Mensaje de Dios Padre a JV.
Habla Dios Padre,
Sobre: La Negligencia Espiritual.
Hijitos  Míos, hoy os quiero hablar de la Negligencia Espiritual. Específicamente Me  refiero al bien que pudisteis haber hecho y no lo hicisteis.
Esta grave  falta abarca a todos los vivientes, aún a Mis Ministros Sacerdotales. Me  referiré, ésta vez, a vosotros Mis hijos no consagrados. La negligencia es una  grave falta, porque Me afecta a Mí grandemente, al referirme al bien que pudisteis  haber hecho por Mí, por Mi Reino, por la salvación de las almas, por Mi  Advenimiento, por la propagación de la Fé, por dar un buen ejemplo de ser buenos  cristianos, por reparación de toda las faltas que se cometen a Mi Santo Nombre,  por la Unidad y Unificación en un solo pensamiento y en un solo sentir, Mi  Iglesia, Mí Amor y que todo esto y más no lo disteis por flojera, por  vergüenza, por no amarme de corazón.
Hijitos  Míos, como veis, vuestra falta de entrega en amor, en respeto a lo Mío, en la  poca importancia que prestáis a Mis Palabras, en la negación de vuestra misión  por transmitirme a vuestros semejantes para su salvación, en vuestro ejemplo  hacia los demás, llevándoles una palabrita de aliento y amor en sus  tribulaciones y soledades espirituales, todo esto Me afecta y os afecta. Os  volvéis Mis enemigos al actuar en ésta forma. Me pedisteis que os permitiera bajar  a la Tierra a servirme y ¿Qué hacéis en lugar de ayudarme? Dais un mal ejemplo,  sobre todo porque os llamáis cristianos, esto es porque os decís pertenecer a  Mí, a Mi Familia Celestial. Os decís hermanos de Mi Hijo Jesucristo y ¿vosotros  creéis que vuestra actuación es DIGNA imagen de ejemplo de tan Gloriosa  Procedencia, de Mi Procedencia, de Mi Creación? No hijitos Míos, vuestra  actuación no es digna de Mí. O sois o no sois.
Yo no  acepto medianías ni mediocridades, Mi Reino es para los audaces en el Amor,  para los que Me defienden aún a costa de su propia sangre, para los que llevan  Mi Estandarte con orgullo y con amor, no con obligación ni por el que dirán. Yo  conozco vuestras intenciones, Yo conozco vuestro corazón, a Mí no Me podéis  esconder nada. O actuáis a Mi favor o actuáis en Mi contra. Aquellos que “no se  meten con nadie” ni para bien ni para mal, también están actuando en Mi contra,  porque no hacen nada por transmitirme a los demás.
O buscáis  regresar a la Casa Paterna, vuestro hogar por toda la Eternidad, u os ganáis la  condenación eterna. Al dar un mal ejemplo o turbáis y hacéis dudar a muchos  corazones, porque vuestras palabras matan con la crítica a vuestros semejantes  o a Mis consagrados y vuestra actuación aparenta estar conmigo, también es ir  en Mi contra. 
Os hacéis  llamar cristianos, hijos Míos, y actuáis según vuestras conveniencias.  Estáis en la Santa Misa u orando ante alguna imagen sagrada y os comportáis de  una forma, salís de Mi templo y os comportáis de manera diferente. La caridad  sólo la actuáis frente a los devotos compañeros vuestros, pero ante Mis demás  hijos, que son los que realmente más necesitan de vuestro ejemplo cristiano,  de vuestra paciencia cristiana, de vuestra honradez cristiana, de vuestro  respeto cristiano, de vuestra vida de ejemplo cristiano, a ellos les mostráis  vuestra verdadera cara, la de vuestra soberbia, la de vuestra hipocresía, la de  vuestra impureza espiritual, la de vuestra tibieza, la de vuestro Yo mísero. No  hijitos Míos, o sois o no sois Míos, o Me lleváis a los demás, sean quienes  sean, pertenezcan a la cultura o religión que sea, tengan o no vuestros principios,  o mejor no llevéis Mi nombre de cristianos mal usado, a los demás. 
Ved  cuánto  os necesito, pero os necesito en  la pureza de corazón, en la humildad sincera, en la caridad que se dá en  totalidad sin esperar recompensa humana, os necesito en el amor filial. No Me  traicionéis, no traicionéis vuestra misión, no traicionéis a Mi Iglesia, no  traicionéis Mis Leyes, que tanta sangre y tan Preciosa Sangre costó en Mi Hijo  Jesucristo. No os volváis otros Judas, que os vendáis a los valores del mundo,  que son basura y que no veis los valores de Mí Reino que son excelsos, tan  grandiosos que vuestra mente no alcanzaría ni a imaginar una pequeña parte de  ellos. Sed, por favor, Mis verdaderos hijos, Mis verdaderos testigos de amor, Mis  Verdaderos Yo.
Vivid de acuerdo a las enseñanzas de  Mi Hijo Jesucristo, de Mi Hija la Siempre Virgen María, las enseñanzas de Mis  Hijitos a los que os dieron un ejemplo de amor y son santos en Mi Iglesia y en  Mi Corazón.
Hijos Míos, no veáis vuestros  intereses antes que los Míos. Si Me Veis a Mí antes de actuar y Me lleváis a Mí  y no a vuestra presencia a los demás y si actuáis con verdadero gusto y amor  por servirme, Yo mismo correré a vuestro encuentro para traeros a Mí Reino  cuando vuestra misión termine sobre la Tierra.
Hijitos Míos, cuánto os amo. Yo  Vuestro Padre Celestial busco vuestra perfección, porque os he dado todo lo  necesario para lograrla. Pedid la ayuda de vuestra Madre Celestial y seguid las  Palabras y Obras de Mi Hijo Jesucristo en los Evangelios y así sabréis que vais  seguros a la perfección en el amor que os pido.
Os bendigo en Mi Santo Nombre, en el  de la Perfección de Mi Santísimo Hijo Jesucristo y en el del Perfecto Amor de  Mi Santo Espíritu.
