Oct 13_2022 Quiero que el Mundo se dé cuenta de que sigo viviendo entre vosotros, en el corazón de los escogidos.

Rosario – Mensaje ÚNICO.

.

==============================

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

==============================

.

Habla Nuestro Señor Jesucristo.

(Lenguas…)

Visión: Veo una Cruz dentro de un círculo,

(Lenguas…)

Hijitos Míos, es Mi Amor el que os une. Es Mi Amor el que va uniendo a las almas. Es Mi Amor el que va a purificar la Tierra. Es Mi Amor el que os va a dar el premio que tanto deseáis, porque lleváis dentro de vosotros el Conocimiento de este cambio tan hermoso que tendréis.

No habéis, todavía, vivido plenamente, lo que es Mi Conocimiento, lo que es Mi Vida, lo que es Mi Amor en Pleno, conocéis muy poco. Primeramente, porque no habéis podido dar o no habéis querido dar, plenamente, vuestro tiempo, vuestra vida a Mí, vuestro Dios.

Ciertamente, con todo lo que satanás os pone a vuestro alrededor, os distrae mucho, y por más que queráis, no profundizáis en Mis Verdades y en Mis Misterios de Amor que le voy revelando a aquellos que, realmente, quieren estar Conmigo.

Ciertamente, os voy enamorando poco a poco, para que, tampoco, os sintáis presionados de Mí, vuestro Dios, en vuestra vida.

En el Amor, que se da en el noviazgo humano, también, os vais preparando poco a poco, para asegurar que ese posible amor, con el que formaréis una familia, sea un amor verdadero, un amor que no os fallará, un amor que producirá muchos frutos, los hijos que Yo os enviaré.

Vosotros no tenéis esa Fe tan grande, como para permitirMe a Mí, presentarMe de lleno ante vosotros. Sí, Soy el Amor, pero aun así, le teméis al Amor, porque siempre estáis pensando en: qué os pediré, qué os quitaré, que si os haré sufrir por algo, qué deberéis hacer para obtener Mis Bendiciones.

A lo que quiero llegar, Mis pequeños, es que no estáis predispuestos, todavía, a recibir de lleno, Mi Presencia en vosotros, Mi Amor Infinito en vosotros, todavía tenéis reservas propias de temores humanos de recibirMe plenamente, todavía hay arraigo en las cosas del Mundo.

PedidMe, Mis pequeños, porque, además, ya habéis sido preparados por mucho tiempo; pedidMe que se dé ya, esa Presencia Mía en vosotros y vuestro Mundo personal para Conmigo, cambiará de una forma que vosotros no os podéis, ni siquiera imaginar.

Ciertamente, Me pedís que queréis servirMe cada vez más, siendo una donación plena de vosotros hacia Mí, y os la daré, si veo en vosotros esa decisión, que salga desde lo más profundo de vuestro corazón hacia Mí. Entonces, os garantizo, Mis pequeños, que gozaréis en una forma como nunca habéis gozado, a pesar de que ya os he dado algunos regalitos de Mi Amor a lo largo de vuestra existencia, que con éstos, os hacía asegurar en vosotros, que siempre os estoy cuidando.

Sabéis que los tiempos, cada vez, están más difíciles, el pecado se ha acrecentado, la fuerza de satanás, entre vosotros, se ha soltado a unos niveles como nunca antes, en la historia de la humanidad, se han dado.

Sufrirá esta generación, como nunca antes otra había sufrido, porque se les dio mucho y no respondieron. Me di por vosotros, y no agradecisteis ni llorasteis por Mis Dolores, por Mi Muerte, no agradecisteis Mi Resurrección para daros nueva Vida. No ha habido cambio en vosotros, sino que vuestra vida espiritual ha ido en descenso, ha ido decayendo, se ha desperdiciado completamente, en una gran mayoría de vosotros.

Cuando regreséis ante Mí, al final de vuestra misión en la Tierra, os daréis cuenta de lo que significaba que Yo os concediera el Don de la vida para servirMe. Es un Milagro Divino, es Mi Amor en vosotros.

Yo quería Vivir en vosotros, por eso, os insistí tantas veces, que quería ver en vosotros otros Cristos, que fuerais Yo, que Me lo pidierais, para que Yo pudiera caminar, nuevamente, en la Tierra en vosotros, para que Yo pudiera hablar ante los demás, dando ejemplo. (Lenguas…)

¡Me duele tanto, Mis pequeños!, ¡desperdiciasteis una vida, toda vuestra vida!, no Me dejasteis Vivir en el Mundo, la vida que os di, si realmente, hubierais vivido Conmigo, en Mi Divina Voluntad, debiera haber cambiado todo; son dos mil años, poco más de dos mil años en que Yo os dejé Mi Divinidad en Acciones, en Palabras, en Milagros, que pudisteis haber tomado y con ello, cambiar este Mundo y no lo hicisteis.

Vuestra vida, la vida que os concedí, era para que hubierais cambiado el Mundo en el que vivís, que hubierais vencido fácilmente a satanás, como Yo lo vencí, era para que hubierais dejado estela de Amor, de vida en la Gracia, que hubierais dejado Mi Ejemplo con vuestro ejemplo en el Mundo. ¿Y qué dejasteis?, a lo mejor odios, peleas, discusiones, malos tratos, groserías, pecados graves, pecados leves, pero al fin y al cabo, pecados.

Os dejaré ver vuestra vida, lo que hicisteis y lo que pudisteis haber hecho y lloraréis, Mis pequeños. Luego, se pondrá vuestra vida en la balanza y vosotros mismos veréis hacia dónde se inclina; cuando se pongan en la balanza vuestros actos, es cuando no sabréis qué hacer en ese momento, vosotros mismos os juzgaréis internamente y, si obrasteis en el mal, lloraréis, pero ya vuestras lágrimas, no tendrán ningún efecto para vuestra salvación.

Os he dado tantas oportunidades para regresar a Mí, no tomasteis Mis Palabras, Mi Ejemplo, Mis Dolores. Tomé una vida humana, para que no hubiera pretexto vuestro de decir: “es que, eres Dios y Tú no sufres, Tú estás en el Cielo, y nosotros tenemos que sufrir y nos pides demasiado”. No, Mis pequeños, quise ser como vosotros, Me hice como vosotros, menos en el pecado. Tuve sufrimientos muy graves, alegrías, también bellas, fui uno, como vosotros y no os quisisteis parecer a Mí. Sabíais, perfectamente, que era Yo el Mesías, que era vuestro Dios Encarnado, que era vuestro Dios que venía a salvaros, ¿Y qué hicisteis?, desperdiciasteis la Escuela Divina que os traje.

No acabáis de entender que el valor que tenéis es el de vuestra alma, pero, le disteis más tiempo a vuestro cuerpo, lo embellecisteis, lo cuidasteis, y ¿todo para qué?, para pecar y olvidaros de Mí.

El tiempo llegó, estaba Escrito ya, en las Sagradas Escrituras que llegaría el momento de la tribulación, el momento del Juicio de las Naciones, el tiempo del Dolor y el tiempo de vuestro Juicio Personal. Lo veíais muy lejano y de repente, se dio y ¿qué hacéis ahora, a pesar de que estáis viendo que se está dando? La gran mayoría de esta humanidad, sigue haciendo caso omiso de Mi Presencia real entre vosotros, siguen viviendo para sí mismos, Me siguen traicionando, no hay amor hacia Mí, no hay agradecimientos hacia Mí, no hay cuidado hacia Mi Persona ni a la Iglesia ni hacia aquellos que Me aman, que Me siguen. Siguen los ataques como el de los fariseos, que continuamente Me seguían hacia donde Yo iba, y no para aprender de Mí, sino para atacarMe, para escuchar o ver algo que no les gustara, para matarMe, hasta que lo lograron.

Se os dijo que esta humanidad tendría que pasar lo mismo que Yo pasé, y estáis en esos momentos de persecución, en esos momentos en que, los fariseos Me han tomado, están atacando a lo Mío, están tratando de destruirMe. Lo veis por todos lados: los gobiernos quemando Iglesias, atacando sacerdotes, destruyendo lo Sagrado.

Preparaos, pues, Mis pequeños, sabéis lo que sigue después de eso: Mi Pasión, Mi Muerte, que será la muerte de la Iglesia, la muerte aparente, y la resurrección, que los que están Conmigo la esperan con ansia; porque, vosotros, los que sí estáis Conmigo, Me acompañaréis y acompañaréis a vuestros hermanos alrededor del Mundo, a pasar por estos momentos dolorosos, momentos que ni ellos mismos entienden, que les ponen otro nombre, pretextos, para no aceptar que lo que está sucediendo, es porque os lo merecéis.

Así como tembló la tierra en el momento de Mi Crucifixión, también, esta generación, vuestro Mundo, se pondrá en contra vuestra. Estáis matando al Mesías, Me estáis matando a Mí, vuestro Dios. La Naturaleza Me ama, la Naturaleza sabe quién es su Dios, y la Naturaleza sufre, también, por lo que vosotros, los que debíais cuidarla, la habéis hecho a un lado, la habéis destruido.

Manteneos, pues, Mis pequeños, los que estáis Conmigo, en una Fe absoluta, en un amor infinito hacia Mí, en una total aceptación de lo que pase en vuestra vida, ciertamente, sufriréis, pero como penitencia, para quedar limpios, para gozar del regalo tan grande que os daré después.

Os lo he repetido varias veces, y os lo quiero repetir otra vez, porque Me alegraréis a Mí, vuestro Dios; aunque el resto fiel sea pequeño, vuestro amor es muy grande, porque Yo Vivo en vosotros.

DadMe vuestro amor, dadMe vuestra vida, Mis pequeños, dejadMe seguir actuando en vosotros, dejad Vida entre vuestros hermanos, Yo Me di por todos, aun por los más grandes pecadores, daos, también, por ellos.

DejadMe, dejadMe pasar estos momentos íntimamente, en cada uno de vosotros, quiero que el Mundo se dé cuenta de que sigo viviendo entre vosotros, en el corazón de los escogidos.

Gracias, Mis pequeños.