Mayo 27_2020 Soy vuestra Madre, la Siempre Virgen María, que conozco perfectamente lo que es la donación total, y por eso os lo pido.

Rosario matutino – Mensaje ÚNICO

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Mensaje de La Santísima Virgen María a J. V.

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Primer Misterio. Habla la Santísima Virgen María.

Hijitos Míos, Soy vuestra Madre Santísima y os quiero recordar para lo que vinisteis, para lo que fuisteis creados.

Mis pequeños, os quiero hablar del espíritu de sacrificio, de donación. Difícilmente un alma puede alcanzar la santidad si no vive este espíritu de sacrificio y de donación, porque para ello se necesita mucha humildad y la negación a sí mismos, con esto ya os vais imaginando que tenéis que luchar contra vuestro interior, contra la soberbia que es muy fácil de aceptar en vosotros, porque es más cómodo ir en la soberbia, vivir en ella, tomar de ella, para evitar vuestras obligaciones. Es incómodo para el hombre tomar las obligaciones de vida, tanto las espirituales como las humanas.

En la Sagrada Familia veis cómo de Nosotros, de Mí y de San José, Dios Padre no apartó el dolor, el sacrificio, la donación. EstábaMos totalmente sueltos a la Voluntad Divina y aceptamos totalmente Su Voluntad, a pesar de la problemática que se nos venía encima, primeramente a Mí, vuestra Madre. Cuando Me toma el Espíritu Santo, Mi Señor y Mi Dios, y tengo la Concepción del Verbo Divino, se vuelve  un momento difícil para una mujer, que en aquel tiempo merecía ser apedreada por haberle fallado al esposo, según las leyes judías, pero, como acepté la Voluntad del Padre, de Mi Dios y Señor, todo salió perfecto, porque Dios, lo que permite en la vida de uno, y uno mismo lo acepta como orden Divina, todo sale perfecto.

Yo empecé una misión, se Me concedió una misión excelsa, Divina, preciosa en extremo: Ser la Madre del Salvador, del Mesías esperado. ¡Cuánta alegría en Mi corazón! ¡Cuánto Amor Divino en Mí! Pero la parte humana también sentía el dolor de que aparentemente le estaba fallando a Mi futuro esposo, José, pero a pesar de ello, confié plenamente en la Voluntad del Padre y veis el resultado, llegó el Salvador a vosotros.

Pero no terminaron ahí los problemas, los sacrificios. TuviMos que huir a Egipto para proteger la vida de Mi Pequeño, de Mi Dios, de vuestro Salvador; un viaje difícil, doloroso, prácticamente sin medios para vivir. Podríais vosotros pensar que, por ser una familia, o por decir así, La Familia Extraordinaria en la Tierra, íbamos a ser consentidos con riquezas, sin problemas, y no, así lo quiso Nuestro Dios, que viviéraMos como una familia común y corriente, con los problemas de una familia, pero en Nuestro caso eran problemas mayores, porque estábamos protegiendo al Mesías.

Sabéis y conocéis lo que tuvimos que ir sufriendo durante el crecimiento de Mi Hijo, cuando Lo perdiMos durante tres días y Lo encontraMos en el templo, Su crecimiento normal entre los hombres para el Sacrificio grande, al ser ofrecido en Su Pasión y Su Muerte para lograr también la Resurrección de todos vosotros.

A veces vosotros no entendéis vuestra vida de dolor, de sacrificio, hasta quisierais apartar todo ese dolor y vivir en el gozo, vivir sin preocupaciones, y sabéis que siempre habrá dolor en el amor, pero vosotros podéis fallar por vuestra fragilidad humana, por vuestra mediocridad espiritual, y es cuando entra en acción satanás para llevaros a la soberbia y, de esta forma, desviaros de la realidad espiritual y humana en la que debéis vivir.

Es tonto pensar que pasaréis por esta vida sin ningún tipo de preocupación, sin dolores, sin situaciones adversas, y no es así la vida del hombre. Si no tuvierais esas pruebas, no estaríais viviendo en la verdad, y a veces satanás os lleva a esa irrealidad de vida, pero con consecuencias graves. Por tratar de vivir sin problemas, sin preocupaciones, os obliga a hacer cosas extremas, muy malas, pecaminosas, hasta tratar de deshaceros de aquellos que os están quitando la paz, con tal de tener una gran alegría. Ahora, ved la vida de aquellos vendiendo drogas y ganando inmensidades de dinero, ¿no se dan cuenta que están asesinando, que están destruyendo vidas para tener una supuesta alegría y felicidad en la Tierra?

Mi Hijo pudo haber llegado como un gran Rey, porque Él se lo merecía por ser Dios, pero quiso tomar vuestra naturaleza humana y aceptar la vida de cada día que lleva el hombre, pero os enseñó a santificar el dolor, a sacarle provecho al dolor, para que pudierais vosotros alcanzar la felicidad eterna.

A contraposición de la soberbia está la humildad, y veis en la Sagrada Familia la humildad en tan alto grado que, a pesar del dolor de cada día, o las preocupaciones de cada día, la humildad estaba presente y la Santidad de Nuestro hogar era inmensa.

Algunos no comprenden cómo en la pobreza o en la sencillez se puede tener gran felicidad, fincáis vuestras alegrías en la economía y por ahí no viene la felicidad, Mis pequeños, la felicidad viene con la posesión de Mi Dios y Señor en vuestro corazón. Aquel que tiene a Mi Dios y Señor en su corazón, tiene todo y eso es lo que vosotros no buscáis, no buscáis esa gran riqueza de la posesión Divina. ¡Ese es el gran regalo!, ¡esa es la perla preciosa!, ¡ese es el tesoro escondido!, de lo que hablan las Escrituras, y vosotros no buscáis lo más precioso, que es esa posesión Divina, y la tenéis al alcance de vuestra mano, y es el despreciar la soberbia, la maldad, las posesiones que os llevan a equivocar el camino, y no buscáis la paz primeramente en vuestro corazón, que os va a llevar a alcanzar las demás virtudes que os darán una alegría inmensa, infinita, a pesar de que vuestra economía no sea como quisierais o creyerais que debe ser para tener una gran felicidad.

Yo Le di Mi Voluntad entera a Mi Dios y Señor con Mi fíat, con el “Hágase”, ese es un acto de Humildad y de Sabiduría, Mis pequeños. ¿Quién mejor que ordene nuestra vida que Nuestro Dios, el Perfecto, el Santo, el Divino?

El hombre tiene infinidad de defectos, desviaciones, maldad en su corazón, y qué mejor que invitar al Perfecto, a vuestro Dios, y a Mí, vuestra Madre Santísima, a arreglar vuestra vida, a guiarla hacia lo perfecto, para que deis mucho fruto y agradéis a Nuestro Dios y Señor con vuestras acciones, con vuestra vida espiritual, con vuestra vida en el Amor, pero se os hace tan difícil llegar a ello, Mis pequeños. El hombre por su naturaleza quiere sobresalir, quiere ser alguien ante el mundo, que sea aplaudido, alabado, que sea conocido, que se hable de él, y no quiere llevar una vida espiritual profunda que le va a dar más gozo, no ante los hombres, sino ante el Universo Celestial.

Vuestra vida interna está guiada por el Santo Espíritu de Dios, Mi Esposo, el Divino Esposo, y el Cielo ve vuestras acciones, ve vuestra vida interna. Vive el Cielo vuestra alegría por el fíat que dais a vuestro Padre para que Él actúe en vosotros, pero son tan pocas almas las que permiten un orden total y Divino en su interno ser.

Mis pequeños, Soy vuestra Madre, la Siempre Virgen María, que conozco perfectamente lo que es la donación total, y por eso os lo pido, porque el gozo que obtendréis de esa donación no os lo podéis imaginar hasta que realmente lo vivís.Al llevar a cabo ese pedimento de Amor, de donación, de sacrificio, al olvidaros de vosotros mismos, agradaréis inmensamente a vuestro creador, a Nuestro Dios, al que todo le debeMos, al que todo lo es.

Vosotros no perderéis nada en vuestra donación, en vuestro olvido a vosotros mismos, sino que ganaréis inmensamente con vuestra donación, porque ganaréis el Cielo eterno y entero. Es como si vosotros cambiarais una piedra por un diamante, vosotros no sois nada y, cuando dejáis que sea vuestro Dios el que actúe en vuestra vida, vuestra alma se volverá valiosa como un diamante. Vosotros no perdéis, os repito, ganáis inmensamente tesoros que ni os imagináis que existen. Se derraman sobre vosotros todas las Bendiciones de Nuestro Dios y Señor, regalos espirituales, Bendiciones inimaginables, y todo eso en una creaturita como sois vosotros.

Tenéis vosotros esa decisión en vuestras manos: U os mantenéis como piedritas insignificantes, porque vuestra soberbia no permite que os donéis a vuestro Dios, o perderéis vuestro “yo” y se lo daréis a Nuestro Dios y os volveréis una joya divina, porque Mi Dios y Señor actuará en vosotros y a través de vosotros, y estos son tiempos de no veros ya a vosotros mismos, sino que dejéis que vuestro Dios trabaje en vosotros.

Vosotros decidís, vosotros tenéis la última palabra: Actuaréis en Sabiduría o seguirá actuando en vosotros la soberbia, la soberbia que siempre os lleva al error, al mal, a vuestra propia destrucción.

Gracias, Mis pequeños.