Sep 12_03 Mi Justa Justicia por fin dará su merecido al mal.

Mensaje.

 

Mensaje de Dios Padre a J.V.

 

Este Mensaje me lo dio frente al Santísimo expuesto, como la gran mayoría de los otros.  Apenas me arrodillé, Papá Dios me dijo eufóricamente: “¡Avísales a todos que ya voy a estar entre vosotros!” “¡Grítales que ya pronto voy a vivir entre vosotros!”

 
Momentos después empecé a rezar el Santo Rosario con una señora de mi grupito de oración y como suele hacerlo, nos detuvo en un determinado momento para darnos el siguiente Mensaje:
 
En la purificación que se os avecina, voy a tener que eliminar de la Tierra muchas almas débiles.  Estas son almas que pudiendo haberse llenado de Mí, no lo hicieron; almas que pudiendo haberMe transmitido a los demás, no quisieron; almas que pudiendo haber hablado de Mí no lo hicieron.  Estas almas no merecen pasar a los Cielos Nuevos y a las Tierras Nuevas que os tengo prometidos, pero no por el hecho de tener que ser eliminadas van a condenarse y para ello os pido por ellas mucha oración.
 
Unos días después El me explicó la diferencia entre el alma débil y el alma tibia.  El alma tibia es el traidor, un día es nuestro mejor amigo y al otro nos ataca fuertemente, como Judas a Nuestro Señor, son traidores, no se puede confiar en ellos.  En cambio, el alma débil son aquellos que, por no comprometerse ni con Dios ni con el prójimo, prefieren mantenerse al margen de todo, no se involucran en nada, son los “buenitos” que no hacen el mal, pero tampoco hacen el bien, en resumen, son almas que no sirven para transmitir vida ó para ayudar a otras almas a ver la Luz de Dios.  De hecho, hace dos días me hizo ver que son las almas a las que se refiere en la Parábola de los Talentos.  Al que le dio tres, los puso a trabajar y le dio ésos tres, más otros tres; al que le dio dos, le regresó dos, más los otros dos y al que le dio uno, por temor prefirió enterrarlo y entregárselo tan pronto se lo pidiera, NO HIZO NADA. En las Escrituras sí habla de un fuerte castigo para tales almas.
   
Tanto Papá Dios como la Sma. Virgen María me han seguido dando Mensajes personales ó para grupos de oración verbales, ya no escritos, desde el último del día 21 de mayo, pero ayer, 30 de septiembre, Nuestro Señor me dijo que éste sí lo escribiera y ahora se los transcribo:
  
Hijitos Míos, el Día del Señor se acerca, el Día del Señor está a las puertas.  No pasará el Tiempo del Padre sin dejar Su huella en ésta humanidad.
Serán días de tribulación, serán días de pena, serán días de fiesta, serán días de maldad.
   
Mi Corazón os alerta, Mi Corazón se llena de júbilo, Mi Corazón se llena de tristeza, porque para muchos éstos días serán el fin de su esclavitud, para otros serán días de sorpresa, que les llegarán como el ladrón llega a robar una casa, para otros serán días de turbación total que los llevará a atentar contra su propia vida.
   
El Tiempo ya está, el Tiempo ya se terminó, el Tiempo nuevo será y vendrá como regalo a los que han confiado en Mí, en los que Me han regalado con su Fé, en los que puse Mi Confianza y fructificó.
  
Hijitos Míos, orad intensamente por éstos días que quedan antes del Tiempo de Dios, para que muchas, muchas almas sean tocadas por el fuego de Mi Corazón y recuperen en poco tiempo lo que desperdiciaron en mucho.
Mi Madre Santísima está velando sobre todos vosotros.  El Cielo entero se estremece ya por el cambio que se avecina.  Vuestra alma intuye éste cambio, ésta nueva vida, éste regalo de vuestro Dios, porque el premio se acerca para muchos y Mi Justa Justicia por fin dará su merecido al mal.

Son tiempos de tribulación espiritual, que se ve reflejada en el actuar humano, porque el ser se ha dejado materializar y no sabe que hacer en éstos momentos de cambio espiritual.
   
¡Orad, Mis pequeños y ayudad al necesitado!, porque el Día del Señor será implacable, dará bien, al que al bien buscó y generó y dará mal, al que al mal buscó y generó.  Son las acciones las que serán juzgadas y nadie se podrá esconder a Mi Ojos.
 
Yo Soy vuestro Dios y la Justicia y la Misericordia están en Mis Manos y Mi Santa Sabiduría sabrá sobre quién actuará cada una de ellas.
 
Orad para que el Día del Señor no os encuentre distraídos. Observad los acontecimientos a vuestro alrededor, os irán indicando Su cercanía.
 
Yo os bendigo en Nombre de Mi Padre, en Mi Santo Nombre y en el del amor de Mi Santo Espíritu.