Mensaje de  Dios Padre a J.V.
Habla Dios Padre,
Sobre: ¿Cómo es con nosotros Dios Padre?
Hijitos Míos, Mis pequeños, Soy vuestro  Padre Celestial, vuestro Creador, vuestro Redentor. Soy vuestro Guía, para  quienes así lo desean y para otros Soy Juez severo, porque así sus acciones lo  piden. Soy vuestro Padre providente, Soy vuestro Dios Paternal, el cuál observa  vuestras acciones y os trata de llevar, nuevamente, al buen camino, sin  presiones, puesto que os he dado una libertad la cuál respeto ante Mi mismo.  Soy vuestro Dios y vosotros sois Mis hijos. ¿Acaso os pido demasiado cuando os  pido ser como niños? ¿Acaso os sentís reprendidos constantemente por vuestras  malas acciones? ¿Acaso os dejo de proveer de todo lo que necesitáis a pesar de  que de algunos de vosotros sólo obtengo blasfemia, olvido y falta de respeto?  ¿Acaso la soledad que existe en vosotros es por Mi causa ó es porque para  vosotros no Soy tan necesario como para compartir vuestros intereses?
Cuando os pido ser como niños os lo digo por  dos razones: La primera es porque el niño se sabe abandonar a sus padres, se  confía plenamente a ellos, acepta un regaño ó una nalgadita porque sabe que se  la merece, pero inmediatamente abre nuevamente sus bracitos al abrazo amoroso  de sus padres sin guardar ningún rencor hacia ellos. El niño agradece  espontáneamente y con sus sonrisitas   amorosas, salidas de su corazón limpio, dan alegría a sus padres.
El niño es sencillo, espontáneo y se dona  sin recapacitar en cuanto al comportamiento que “se debe seguir”, según las  reglas sociales impuestas por los adultos. En una palabra, el niño se deja  guiar por su corazón, o sea, por Mi moción, porque Me permite, todavía, actuar  para él y en él. En el actuar sencillo, humilde, amoroso y tierno de un niño, podéis  verMe a Mi, a vuestro Dios. Si os pido ser como niños, os estoy pidiendo el que  aprendáis, en sus actos, a conocerMe y a transmitirMe, a abandonaros y a  dejarMe actuar plenamente en vosotros.
Segundo, cuando Yo os pido ser como niños,  también os quiero hacer ver con ello, de que el niño necesita la protección  constante de sus padres. De ellos está obteniendo su alimento físico y  espiritual, protección contra posibles accidentes o ataques de extraños a su  personita.
Cuando se encuentran en la calle, en el  parque ó en lugares públicos, el niño no se aparta demasiado de los padres,  corre unos metros y regresa inmediatamente. Si se aleja un poco más,  constantemente estará volteando para ver si sus padres aún se encuentran ahí,  de donde partió. Cuando de juego se esconden los padres para ver que hace el  pequeño, muchos lloran la ausencia de inmediato, otros buscan con ansia hasta  encontrarlos. Si es la primera vez que se esconden de ellos, ninguno se quedará  tranquilo en su lugar de juego, al ver la ausencia de sus padres. Si ya alguna  otra vez se lo hicieron, todavía habrá el que llore de inmediato la ausencia,  otros irán a buscarlos, pero otros ya habrán aprendido el juego y se quedarán  tranquilos en donde están, porque saben y están seguros de ello, de que sus  padres los están observando, los están cuidando y que nada les pasará, estos ya  han aprendido a confiar en el amor de sus padres a pesar de que, aparentemente,  no vean la presencia física de ellos.
Las Parábolas que os dejó Mi Hijo Jesucristo  son ejemplos de vida eterna.
Si las estudiáis con sencillez, con  espíritu humilde y sabio, entenderéis mucho más que aquellos que tratan de  encontrar “claves secretas” en ellas. Ya Mi Hijo os lo dijo, que Sus Enseñanzas  eran para los sencillos ya que a los “doctos” se les iba a ser difícil  entenderlas. La sabiduría que le dí a los sabios, cae en el error cuando ella  es usada en la soberbia al tratar de escudriñar Mis Misterios a través de Mis  Palabras sencillas. Les interesa más el tratar de escudriñar en Mis Misterios,  para que el encontrar una “clave”, según ellos, sean ellos alabados ante sus  propios hermanos, por Mis Palabras. Ellos mismos no tratan de hacer vida Mis  Enseñanzas, ni Me las agradecen, porque no quieren darle el primer lugar a su  Dios, sino que ellos quieren ser vistos como dioses, porque han encontrado,  según ellos, en la sencillez de Mis Enseñanzas, los “misterios” que sólo a  algunos se les pueden revelar. De aquí surgen, tontamente, sectas ó grupos  secretos, porque “han entendido” lo que la mayoría no ha podido entender.
Mis Enseñanzas son y serán siempre  sencillas. Los “doctos y estudiosos” siempre tendrán problemas para entender,  porque su soberbia los perderá.
Mi gran “secreto”, el que sólo a pocos se  les dá y que pocos entienden, porque 
no se han hecho como niños, es el  del AMOR. Este es Mi mayor secreto y por ser tan sencillo y tan simple, muy  pocos lo entienden.
Muchos, entre los “doctos”, se dicen, “es  que no es posible que todo un Dios, en Su Omnipotencia y Sabiduría, haya dejado  un legado tan sencillo a través de Su Hijo Jesucristo; debe haber alguna clave  para descifrar el misterio escondido”.
Hijitos Míos, veo que aún no os dais  cuenta de vuestro tamaño, de vuestras capacidades ante las Mías. ¿Cómo vais a  poder explicaros a vuestro Dios, cuando no existe docilidad, humildad y  sencillez en vuestro corazón? Si como seres humanos, cuando sois pequeños, no  os ponéis a recapacitar siquiera si los planos y cálculos que vuestro padre  hizo para la construcción de una casa o edificio están correctos, ó si la  operación quirúrgica que realizó vuestro padre a un paciente, estuvo bien  realizada ó que si las enseñanzas de vuestro padre, doctorado en tal o cuál  materia, están siendo bien transmitidas. Si en vuestra pequeñez, en edad  humana, no tenéis ésas capacidades, ¿cómo queréis tratar de explicaros algo  divino, si tampoco contáis con suficientes capacidades para lograrlo?
SED COMO NIÑOS y así obtendréis una  sabiduría como pocos la han tenido, porque, al vivir como niños, abandonados  completamente al AMOR, dejando vivir al AMOR en vosotros y transmitiendo al  AMOR, Me tendréis por completo a Mi en vosotros y con ello tendréis todos Mis  tesoros en vuestro interior.
Sed como niños y ganaréis a vuestro Dios.
Yo os bendigo en Mi Santo Nombre, en el de  Mi Hijo, ejemplo de docilidad y donación y en el del Amor de Mi Santo Espíritu.