Rosario matutino – Mensaje ÚNICO
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Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.
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Segundo Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.
Hijitos Míos, dicen las Escrituras que vosotros debéis ser mansos como palomas porque satanás es muy astuto y os puede llevar a la confusión. Al decir que seáis mansos como palomas quiero decir que seáis obedientes a Mí, a Mi Voz de Pastor, a Mi Voz de Padre, a Mi Voz de Redentor, a Mi Voz de vuestro Salvador. Al ser mansos como palomas, vosotros estáis siguiendo la Sabiduría Divina, y la Sabiduría Divina siempre va a ser muy superior a la astucia de satanás, y así lo dicen las Escrituras, los hombres son astutos y pueden hacer cosas de conveniencia para los seres humanos, son más astutos aun que los mismos Ángeles, pero esa astucia no sirve para el Reino de los Cielos, porque esa astucia siempre va a servir para inutilizar la bondad de los buenos, para aprovecharse de ellos y, de esta forma, esa astucia obviamente va en contra del Amor.
Mis pequeños, cuando una persona es bondadosa, es servicial, se deja llevar por lo que Yo os enseñé; esa persona va muy adelantada para ganar el Reino de los Cielos porque siempre está buscando el bien del hermano, porque no está buscando su propio bien. Eso es lo que Yo os enseñé a lo largo de Mi Vida en la Tierra.
Mi Vida fue de servicio, fue de ayudar a todos aquellos, de ese momento y del futuro, a acercarse a Mis Bondades, a acercarse a Mi Sabiduría, a acercarse a Mi Amor; en ningún momento hablan las Escrituras de que Yo utilizara Mis Capacidades Divinas para aprovecharMe del ser humano, prefería Yo soportar las burlas, los ataques, aun de los mismos escribas, fariseos, de los letrados de ese tiempo, que atacarlos, y además siempre utilicé el Amor, la Sabiduría, antes que Mi Supremacía sobre ellos, que era obvia. En ese momento, para ellos Yo era un ser humano común y corriente, pero les fui mostrando Mi Divinidad con los Milagros que Yo hacía, que una persona con sabiduría, con inteligencia, sabría entender que Mi Persona ya no era la de un ser humano, que había algo más en Mí y que más tarde lo mostré ante los hombres.
Yo, el Mesías, el Dios esperado, ya había llegado y estaba ya entre los hombres, pero cuando no hay humildad, Mis pequeños, el hombre no sabe reconocer los signos Divinos. Cuando utilizáis vuestra inteligencia, vuestra astucia humana, que está muchas veces respaldada por satanás, no podéis encontrar lo que Yo, como vuestro Dios, os quiero decir. No sabéis manejar vuestra vida hacia lo espiritual cuando estáis buscando solamente lo material y el pasarla bien aquí en el mundo.
Ciertamente, la astucia de satanás sobrepasa vuestra inteligencia humana, pero cuando estáis junto a Mí y vivís bajo Mi Sabiduría Divina, os podéis dar fácilmente cuenta cuando estáis siendo engañados por el astuto, por satanás, pero no todos los hombres pueden reconocer las mentiras de satanás y su presencia entre vosotros porque no Me buscan, porque no desean crecer espiritualmente, porque viven solamente para el mundo y para sus intereses propios. No hay hermandad, no hay ayuda al prójimo, o puede haber una aparente ayuda al prójimo, pero siempre esperando el ver cómo se van a aprovechar de esa supuesta ayuda.
Yo os enseñé que cuando deis no esperéis de los demás, Yo os lo pagaré en el Reino de los Cielos y vuestra paga va a ser muy superior a la paga que os puede dar la persona a la que ayudasteis aquí en la Tierra. Dad y recibiréis, Mis pequeños, es la regla que Yo os enseñé, y así iréis vosotros diseminando Mi Amor y Mi Sabiduría a los hombres, dando, dando y siempre con un soporte espiritual, que os vean a vosotros en Mí, Yo en vosotros, unidos.
Amad, amad a vuestros hermanos como Yo os amo y así moveréis corazones duros, corazones difíciles. Y esto os lo digo, Mis pequeños, por los momentos que se han de venir, en donde la astucia de satanás moverá los corazones para atacar a todos aquellos que son como palomas, que buscan la paz, que buscan el amor, que Me buscan a Mí, vuestro Dios, que desean su perfección espiritual y que siempre se manifestará con los actos humanos.
No claudiquéis, Mis pequeños, aun en los momentos difíciles que se os presentarán, recordad que Yo nunca os voy a pedir más allá de lo que podáis vosotros soportar y resolver dentro del Amor y dentro de la Sabiduría Divina.
Vivid pues, Mis pequeños, buscándoMe, que sea Yo vuestro respaldo en todo momento, no os apoyéis en la sabiduría humana porque fácilmente os equivocaréis. Os he dicho que estáis rodeados de mucha mentira y es por eso que debéis actuar siempre amparados por Mí, vuestro Dios.
Amad como Yo os amo, dando, dando todo lo que podáis, en cuanto a vuestra persona como a lo que tengáis en lo material, porque os lo retribuiré al ciento por uno. Lo de aquí de la Tierra pasará, pero aquello que hagáis con el corazón, durará eternamente. Amad como Yo os amo y vuestro nombre estará escrito en el Libro Eterno, y así como Yo os amo, amad a vuestros hermanos.
Os bendigo, Mis pequeños, recibid Mi Santo Espíritu para que Él os guíe en todos los momentos que se han de venir y que os guíe por el camino del Bien, un camino de Sabiduría y, sobre todo, todo envuelto en un gran Amor.
Gracias, Mis pequeños.