Oct 05_99 ¿Cómo es con nosotros Dios Padre?

Mensaje de Dios Padre a J.V.

Habla Dios Padre,
Sobre: ¿Cómo es con nosotros Dios Padre?

Hijitos Míos, Mis pequeños, Soy vuestro Padre Celestial, vuestro Creador, vuestro Redentor. Soy vuestro Guía, para quienes así lo desean y para otros Soy Juez severo, porque así sus acciones lo piden. Soy vuestro Padre providente, Soy vuestro Dios Paternal, el cuál observa vuestras acciones y os trata de llevar, nuevamente, al buen camino, sin presiones, puesto que os he dado una libertad la cuál respeto ante Mi mismo. Soy vuestro Dios y vosotros sois Mis hijos. ¿Acaso os pido demasiado cuando os pido ser como niños? ¿Acaso os sentís reprendidos constantemente por vuestras malas acciones? ¿Acaso os dejo de proveer de todo lo que necesitáis a pesar de que de algunos de vosotros sólo obtengo blasfemia, olvido y falta de respeto? ¿Acaso la soledad que existe en vosotros es por Mi causa ó es porque para vosotros no Soy tan necesario como para compartir vuestros intereses?

Cuando os pido ser como niños os lo digo por dos razones: La primera es porque el niño se sabe abandonar a sus padres, se confía plenamente a ellos, acepta un regaño ó una nalgadita porque sabe que se la merece, pero inmediatamente abre nuevamente sus bracitos al abrazo amoroso de sus padres sin guardar ningún rencor hacia ellos. El niño agradece espontáneamente y con sus sonrisitas  amorosas, salidas de su corazón limpio, dan alegría a sus padres.

El niño es sencillo, espontáneo y se dona sin recapacitar en cuanto al comportamiento que “se debe seguir”, según las reglas sociales impuestas por los adultos. En una palabra, el niño se deja guiar por su corazón, o sea, por Mi moción, porque Me permite, todavía, actuar para él y en él. En el actuar sencillo, humilde, amoroso y tierno de un niño, podéis verMe a Mi, a vuestro Dios. Si os pido ser como niños, os estoy pidiendo el que aprendáis, en sus actos, a conocerMe y a transmitirMe, a abandonaros y a dejarMe actuar plenamente en vosotros.

Segundo, cuando Yo os pido ser como niños, también os quiero hacer ver con ello, de que el niño necesita la protección constante de sus padres. De ellos está obteniendo su alimento físico y espiritual, protección contra posibles accidentes o ataques de extraños a su personita.

Cuando se encuentran en la calle, en el parque ó en lugares públicos, el niño no se aparta demasiado de los padres, corre unos metros y regresa inmediatamente. Si se aleja un poco más, constantemente estará volteando para ver si sus padres aún se encuentran ahí, de donde partió. Cuando de juego se esconden los padres para ver que hace el pequeño, muchos lloran la ausencia de inmediato, otros buscan con ansia hasta encontrarlos. Si es la primera vez que se esconden de ellos, ninguno se quedará tranquilo en su lugar de juego, al ver la ausencia de sus padres. Si ya alguna otra vez se lo hicieron, todavía habrá el que llore de inmediato la ausencia, otros irán a buscarlos, pero otros ya habrán aprendido el juego y se quedarán tranquilos en donde están, porque saben y están seguros de ello, de que sus padres los están observando, los están cuidando y que nada les pasará, estos ya han aprendido a confiar en el amor de sus padres a pesar de que, aparentemente, no vean la presencia física de ellos.

Las Parábolas que os dejó Mi Hijo Jesucristo son ejemplos de vida eterna.

Si las estudiáis con sencillez, con espíritu humilde y sabio, entenderéis mucho más que aquellos que tratan de encontrar “claves secretas” en ellas. Ya Mi Hijo os lo dijo, que Sus Enseñanzas eran para los sencillos ya que a los “doctos” se les iba a ser difícil entenderlas. La sabiduría que le dí a los sabios, cae en el error cuando ella es usada en la soberbia al tratar de escudriñar Mis Misterios a través de Mis Palabras sencillas. Les interesa más el tratar de escudriñar en Mis Misterios, para que el encontrar una “clave”, según ellos, sean ellos alabados ante sus propios hermanos, por Mis Palabras. Ellos mismos no tratan de hacer vida Mis Enseñanzas, ni Me las agradecen, porque no quieren darle el primer lugar a su Dios, sino que ellos quieren ser vistos como dioses, porque han encontrado, según ellos, en la sencillez de Mis Enseñanzas, los “misterios” que sólo a algunos se les pueden revelar. De aquí surgen, tontamente, sectas ó grupos secretos, porque “han entendido” lo que la mayoría no ha podido entender.

Mis Enseñanzas son y serán siempre sencillas. Los “doctos y estudiosos” siempre tendrán problemas para entender, porque su soberbia los perderá.

Mi gran “secreto”, el que sólo a pocos se les dá y que pocos entienden, porque no se han hecho como niños, es el del AMOR. Este es Mi mayor secreto y por ser tan sencillo y tan simple, muy pocos lo entienden.

Muchos, entre los “doctos”, se dicen, “es que no es posible que todo un Dios, en Su Omnipotencia y Sabiduría, haya dejado un legado tan sencillo a través de Su Hijo Jesucristo; debe haber alguna clave para descifrar el misterio escondido”.

Hijitos Míos, veo que aún no os dais cuenta de vuestro tamaño, de vuestras capacidades ante las Mías. ¿Cómo vais a poder explicaros a vuestro Dios, cuando no existe docilidad, humildad y sencillez en vuestro corazón? Si como seres humanos, cuando sois pequeños, no os ponéis a recapacitar siquiera si los planos y cálculos que vuestro padre hizo para la construcción de una casa o edificio están correctos, ó si la operación quirúrgica que realizó vuestro padre a un paciente, estuvo bien realizada ó que si las enseñanzas de vuestro padre, doctorado en tal o cuál materia, están siendo bien transmitidas. Si en vuestra pequeñez, en edad humana, no tenéis ésas capacidades, ¿cómo queréis tratar de explicaros algo divino, si tampoco contáis con suficientes capacidades para lograrlo?

SED COMO NIÑOS y así obtendréis una sabiduría como pocos la han tenido, porque, al vivir como niños, abandonados completamente al AMOR, dejando vivir al AMOR en vosotros y transmitiendo al AMOR, Me tendréis por completo a Mi en vosotros y con ello tendréis todos Mis tesoros en vuestro interior.

Sed como niños y ganaréis a vuestro Dios.

Yo os bendigo en Mi Santo Nombre, en el de Mi Hijo, ejemplo de docilidad y donación y en el del Amor de Mi Santo Espíritu.