Dic 06_02 No temáis ser apóstol, ser testigo de vuestro Dios en éstos tiempos.

Mensaje.

Mensaje dado por la Santísima Virgen Maria a J.V.

     Hijitos Míos, Yo, como Madre vuestra, velo por cada uno de vosotros.  Mi Corazón se aflige al ver la respuesta de muchos corazones de vosotros, Mis hijos, que le dais a vuestro Dios, vuestro Creador.

     Como vuestra respuesta es pobre, pobre es ahora la vida de gracia que se vive en el Mundo y que, por vuestra necedad, estáis padeciendo.

     Así como Noé, antes del Diluvio, pregonó un cambio de vida para evitar un desastre fuerte, ahora, a todas las naciones de la Tierra se les ha pregonado un cambio inevitable que se acerca y del cuál ya estáis viviendo los primeros acontecimientos.

     Como os dije, Yo, como Madre vuestra, llevo la misión Divina de guiaros a todos vosotros y, así como Mi Hijo Jesucristo se dio por todos, buenos, malos, ricos, pobres y para todos los pueblos de la Tierra, ahora Yo voy suscitando éste cambio en todos los corazones.

     El demonio, el ángel caído, Satanás, ha ido infundiendo en los corazones su maldad. Muchos se han avocado a sus enseñanzas y le han vuelto la espalda a vuestro Dios. Mucho mal se ha difundido por toda la Tierra y se van ya cumpliendo las profecías dadas desde antiguo.

     La maldad subirá y tapará como la nata a la leche.  Se sentirá su presencia a todos niveles, se creerá que el mal va venciendo a lo bueno que queda en la Tierra y se sentirá la impotencia en vuestra persona, de no poder luchar contra las fuerzas ya esparcidas por vuestros mismos hermanos.

     Las tinieblas cubrirán todo, el mal aparecerá victorioso y se le alabará.

Muchedumbres lo seguirán y lucharán por que su palabra y sus obras se difundan más. Será el momento más álgido de la purificación porque, a pesar de todo el bien que se difundió, preferirán el mal que arrebata a sus almas.

     Los buenos, los verdaderamente buenos, los que por Fé mantengan su esperanza en el cambio y por amor a su Dios, se mantengan firmes, luchando contra las tinieblas, siendo testigos y apóstoles fieles, intercediendo y derramando aún su propia sangre por la salvación de sus hermanos, prácticamente perdidos en el pecado, por ellos, por su amor, unido al Amor de Mi Hijo, se dará el cambio.

     Sí, mucho se ha de sufrir, como Mijo sufrió.  Para vencer en una guerra hay que luchar y ésta lucha, en la cuál ya sabéis quién será el vencedor, el malvado no se dejará.  Utilizará todas sus fuerzas para destruir a todas las almas que pueda, pero va a ser la bondad de vuestro corazón lo que hará que muchas almas, casi perdidas, se salven.

     Este es el tiempo de la Gran Misericordia y del Gran Amor de vuestro Dios que se manifestará a través de aquellos que para El se han volcado. Ser instrumento de vuestro Dios es vivir según vivió Su Hijo Jesucristo.  Así como Mi Hijo vivió en el Mundo y El Mundo fue hostil con El, los hijos de Mi Dios,  Mis hijos, también serán rechazados y muchos eliminados, pero no temáis, continuamente velamos por vosotros y por vuestra fé para que no claudiquéis.

     Os pido fuertemente no os dejéis arrastrar por lo que Satanás ha difundido en el Mundo.  No os contaminéis con su pecado.  No permitáis que vuestro corazón se vuelva de piedra y que al cerrarse no permita que se duela de las malas acciones de sus hermanos.  Mantened vuestro corazón unido al de Mi Hijo y al Mío y estad atentos a reavivarlo constantemente en el Amor.

     Volveréis al tiempo del ojo por ojo y diente por diente porque os daréis cuenta de que vuestras autoridades no harán mucho ó, en algunos casos, no podrán ya hacer mucho por mantener el orden y las buenas costumbres. La maldad los rebasará, entonces el hombre tomará la justicia por su mano y vendrá un gran desorden mundial. La maldad parecerá haber vencido.

     Os recuerdo, Mis pequeños, que no vinisteis al Mundo para hacer lo que el mundo manda, sino que vinisteis al Mundo a ayudarle a su salvación. Los verdaderos hijos de Dios, no pueden pensar como piensa el mundo, no pueden actuar como actúa el mundo, no pueden destruir como destruye el  mundo. Los hijos de Dios, dan vida, transmiten amor,  construyen el Reino esperado. Todo aquél que se deja arrastrar por el mundo va en contra de vuestro Dios y son almas que necesitan de mucha oración y apostolado de parte vuestra.

     No temáis ser apóstol, ser testigo de vuestro Dios en esto tiempos.  Así como el maligno tiene sus instrumentos, Mi Dios, vuestro Dios, tiene los Suyos y los cuida y El ha prometido que el maligno no tocará ni uno de sus cabellos si el no lo permite.

     El cambio se dará por el amor que se difunda a través de los instrumentos de vuestro Dios.  El Milagro esperado empezará en vosotros y por vosotros mismos.  Mi Padre nunca fuerza vuestra voluntad, sois libres para escoger y El lo respeta, pero no aparta Su ayuda sobre aquellos que escogieron el mal, esperando su futuro cambio y llena de bendiciones a todos aquellos que lo escogieron a  El y transmiten Su Amor y Su Palabra.

     Os vuelvo a recordar Mis pequeños, que éste es un momento de cambio grave para toda la humanidad, pero también es un tiempo de gran Misericordia y de Gran Amor para todos los que viven para su Dios.

     El verdadero hijo de Dios nunca pierde la Paz ni la Alegría, porque sabe que su Dios está muy por encima de cualquier mal que Satanás difunde. El verdadero hijo de Dios paga bien por el mal y vela constantemente por la salvación de todos sus hermanos.

     Por favor, Mis hijitos, Mis pequeños, no os confundáis con las cosas del mundo, no os dejéis envolver por él, manteneos en oración y en estado de Gracia y seréis guiados por caminos llenos de Luz, de vuestro Dios.

     No dudéis en ningún momento de vuestro Dios, El solo quiere vuestro bien. El sólo produce Amor y Vida, lo que se salga de esto, viene del maligno.

     Estad alertas en todo momento y no sigáis su juego, él es muy hábil y os puede hacer caer en cualquier momento para arrastraros a vuestra perdición eterna.

     Pido caiga sobre cada uno de vosotros la Bendición de vuestro Padre Dios, la de Mi Hijo Jesucristo y la de Mi esposo el Espíritu Santo. Os amo infinitamente, Mis pequeños, y os seguiré guiando como buena Madre que Soy.