(1998) La Crítica a Los Ojos de Dios.

Mensaje de Dios Padre a JV (1998), De los Primeros Mensajes Públicos.

 

Cierto día, cuando me encontraba en oración, Dios Padre me dijo lo siguiente: Hijo mío, ustedes los humanos son Muy dados a la crí­tica. Critican a la gente por ser altos, bajos, gordos, delgados, blancos o morenos, etc. Yo a todos ustedes los creé así como son por Mi gusto y así me pareció bien y no se dan Cuenta que cuando están criticándose unos a otros, están realmente criticando Mi obra y ustedes no son nadie para criticar Mi obra.

Después de ésta lección tan clara, fui aprendiendo a las personas tal cual son, pero para llegar a una buena la virtud se Necesita practicar un buen tiempo, durante ese tiempo Me dio otra lección:

Me encontraba un día asomado por la ventana viendo a la gente pasar y cómo desgraciadamente uno, al no estar avanzado en la vir­tud, automáticamente compara o critica, sucedió que al pasar una persona desaliñada, automáticamente fue el reaccionar y pensar: ¿Cómo puede salir esa persona a la calle vestida así? y como res­puesta a mi pregunta personal, me responde Nuestro Señor Jesucristo, “No critiques Hijo, tú no sabes si esa persona internamente se en­cuentra mejor que tú”.

Muchas veces catalogamos a las personas por su exterior, ya sea color de piel, vestido o si son feas o bonitas, etc. sin darnos real cuenta que lo que a Dios le importa solamente es el estado de nuestra alna. Para Dios Padre lo único que cuenta es el AMOR. Lo pongo en mayúsculas porque cuando nos presentemos ante Dios, al final de nuestras vicias, la única pregunta que nos va a hacer será ¿Cuánto amaste? ¿Cuánto amor llevaste a los demás de Mi parte? ¿Cuántas almas arras­traste hacia el buen camino al darles ejemplo de amor?

El AMOR es lo que mueve a todo el universo y el compromiso perso­nal que hicimos con Dios Padre cuando nos concedió el don de la vida fue el de venir a la Tierra a ser Co-redentores con Nuestro Señor Jesucristo, permitirle a Nuestro Señor poder vivir nuevamente sobre la Tierra al permitirle tomar libremente nuestra voluntad y así que los demás vean a Nuestro Señor en nosotros.

Respecto a esto la Santísima Virgen María me dio una explicación.
Un día Le pregunto: Madre Santísima, en los cursos que tomé siempre nos hablaron de dejar el hombre viejo y buscar el hombre nuevo, no he logrado entender a que se refieren. Entonces Ella me contestó y me dijo: “Hijo mío, el hombre viejo es aquél en el cual tú viviste para hacer tus cosas, para hacer tú voluntad, el hombre nuevo debe ser aquel en el cual dejes vivir a Mi hijo en ti”.

Para poder llevar a cabo esto se me dió el conocimiento de que antes de que hiciera algo o antes de contestarle a alguien una mala acción que hubiéramos recibido, debería preguntarme primero, ¿Cómo haría esto Nuestro señor, o ¿Como hubiera contestado esto o a aquella persona, Nuestro Señor? De ésta forma Me indicaron, que así yo empezaba a darle lugar a Nuestro Señor en mi vida y entonces limita­ba mi soberbia, mi falta de respeto hacia los demás, etc. y dejaría fluir a través mío las virtudes de Nuestro Señor. En el Cielo todas las almas se parecen unas a otras en cierta forma a Nuestro Señor, algunas se parecen a El en Su bondad, otras en Su caridad, otras en Su vida de mártir, etc. en cada una de las virtudes santas de Nuestro Señor hay almas santificadas. La mejor ayuda que podremos obtener es aquella que logremos a través del Inmaculado Corazón de María.

Dios Padre siempre nos pidió pedir Su intercesión (de la Virgen María) para lograr una más rápida santificación a la cuál TODOS estamos llamados y, o la logramos aquí o la logramos en el Purgatorio.­