Jul 22_2020 Siempre os daré la oportunidad de veros a vosotros mismos y vosotros, en vuestro libre albedrío, en ese momento escogeréis seguirMe o darMe la espalda, como lo hizo Judas.

Rosario matutino Mensaje ÚNICO.

======================

Mensaje de Dios Padre a J. V.

======================

Primer Misterio. Habla Dios Padre.

(Lenguas…) Hijitos Míos, la vida de María Magdalena es un típico ejemplo de la vida del hijo pródigo. Los dos viviendo en la opulencia o al menos viviendo bien en sus hogares, donde se vivía la virtud, el amor, la paz, pero el hombre cae siempre en el querer más, en el buscar cosas desconocidas, creyendo que aquello que van a encontrar es mejor que lo que ya tienen.

No se dan cuenta, o no hay la Sabiduría suficiente para darse cuenta, que los padres les han dado lo mejor que han podido darles, pero siempre quieren buscar más, y esa es otra desgracia del hombre, que se llegan a acostumbrar a lo bueno y aun a Mí mismo; se llegan a acostumbrar a Mi Amor, a las Bendiciones que os concedo, a una vida de paz y sin problemas, y van en busca del pecado, y así es satanás, os va poniendo tentaciones y haciéndoos creer que esa vida de pecado, esa vida de mundo, lleva más emociones, es más interesante, es más divertida que la vida en la Gracia, que la vida de oración, que la vida de cuidados dentro de una familia que está conMigo.

María Magdalena tenía todo, pero quiso buscar esa vida del mal, hasta que Me encontró y regresó nuevamente a una vida de bien. Al encontrarMe, fue un golpe espiritual tremendo y bello, tenía todo, muchos hombres a sus pies estaban, no necesitaba nada de lo económico, vivía un mundo  de diversión y de pecado, pero se encontró conMigo, la Virtud por excelencia, Yo, vuestro Dios, frente a ella y, en ese momento, se dio cuenta qué era ella ante Mis ojos: Un despojo humano.

¿De qué le servía su dinero? ¿De qué le servía la vida de placeres, de mundo, de vicios? Estaba frente a su Dios, estaba frente al Mesías, en ese momento se sintió desnuda, muda quedó, no sabía qué decir, no sabía cómo actuar; un hombre diferente a todos la estaba mirando, y no con ojos de pecado ni buscando algo más para con ella, era la Virtud que la estaba juzgando y reaccionó hacia lo positivo. No supo qué hacer pero Mi Santo Espíritu la llevó hacia la Verdad, y ese es el gran mérito de María: Dejó de golpe todo aquello que no era bueno para su vida espiritual y Me siguió, dejó el mundo y ganó el Cielo.

¿Cuántas Marías Magdalenas e hijos pródigos hay en el mundo? Todos vosotros habéis caído alguna vez en faltas graves, habéis buscado el mundo, os habéis abajado al mundo a pesar de que teníais todo; quizá habíais vivido en estado de Gracia y preferisteis el mundo, pero siempre estoy Yo ahí en vuestra vida, siempre buscándoos, siempre observándoos, y llega el momento en que vuestros ojos ven a Mis ojos, y en ese momento cambiáis y regresáis hacia lo bueno.

Pero hay que tener valor, Mis pequeños, y Humildad grande para verMe a los ojos, para sentiros también desnudos, para daros cuenta de que sois despojos humanos ante Mí, vuestro Dios, quien os va a juzgar al final de vuestra existencia. Ciertamente os doy la Gracia de que os reconozcáis pecadores antes de que dejéis este mundo, y espero vuestro arrepentimiento y, de esta forma, vuestra salvación.

Siempre os daré la oportunidad de veros a vosotros mismos y vosotros, en vuestro libre albedrío, en ese momento escogeréis seguirMe o darMe la espalda, como lo hizo Judas. Me tuvo, le mostré su pecado, Me dio la espalda y se ahorcó; no quiso tomar de Mi Gracia, no quiso arrepentirse, no quiso abajarse y, en humildad, aceptar su vida de pecado. Ciertamente, había cometido un gran pecado, el Deicidio, pero tenía la oportunidad del arrepentimiento y no quiso tomar esa oportunidad que Yo le daba de salvación.

También hay de éstos en el mundo, los busco y no quieren verMe a los ojos, no se quieren arrepentir, quieren seguir pecando, quieren seguir traicionándoMe, quieren seguir una vida unidos a satanás. ¡Pobres almas! A muchas de ellas más les valiera no haber nacido, como le pasó a Judas al cometer el Deicidio, el mayor pecado que se ha cometido en toda la historia de la humanidad.

Mis pequeños, sed como María, sed como el hijo pródigo. Siempre seréis perdonados de vuestros pecados, siempre os tomaré con Amor, os levantaré, os regresaré al estado de Gracia. Si arrepentidos estáis, tendréis Mi perdón y Me olvidaré de vuestras faltas pasadas, una nueva vida os daré y alegres estaréis de haberMe encontrado.

No despreciéis la Gracia que os concedo de vuestro perdón, solamente necesito vuestro arrepentimiento, un arrepentimiento de corazón con un firme deseo de no volver a caer, sobre todo en esa traición de hacerMe a un lado de vuestra vida y tomar lo que os ofrece satanás, el mundo.

Si tenéis la Gracia de estar en un hogar sano, y podría decir Santo, si se os ha llevado hacia un buen vivir espiritual, no busquéis fuera de ahí, Mis pequeños, no busquéis fuera de ahí porque os arrepentiréis, tarde o temprano, de vuestro mal proceder. AgradecedMe el que hayáis nacido en ese hogar y buscad vuestra santificación, porque sin ella no entraréis al Reino de los Cielos.

Os amo, Mis pequeños, y orad por aquellos que han preferido el mundo antes que a Mí.

Gracias, Mis pequeños.