Mayo 03_2020 Transmitid a vuestros hermanos lo que Yo os doy y, os vuelvo a repetir: Que en vosotros no nazca nada que vaya en contra de Mi Amor, para que no perdáis la Paz que Yo os doy.

Rosario matutino – Mensaje ÚNICO

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Mensaje de Dios Padre a J. V.

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Primer Misterio. Habla Dios Padre.

Hijitos Míos, ¡que la Paz esté con todos vosotros! Mis pequeños, veo el dolor en vuestro corazón, veo el sufrimiento que estáis teniendo todos vosotros. Recordad que Yo, como Padre, os he dicho que nada sucede por casualidad, todo lo que tenéis, todo lo que veis, todo lo que padecéis, y también vuestras alegrías, todo, todo sucede porque Yo lo permito y siempre es para un fin bueno.

¿Acaso no veis la similitud de lo que estáis padeciendo, con lo que sufrió Mi Hijo? Ya se os había avisado que tendríais que padecer, como humanidad, lo que Mi Hijo padeció por vosotros. Estáis viendo cómo os tienen encarcelados, cómo os tienen sufriendo, cómo estáis sufriendo de hambre, de dolores; estáis padeciendo una tribulación como la que también sufrió Mi Hijo. Los mismos que atacaron a Mi Hijo, que Lo llevaron a la Cruz, son los mismos que ahora os están atacando a vosotros. Él es Cabeza de la Iglesia y vosotros sois Iglesia, por eso los mismos que atacaron a Mi Hijo os están atacando a vosotros en estos tiempos, os quieren destruir porque sois seguidores de Mi Hijo.

Ved las similitudes, ved el ataque que estáis teniendo vosotros porque sois Iglesia y eso os debe alegrar, Mis pequeños. Aun dentro del sufrimiento ¡alegraos!, porque estáis recibiendo también un martirio incruento, no como el de Mi Hijo que fue cruento, muy doloroso, y todo lo hizo por vosotros, por vuestra salvación, por llevaros nuevamente al Reino de los Cielos. Ahora vuestro sacrificio incruento, pero también doloroso, debéis ofrecerlo por vuestros pecados, por los pecados de vuestros hermanos, y para que os unáis a los sufrimientos de Mi Hijo y para que Le quitéis la parte del peso de la Cruz que llevó por vosotros, por cada uno de vosotros.

Os pido, Mis pequeños, y entended esto perfectamente a la luz de Mi Santo Espíritu, que sabiendo que se os está atacando porque sois Iglesia, porque estáis ConMigo, no creéis en vuestro corazón, maldad, venganza, nada que sea contrario al Amor que Yo os tengo a vosotros y que debéis vivir vosotros.

Mi Hijo, en Sus Padecimientos, en Sus Dolores, en ningún momento blasfemó, maldijo, o hubo alguna mala palabra hacia aquellos que lo estaban destrozando, golpeando, blasfemando, de Él sólo salía Amor, deseos por la salvación de aquellos que Le estaban haciendo tanto daño. Eso sí, que salga de vosotros compasión hacia aquellos que os están dañando, porque ellos sí verdaderamente necesitan ayuda, Mi ayuda, porque están cegados por el mal, porque no pueden ver el bien que sale de Mí y no permiten que nazca en sus corazones.

Que haya compasión de parte vuestra y eso os llevará a una paz interior inmensa, porque al no desear el mal a los que están dañándoos, vuestro corazón va a aceptar Mi Voluntad en vuestra vida y en la de los vuestros. Que haya compasión, para que haya salvación en estos hermanos vuestros que han sido engañados por satanás, que necesitan que Mi Gracia llegue a ellos para que se puedan salvar.

Uníos, Mis pequeños, en oración, pedid perdón por vuestros pecados. Mi Hijo tomó vuestros pecados, que no merecía tomarlos, y se hizo pecado por vosotros; ahora vosotros tomad vuestros propios pecados y pedidMe perdón por vuestros propios pecados y por los de vuestros hermanos, porque vosotros sí sois pecado.

Me habéis dañado inmensamente Mi Corazón en Mi Santísima Trinidad, y sí, vosotros tenéis que venir a Mí arrepentidos a pedirMe perdón por vuestros pecados. Ya Mi Hijo hizo Su parte en la Redención, ahora os toca a vosotros hacer vuestra parte con vuestro arrepentimiento, para que podáis entrar al Reino de los Cielos. Ya Mi Hijo abrió las Puertas para que pudierais entrar, pero tenéis que hacer vuestra parte, entrar limpios de corazón y agradecidos de todo lo que hemos hecho por vosotros para vuestro gozo eterno.

Orad, orad mucho por aquellos hermanos vuestros que necesitan ser salvados, ser vivificados, ser santificados. Hay mucho que todavía debéis hacer, mucho mal todavía caerá sobre vosotros, porque padeceréis lo mismo que padeció Mi Hijo hasta la muerte y no necesariamente el que seréis crucificados; como os dije, no tendréis un martirio cruento como el de Mi Hijo, pero todavía vendrá esa crucifixión, o sea un dolor mayor pero vivificante, Mis pequeños.

No os quedéis pensando solamente en la oscuridad de la muerte, ved esa Luz al final del camino, que es la Luz que se irá haciendo cada vez más grande cuanto más caminéis en lo que tendréis que caminar para vuestra santificación. Esa Luz es vuestro futuro eterno, es el Cielo, es la Gloria, es la alegría de los que han luchado por llevar Mi Nombre, por llevar Mi Presencia, por llevar Mi Amor a los hombres y para darMe la Gloria que Me merezco en Mi Santísima Trinidad, por el bien que todos vosotros habéis recibido y recibiréis todavía.

Mantened la esperanza y la alegría al ver esa Luz que os di y, como os dije, que cada vez se irá haciendo más grande cuanto más caminéis en estos momentos de dolor, pero es un dolor que será soportable porque estaréis viendo esa Luz que os traerá gran alegría, sabiendo que ahí está vuestro futuro eterno, lo que Yo os he prometido: Para algunos serán Cielos Nuevos, Tierras Nuevas;  para otros, el Cielo eterno.

¡Alegraos, Mis pequeños!, manteneos en la Paz que Yo os doy y transmitid a vuestros hermanos lo que Yo os doy y, os vuelvo a repetir: Que en vosotros no nazca nada que vaya en contra de Mi Amor, para que no perdáis la Paz que Yo os doy.

Gracias, Mis pequeños.