Rosario- Mensaje ÚNICO
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Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.
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Habla Nuestro Señor Jesucristo
Veo a Dios, nuestro Señor; hay obscuridad a los lados, viene caminando de frente y la obscuridad se va disipando.
Hijitos Míos, vosotros, para los que Me estáis esperando, ¡ya llego, ya llego!, y pronto estaré entre vosotros.
Temíais haber llegado a este momento tan grave para vosotros, porque tendréis que pasar pruebas muy fuertes, ya que a Mis Palabras y a Mi Amor, no los aprovechasteis para cambiar, y así poder pasar esta prueba que ahora se os está presentando.
Sabéis que os amo infinitamente pero, vosotros ya no apreciáis el Amor del Cielo, satanás os ha vendido su supuesto amor, amoríos, que os han llevado solamente al pecado y pecado fuerte, pecado que os ha separado de Mí, os ha dejado sin protección, porque ya no acudís a lo que Yo os dejé estando en vida entre vosotros.
Mi Padre os dejó los Mandamientos, que era lo que representaba (empieza a hablar en Lenguas…), representaba la Ley Divina. Cuando se os dieron estos Diez Mandamientos, era un pueblo testarudo, infiel, traicionero, como ahora todos estáis, Mis pequeños. Os vine a traer Mi Amor, con Mi Presencia, lo que antes se os dio a través de Mi Padre, lo viví Yo para el bien de vosotros.
Mi Padre Me pidió vivir entre vosotros, para que os dierais cuenta que sí se puede vivir en el Amor y sí se puede vivir siguiendo Sus Enseñanzas y las Mías, pero vosotros, preferisteis seguir a satanás y, ahora, estáis viviendo las consecuencias de haber seguido al enemigo, ahora sí, se le puede decir: el enemigo, porque estáis padeciendo y padeceréis situaciones gravísimas y dolorosas, porque os ha dado la espalda; os prometió tantas cosas: vida de placeres, gustos materiales, amoríos que os dejan más dolor que el que ya traíais al vivir para el mundo. Acaso ¿a todo eso a donde os ha llevado satanás, se le puede decir una felicidad real? Os pregunto esto y meditadlo. Al contrario, al seguirle y a donde os ha llevado: primeramente, a una destrucción física, a través de las drogas, la corrupción sexual, a una vida de pecado en todas sus manifestaciones y todo eso, llevándoos también, a una destrucción espiritual, ¿a eso le llamáis felicidad?
Mis pequeños, si así lo creéis, entonces, os merecéis el lugar a donde os va a llevar satanás eternamente. No habéis sentido el Verdadero Amor, a donde os quiero llevar Yo, vuestro Dios y Creador y Redentor. Mi Amor os da un apoyo espiritual bellísimo, tremendo, como nunca lo habéis sentido en la Tierra y que solamente en el Cielo lo sentiréis, pero Yo os prometo ese gozo, si confiáis en lo que se os ha dado del Cielo, a través de Mi Padre, de Mí, vuestro Redentor.
¡Cuánto Me duele el saber lo que padeceréis por haber ido por el camino incorrecto!, y no solamente eso, que tomasteis ese camino incorrecto y que llevasteis a otras personas a sufrir también ese camino incorrecto. ¡Cuánta maldad estáis sufriendo! Ya se os había profetizado, que en estos tiempos, como ya os he dicho, se abrirían las cloacas y viviríais lo que satanás hace vivir a los que están con él y, además, de cómo destroza a las almas, sobre todo, al separarlas de la Gracia Divina.
Mis pequeños, también se os ha dicho, que mientras estáis aquí en la Tierra, aunque hayáis pasado por los peores pecados, os podéis arrepentir, y podéis darle la espalda a satanásy no seguir ya, con lo que él os propone para vuestra destrucción eterna. Armaos de valor pidiéndoMelo a Mí, Mis pequeños, pidiéndoselo a Mi Santo Espíritu, arrodillándoos ante Mi Padre, vuestro Dios y Creador y seréis perdonados, antes de que sea tarde.
Todo, como ya se os había dicho, irá de mal en peor, todavía no habéis llegado al culmen del sufrimiento que se os vendrá pronto. Pero ya estáis en camino hacia él, arrepentíos, Mis pequeños, ¡arrepentíos!, porque satanás sigue creciendo en fuerza y poder sobre vosotros.
Se os ha dicho que la viviendo en Gracia, y tomando, con vosotros, el arma más poderosa contra satanás, que es el Santo Rosario, lo podréis vencer, pero sed humildes, aceptad vuestro error actual y errores pasados, id ante un sacerdote para que os perdone de vuestras faltas. Sed como Santa María Magdalena, que siendo una gran pecadora se arrepintió al verMe, al vivirMe, al sentir Mi Amor. Os repito, no habéis sentido el Verdadero Amor que viene del Cielo, pedidMe, Mis pequeños, que os enamore con Mi Amor y seréis salvos, pero debéis arrepentiros de corazón.
Os amo, Mis pequeños, quiero vuestra salvación eterna (empieza a hablar en Lenguas…), arrodillaos y recibid Mi Bendición de Perdón (empieza a hablar en Lenguas…) Mi Amor de Padre, Mi Amor de Hijo, Mi Amor de Espíritu Santo quede con vosotros y que vuestros pecados quedarán perdonados, después, de recibir la bendición de un sacerdote que tiene el poder en la Tierra para perdonar vuestros pecados.
Gracias, Mis pequeños.