois buenos padres, os dais hasta la  fatiga, hasta el cansancio, que dais quizá hasta vuestra vida por ver a  vuestros hijos sanos de cuerpo y alma, que no daré Yo que Soy Vuestro Dios,  Vuestro Padre, el Amor por excelencia y perfección?
Hijos  Míos, sed como niños y preparad a vuestros hijos a ser como niños ante Vuestro  Padre Dios y así todos vosotros tendréis el Reino de Dios, Mi Reino, como  premio.
Yo os bendigo en Mi Santo Nombre, en  el de Mi Hijo y en el del Amor Infinito del Espíritu Santo.