Mzo 22_01 La gran trascendencia y grandeza de conocer Mi Luz.

Mensaje.

 

Mensaje de Dios Padre a J. V.

 

Habla Dios Padre,
Hijitos Míos, Mis pequeños, el alma fue creada por Mí, vuestro Creador, para que fuera como la lluvia, bajar, fecundar, dar fruto y regresar.

Habéis bajado a servirMe, para llevarMe a vuestros hermanos, después de haberos despojado de vuestra humanidad vosotros mismos, para luego regresar con gran alegría a presentaros ante Mí, para dar cuentas  de vuestra estancia sobre la Tierra y finalmente recibir vuestro premio eterno.

El alma debería vivir como le sucede al insecto volador alrededor del foco. Cuando, de repente, en la noche se encuentra con la luz de una lámpara encendida, se fascina, vuela a su alrededor, sin querer descansar, porque la luz le da vida, la envuelve y sin desear separarse de ella, llena de ésa luz y de ése calor, muere.

Todos aquellos que se han dejado llenar con Mi Luz, se fascinan, cambian su forma de vida anterior y mueren por Mí con gran alegría. Esto le sucedió a Mi hijo Moisés con la zarza ardiente. Vio la luz, se acercó y Me encontró, pero no solo Me encontró, sino que quiso seguirMe. También los Apóstoles encontraron la Luz en Mi Hijo vivo, lo aceptaron, lo siguieron y murieron por Él. Más tarde Mi hijo Pablo fue cubierto por Mi Luz y fue transformado.

La vida de muchas, muchas almas sobre la Tierra se han transformado de la misma forma. Viven en la obscuridad, en las cosas del mundo, pero Yo, vuestro Padre y Creador, velando siempre pos Mis creaturas, les doy constantemente la oportunidad de ver la Luz, les pongo múltiples ocasiones a lo largo de su vida  para que Me puedan encontrar y ya que lo logran Me mantengo ahí para que se fascinen en Mis bellezas hasta que las haga regresar a Mi.

Por desgracia existen también muchas, muchas almas que viviendo en la obscuridad no se quieren salir de ella, a pesar de que llegan a conocer Mi Luz. Por ellas os pido que oréis fuertemente porque el mundo las fascina, como fascinó a vuestros Primeros Padres. La obscuridad les atrae, el mundo los satisface, porque su espiritualidad es poca.

¡Cuánta ceguera existe en el Mundo, Mis pequeños! ¡Cuánta necedad! Ya os lo había profetizado Mi apóstol, cuando os dijo: “La Luz vino al Mundo y no la acogieron”. La Verdad vivió entre vosotros. Ya no fue solo la Voz en el corazón de los profetas antiguos, los que os hablaron de la Luz y de la Verdad que vendría, fue Mi propio Hijo el que bajó a traerosla y a vivirla entre vosotros y ni aún así la aceptasteis.

Son muchas las almas que aún se pierden, muchas las que aún prefieren la obscuridad, muchas las que aún mueren negándoMe. El corazón del hombre sigue duro como la piedra, frío como el hielo, infecundo como la tierra pedregosa.

Ahora solo tratáis de vivir el momento, solo buscáis satisfacer los sentidos. Os aconsejáis los unos a los otros a que viváis solo el día y a que obréis sin responsabilidades, a que no veáis por el futuro ni os interese dejar estela. El momento es lo que os importa y no veis por vuestro futuro eterno.

¿Cuántas veces os tengo que repetir que no sois del Mundo?  Vuestra alma es eterna y todo lo creado, excepto lo que es del Cielo, es temporal. Yo Soy el Eterno y estáis  viviendo para Mí y vais a trascender por Mí. Yo no podría haberos creado para que luego murierais sin un premio eterno. No sois el insecto volador fascinado ante la lámpara que muere en el placer, sin tener una finalidad más grata.

No os dejéis engañar más por el espíritu del mal que os hace creer que sois como los animalitos, que os hace creer que venís al Mundo por obligación, para sufrir y padecer y que al morir no tenéis algo más allá, que termináis simplemente como tierra y así termina la vida de cada hombre. Yo os digo   que, ¡Ojalá, al menos fuerais tierra, pero tierra fértil! Si fuerais más listos podríais meditar y aprender de que la tierra tiene vida y da su vida para ayudar a crecer a la semilla. Aunque solamente fuerais pura tierra e hicierais bien vuestra tarea, pero que realmente fuerais tierra fértil e hicierais bien vuestra misión, lo estaríais haciendo bien, porque con ello estaríais engrandeciendo Mi Reino sobre la Tierra, ya que estaríais ayudando a vuestros hermanos a crecer.

Ved como el maligno ha llevado a muchos de vosotros a actuar como tierra pedregosa, en donde las semillas no pueden crecer. Os ha hecho creer que no servís para nada, pero lo peor de todo es que al aceptarlo así estáis dando la espalda y desperdiciando la inteligencia que os di.

¡Sois hijos de un Dios que os ha compartido de Sus cualidades Divinas, no sois hijos de una piedra! ¡Rebelaos contra las insidias del mal, quien os quiere ver caídos, humillados, estériles para la Obra de Dios en el Mundo!

Yo, vuestro Dios, os he conferido la dignidad de ser Mis hijos y eso es lo que envidia tanto el demonio, por ello os hace creer que no valéis nada.

Aún el más insignificante de Mis hijos, a ojos humanos, os puede dar lecciones de sabiduría y de amor. Yo Me deleito en los pequeños, en los abandonados a Mi Voluntad, con ellos puedo hacer todo y daros ejemplo de todo.

Los que no son nada son lo que han abierto sus oídos  y su corazón al maligno y aceptan su doctrina, doctrina de muerte, doctrina de obscuridad, en donde nadie los entiende, ¡ni ellos mismos se entienden!

Los que están en la Luz, que viven de la Luz, alumbran a sus hermanos y luego mueren felizmente en  la Luz. Para ellos todo es sencillo, claro, bello, sin preocupaciones y sin presiones.

Ser hijos Míos, hijos de vuestro Dios, es de lo más sencillo, porque aceptáis Mi Mano que toma la vuestra, la cual os protege y os guía y que al final os levanta hasta Mi Corazón para que gocéis de Mis caricias eternas.

Aquellos que viven en la obscuridad os invito a reflexionar, a daros cuenta de que poseéis dignidad de hijos de Rey, de un Dios, cosa que el demonio NO os puede dar por más que os prometa maravillas y que vuestra presencia sobre la Tierra no es casual ni fue obligada, sino fue vuestra libre donación la que recibió la bendición de poder bajar a servirMe, la cual será premiada con creces al final de vuestra vida terrena, si vuestras acciones fueron selladas con Mi Luz.

Yo os bendigo a todos y os dejo Mi Luz en vuestro corazón para que la saquéis a relucir al Mundo y lo fascinéis con Mi Amor.