Ene 19_2023 Así, como no debéis vosotros pecar de pensamiento, palabra y obra, también podéis bendecir de pensamiento, palabra y obra.

Rosario – Mensaje ÚNICO

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Mensaje de La Santísima Virgen María a J. V.

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Habla La Santísima Virgen María

(Lenguas…) Hijitos Míos, bella escena fue la de ir a visitar a Mi prima Santa Isabel. Bella escena en el sentido en que vosotros debéis daros, también, por vuestros hermanos.

¿Qué hizo Mi Hijo al venir? Unir, unir a todos porque con satanás, su principal acción es destruir, desunir, separar y que no haya amor entre los hombres.

Mi Hijo os pidió: amaos los unos a los otros. Bendijo las bodas, los matrimonios, la familia. Ya no sería esta humanidad de personas separadas unos de otros. Caminando, a veces pasáis junto a vuestros hermanos, y ni siquiera volteáis a verlos, no les saludáis, al menos, si pudierais vosotros, internamente, desearles algún bien, bendecirlos internamente, no os imagináis el bien que les haríais, ciertamente, ellos no lo escucharán, pero Nuestro Padre Dios lo escucha y les concede la bendición que vosotros les estáis otorgando.

Así, como no debéis vosotros pecar de pensamiento, palabra y obra, también podéis bendecir de pensamiento, palabra y obra. En vosotros está que todo cambie a vuestro alrededor, empezando en vosotros mismos, que os deis cuenta que vosotros sois un pararrayos contra la maldad que está a vuestro alrededor (Lenguas…)

Todo, todo lo que os rodea ha salido de las Manos Creadoras de Nuestro Dios y Señor. Todo y todos os podéis ayudar a mejorar con esos deseos de bien sobre vuestros hermanos. Os falta mucha Fe, pero os falta, también, mucho amor hacia todos los que os rodean y hacia todos aquellos que son vuestros hermanos, pero que no los veis: hermanos que tenéis en el Cielo, hermanos que tenéis en el Purgatorio, hermanos con los que convivís.

Soy vuestra Madre Santísima, La Siempre Virgen María, sois Mis hijos, y como Madre tengo la obligación de ayudaros a que forméis la Familia Celestial que Mi Hijo quiere que seáis todos vosotros.

Amaos los unos a los otros, os pidió Mi Hijo, ¿qué habéis hecho con esa Orden Divina, Mis pequeños? Una Orden Divina, que os va a traer un Bien Infinito, porque al momento en que vosotros os unáis, os veáis como hermanos, os cuidéis los unos a los otros, contra un enemigo común, como lo es satanás, en ese momento lo venceréis. Pero sois tan egoístas, veis nada más por vuestro propio bien, si pasáis junto al hermano necesitado, ni volteáis a verlo, y no solamente hablo de su economía. Mi Hijo os enseñaba, que se le puede curar al hermano necesitado, no solamente, como os dije, en su economía, tenéis al lisiado, al que necesita un consejo, al que necesita un apoyo moral o espiritual. ¡Tenéis tanto en vuestro interior, Mis pequeños! ¡Tenéis tanto que dar!, pero sois tan egoístas, no sois hermanos los unos con los otros, podríais hacer tanto bien a vuestros hermanos, los cercanos a vosotros, los lejanos, los del Purgatorio, los del Universo entero, pero no os interesan, no están en vuestra mente ni en vuestro corazón el ayudarles.

Así como vosotros padecéis, también, vuestros hermanos están padeciendo por todos lados. Un buen deseo de corazón, salido de lo profundo de vuestro corazón, puede hacer tanto bien, tanto bien.

Ciertamente, no sois constantes en la oración, pero que si os tomarais momentitos a lo largo del día, treinta segundos, ¡treinta segundos!, en cada momento, cada hora, cada media hora, ¡lo que pudierais dar, Mis pequeños!, ¡en esos treinta segundos pudierais hacer tanto bien!, intercediendo por vuestros hermanos, intercediendo por todo lo que está sucediendo a vuestro alrededor.

Y os digo que tenéis un potencial tremendo en vosotros, porque si invitáis a Mi Hijo, a que habite en vosotros, que Le abráis vuestro corazón, que Le dejéis mover vuestra vida, que seáis uno con Él, entonces, Él hará, a través de vosotros, los milagros que se Le vieron hacer en aquél tiempo y que vosotros, los podréis hacer ahora, que ciertamente, Él los hará, pero necesita de vuestro permiso. Ved, la Humildad de Mi Señor y Mi Dios, Mi Hijo, vuestro Dios, os pide permiso. Aprended de Su Humildad, vuestra soberbia es tan grande, vuestros olvidos, también.

No estáis conscientes de todo lo que podéis hacer, porque no os importan vuestros hermanos. Esa es la realidad, Mis pequeños, no os importan vuestros hermanos, y esto es lo que os vino a Enseñar Mi Hijo, que os unierais como verdaderos hermanos, que os cuidarais los unos a los otros, que os protegierais contra el enemigo común que tenéis, ¿cuándo entenderéis esto, Mis pequeños? ¿Cuándo entenderéis que no vivís solos en el mundo?, porque así vivís la gran mayoría de vosotros.

Si queréis amor, dadlo primero, si queréis respeto, enseñadles a vuestros hermanos cómo debe ser, si queréis paz a vuestro alrededor, vosotros dadla primero.

Seguís siendo niños. Enseñadles a vuestros hermanos, a vuestro alrededor, cómo deben actuar en el amor, y aprenderán, si vosotros os tomáis el tiempo de enseñarles. Os quejáis de la vida que hay a vuestro alrededor, vida de dolor, de ataques que padecéis unos y otros, de extraños, pero ¿qué estáis haciendo, realmente, para que no os veáis así? Repudiáis al hermano pobre, al hermano necesitado, al hermano enfermo, a todos aquellos que no piensan como vosotros; y en lugar de enseñarles lo que Mi Hijo os enseñó, porque eso es lo que debéis enseñar, no enseñarles lo que vosotros pensáis cómo deben ser las cosas, ¿qué se os ha dicho?, que el actuar humano deja mucho que desear, enseñadles, viviendo vosotros mismos lo que Mi Hijo os enseñó, y así empezaréis a cambiar vuestro entorno, dejaréis esa semillita que, también, Mi Hijo dejaba a la gente de ese tiempo y empezaba a actuar hacia el bien en el corazón de los hombres.

Poned de vuestra parte, sembrad semillas de amor y éstas os darán fruto, en un tiempo gozaréis vosotros ese fruto y cambiaréis a este mundo de tanta maldad a un mundo donde se viva el Amor que Mi Hijo os enseñó.

Gracias, Mis pequeños.