Nov 19_01 Con Mí Nacimiento Yo fui ésa pequeña piedrita que causó un alud.

Mensaje.

 

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J.V.

 

Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: Con Mí Nacimiento Yo fui ésa pequeña piedrita que causó un alud.
Hijitos Míos, cada uno de vosotros debiera ser como ésa pequeña piedra que, cayendo libremente, provoca todo un alud.

Mis hijitos, Mis pequeños, cada uno de vosotros poseé un potencial tremendo dentro de vuestro corazón. Al vivir Yo en vosotros podéis hacer cosas que humanamente se os antojarían de imposibles.

Os repito continuamente ésto, como a niños pequeñitos, porque la mayoría de vosotros, ya sea por falta de Fé o por falta de importancia de ser verdaderos hijos de Dios y seguidores Míos, no deseáis tomar el compromiso por el cuál bajásteis a la Tierra.

Cada uno de vosotros, asó como Yo Mismo, hicimos un compromiso con Nuestro Padre Dios, para venir a levantar a éste Mundo herido por el Pecado Original y devolverle el Amor perdido. Estáis todos vosotros, en éste momento, padeciendo los dolores que os causa el mundo, por el amor que se ha perdido y ni aún así queréis entender ni luchar por recuperarlo.

 
Robos, muerte, guerras, pornografía, muerte espiritual, sadismo, miedo, inseguridad, luchas fraternas, corrupción social y en Mí Iglesia, desobediencia a Mí Pedro actual y muchos otros males más, que el demonio, al haberse posesionado del Mundo y de vuestra alma, os está causando. Queréis que todo cambie, pero propiciado por un milagro que venga de repente y que, como por arte de magia, todo se renueve. No, Mis pequeños. Esto sólo puede suceder con las cosas o con los animalitos, con vosotros no, puesto que se os ha dado el libre albedrío y éste es respetado totalmente por Mí Padre.

Queréis un cambio radical, pero queréis que sean vuestros hermanos los que preparen todo, que lo dejen bello todo para que luego vosotros, sin cambiar en lo absoluto, lleguéis a gozar, como invitados a una cena, lo que ellos hicieron con su trabajo.

Queréis ver ya todo bello y vivir en lo bello, que os he prometido, pero no queréis volver bello a vuestro interior, arguyendo que “los demás deben respetar vuestra forma de ser y no tenéis por que cambiar, puesto que así os quiere Dios”. ¡Cuánto egoísmo de vuestra parte! ¡Cuánto horror y tristeza me causan ésas almas frías! Pedís mucho, pero no queréis mover ni vuestro dedo más pequeñito. Os ponéis en posición de niños pequeños, que queréis solo recibir, ser consentidos por todos y que os tienen que aguantar vuestros berrinches y vuestras groserías. Los niños pequeños son egoístas por naturaleza y quieren toda la atención y cuidados para ellos. Las personas maduras, no importa su edad, ven por el bienestar de sus hermanos, cualquiera que sea.

Se acerca el tiempo en el que se recuerda Mí Nacimiento. Os acercaos a Mí Advenimiento y ¿qué se ha vuelto para vosotros? Para la mayoría es un tiempo de preparación egoísta y materialista. Estáis preparando en dónde pasaréis las “vacaciones” y estáis haciendo la “lista de regalos”, para quedar bien con vuestros hermanos. Hijitos Míos, la fiesta es Mía y ¿qué Me dáis a Mí? Habéis materializado y humanizado un tiempo que es DIVINO. Os seguís fijando solo en las cosas del mundo, seguís adorando a la bestia y lo que ella os propone y no volteáis a ver a vuestro Dios y ni siquiera os preguntáis que es lo que Él desearía. Creéis que con poner el “Nacimiento” en vuestro hogar o, peor tantito, “el arbolito de Navidad”, ya estáis cumpliendo con vuestra parte cristiana, desgraciadamente no es así, vuestro corazón, en lugar de volar hacia Mí, para que Me encerréis en vuestro corazón, sólo estáis pensando en los regalos que daréis y os darán.

Seguís siendo niños egoístas y almas materialistas que solo le engrandecéis los bolsillos a los comerciantes y os olvidáis de vuestra obligaciones y de corresponder al grandísimo Amor que os dá vuestro Dios.

Sí, ya no queréis ser ésa piedrita que cause el alud. Ya no queréis ser esos verdaderos hijos Míos, que al llenarse de Mí, causen un cambio positivo en las almas con las que entren en contacto y éstas, a su vez, lo sigan causando en otras.

Yo fui esa pequeña piedrita. Nací en un pueblito sin importancia. Nunca salí a recorrer el Mundo a llevar Mí Palabra, pero influí con Mis Enseñanzas, Mí Palabra y Mí Ejemplo a unos cuantos y ellos, a su vez, influyeron con su vida en muchas otras.

Si se ha difundido por todo el Mundo la Doctrina de Mí Padre, ha sido gracias a ésas almas maduras que aceptaron la responsabilidad en su tarea en la Tierra y se han vuelto fieles instrumentos de Mí Amor. Ellos también se volvieron piedritas que causaron un alud.

Hijitos Míos, Mis pequeños, cada vez más os acercáis al momento de Mí llegada triunfal al mundo y, como os dije en las Escrituras: ¿todavía encontraré Fé en el mundo cuando regrese?

Sed sinceros con vosotros mismos y responded, en vuestro corazón ésa pregunta. Yo conozco vuestro interior, conozco vuestros pensamientos, conozco vuestra vida entera, a Mí no Me podéis engañar, con vuestra actual forma de vivir, ¿qué deseáis para vuestros hermanos, vida eterna o decadencia espiritual?

Si os no volvéis ejemplo, si no os volvéis ésa piedrita que provoque el alud de conversión, ¿qué estáis haciendo para que se disemine el Reino de Nuestro Padre sobre la Tierra?

Con los “regalitos de Navidad” quedáis bien con los vuestros, pero ¿en qué estáis ayudando a vuestro Padre en la salvación y en la difusión del Amor de Mí Padre?

Hijitos Míos, el tiempo de Navidad es un Tiempo Divino y que NO TERMINA el día 26 de Diciembre cuando ya repartísteis vuestros regalos. Empieza con un tiempo de preparación, el Adviento, llega a su máximo el 24, al recordar Mí Nacimiento, el Nacimiento de vuestro Dios-Redentor y debe continuar toda la vida.

Por favor, no volváis a cometer el mismo error que cometéis año tras año, en donde todo este tiempo lo reducís a un tiempo de intercambio de bienes materiales y no tratáis de lograr un verdadero cambio en vuestro interior y en el de vuestros hermanos, causado por vuestro buen ejemplo.

Meditad y tratad de entender la magnitud divina y humana que causó y sigue causando Mí Natividad en el Mundo. Sacádle todo el provecho a ésta Fiesta Celestial para vuestra salvación y para la de vuestros hermanos, mucho, aún, tienen las almas que aprender de ella.

Yo os bendigo en Nombre de Mí Padre, en Mí Santo Nombre y en el del Amor de Mí Santo Espíritu.