Jul 31_01 Todo el éxito, siempre exige trabajo, con sacrificio de alguna forma.

Mensaje.

 

Mensaje de la Santísima Virgen María a J.V.

 

Habla la Santísima Virgen María,
Hijitos Míos, todo logro, todo triunfo, todo el éxito obtenido en alguna tarea realizada, siempre exige trabajo, con sacrificio de alguna forma.

Mis pequeños, Mis hijitos, Yo, vuestra Madre Santísima, os veo, os escucho, Me llega vuestro clamor a Mi Corazón Santísimo. Os acompaño en vuestras penas, os acompaño en vuestro dolor y no solo éso, sino que lo comparto con vosotros, porque lo comprendo.
Mi Vida fue de sacrificio continuo, de donación plena a Nuestro Dios.

Desde muy pequeña fui entregada al Templo para ser preparada y para poder servir a Nuestro Dios por siempre. Mi primer gran dolor fue cuando se Me dijo que tenía que apartarMe del Templo para contraer nupcias con el señor San José y, aunque Yo ya Me había comprometido a vivir soltera y virgen toda Mi Vida en el Templo, cumplí con las órdenes dadas por el sumo sacerdote.

Fue un dolor indecible porque Yo había sacrificado Mi Vida entera a Dios para que llegara pronto el Salvador anunciado.

En la Anunciación se Me indicó Mi Misión y lo grande que iba a ser ello, pero también se Me indicó que el dolor iba a acompañar Mis días de Gloria.

Sí, Mis pequeños, fue una santa Gloria lo que llenó Mi Vida a partir de ése momento, ¡servir a Mi Dios, qué alegría, qué honor, qué dulzura de Mi Creador!, fijarse en la pequeñez de Su esclava, ¡todo un Dios, inmenso, inconmensurable, omnipotente y se estaba abajando en Mí, Su Servidora, qué belleza de Mi Dios!

Sí, Mis pequeños, todo lo que viene de Nuestro Dios es bellísimo y siempre tiende a darnos lo que nuestra alma necesita, o sea, un gozo extremo, pero para llegar a obtener ése gozo máximo, se necesita el sacrificio.

Así como Yo tuve que cumplir la Misión de Madre de Nuestro Salvador y actué como Corredentora, por este hecho, también tuve, que padecer de muchos dolores. Vosotros mismos, también, sois corredentores, porque estáis en la Tierra para servir a Nuestro Dios. Entended y gozad como Yo Misma gocé, ¡qué honor estar sirviendo a Nuestro Padre!

Como os dije al principio, todo triunfo, todo logro, todo beneplácito en vuestra vida, exige un sacrificio, no importa su magnitud, pero todo va a requerir mayor ó menor sacrificio ó donación de vosotros mismos.

El conseguir un trabajo, el completar una carrera, el llevar el pan a la familia, el tener un bebé, el vivir como verdadero cristiano, etc., todo exige un sacrificio y, el ganar la Gloria Eterna, lo exige en mayor grado.

Conozco perfectamente las pruebas que estáis pasando cada uno de vosotros en éstos tiempos actuales y todo se irá acrecentando porque el enemigo infernal lo está causando. Su tiempo ya está llegando a su fin, por ello está usando de todo su poder para tratar de desestabilizaros en todos sentidos. No quiere irse solo al infierno, a donde pertenece, se quiere llevar a cuantas almas pueda para burlarse del Amor de Nuestro Dios.

Sí, Mis pequeños, las pruebas siempre han existido y todas las almas que han bajado a la Tierra las han sufrido, pero el Amor, la Fortaleza, la Guía Amorosa de Nuestro Dios y Mía, siempre os han acompañado. Nunca dejamos a un alma sola. Nunca abandonamos a un alma a sus propias fuerzas. Nunca Nos olvidamos de las almas que llegan a la Tierra a servir a Nuestro Dios. Muchos de vosotros así lo sentís a veces, creéis y decís: Dios me ha abandonado, ya no me quiere ó Me deja sólo en mis problemas.

¡No, Mis pequeños!, éso NUNCA lo vamos a hacer, ni vuestro Padre, ni Yo, vuestra Madre. Conocemos vuestra pequeñez, conocemos vuestra fragilidad, conocemos todo vuestro actuar y por eso os estamos continuamente protegiendo.

¡No dudéis nunca, ni por un momento, que vuestro Dios no esté con vosotros!No os imagináis lo que cada uno de vosotros vale para El. Sois Sus perlas preciosas, sois Su tesoro máximo, sois Su Vida Misma.

Cada uno de vosotros representa para Nuestro Dios un tesoro grandísimo. El ha puesto en cada uno de vosotros Sus Dones, Sus Bendiciones, Su Propia Vida y El se goza mucho cuando respondéis como lo que debéis ser, ¡hijos de Dios!, pero entended, Mis pequeños, lo que esto significa, fuisteis creados por Su Amor, fuisteis investidos con Su Gloria, se os compartió de Sus Capacidades, sois una extensión de Dios en una palabra, pero debéis comportaros con la dignidad real con la que fuisteis pensados.

Dios, Nuestro Padre Nos creó grandes y perfectos, Vuestra alma y la Mía  pertenecen a Su Esencia, pero también se nos dió la libertad de actuación, el libre albedrío y ahí es donde se debe de dar el primer sacrificio, vencer en uno mismo la maldad, para mantenerse en la dignidad otorgada. No quiere decir que con el sacrificio vais a ganar el Reino de los Cielos y el regalo que ahí se osdará, ¡no, Mis pequeños!, vosotros ya sois parte del Cielo y ya tenéis un gran regalo en él, el sacrificio Y los méritos que hagáis son para evitar perderlo. Entended bien esto.

Un hijo no deja de ser hijo de sus padres nunca y la casa en donde nacisteis y crecisteis, siempre va a ser vuestra casa, esla persona la que se va apartando de su casa, de sus padres al preferir otras cosas. Le va dando la espalda a sus creencias, a sus padres, a la forma de vida que tuvo en su hogar.

El alma esla que prefiere mostrar otra cara, rechazando lo que recibió de Su Padre; lleva otra forma de actuar de la que el Amor exige, porque se empieza a llenar de las cosas del mundo, cosas que pertenecen al enemigo, cosas que van contra la santa forma de vivir y de transmitir de los hijos de Dios.

Hay almas que sufren mucho, porque se han apartado mucho del buen camino y también hay otras que también sufren mucho, pero éstas son muy buenas y su sufrimiento esdebido a que ellas mismas se han donado, con una gracia especial, a sufrir, a veces grandes dolores, para acompañar más íntimamente a Mi Jesús, en la salvación de todas las almas tercas, sin corazón y sin sentimientos para con Nuestro Dios.

Sí, el dolor y el sacrificio en el Mundo existen, pero, ni estáis abandonados ni carecéis de capacidades para vencerlos y ésto lo lograréis si os mantenéis unidos al Corazón de Mi Hijo y al Mío. Y, recordad, que con el dolor y el sacrificio aceptados y ofrecidos junto con los de Mi Hijo, vais a lograr vuestra máxima presea, ¡el Reino Eterno!

Mis pequeños, uníos más a Mi Corazón, que Yo os llevaré al de Mi Hijo.

Luchad y no osdeis por vencidos en la tarea que se osha encomendado, no estáis solos, osvuelvo a repetir. Todo gran triunfo ha requerido de un gran sacrificio y estáis a punto de lograr vuestro triunfo, ¡no osdesaniméis!

Orad intensamente y con gran Fé, vuestro Dios osama infinitamente y os quiere de regreso a la Casa paterna. Venid a Mi Corazón de Madre y contadMe
vuestras angustias y Yo enjugaré vuestras lágrimas y os aconsejaré.

Os amo y os quiero llevar triunfantes al Corazón de Nuestro Dios. La cobardía no debe existir nunca en los hijos de Dios, luchad, tomando fuerzas de Nosotros y venceréis.

Yo os bendigo en Nombre de Nuestro Padre Dios, en Nombre de Mi Hijo, el Salvador, en Nombre de Mi Esposo, el Santo Espíritu de Amor y en Mi Nombre, vuestra Madre Santísima, la Siempre Virgen María.