Jul 26_01 Quiero enseñar a uniros en un solo cuerpo y en un solo corazón.

Mensaje.

 

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

 

Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Hijitos MÍos, Mis pequeños, hoy os quiero enseñar a uniros en un solo cuerpo y en un solo corazón.

Mis Enseñanzas siempre fueron de Amor con una total donación, donación plena, hasta dar todo lo que Yo tenía.

Mucha gente Me ayudaba económicamente y éso mismo se repartía entre los pobres. Os enseñé a no atesorar con fines egoístas, con fines de avaricia terrena, sino os enseñé a atesorar, pero para fines eternos.

Os enseñé a dar al pobre y al necesitado de lo que teníais de sobra, pero también os enseñé que vale más cuando compartís de lo que no os sobra.

Yo Me dí en totalidad por vosotros y os dí de lo más valioso que tenía, Mi Vida y Mi Amor de Dios, Mi Vida Misma y la de Mi Padre. Yo os transmití a Mi Padre. Yo os transmití los deseos de Mi Padre. Yo os dejé ver en Mí a Mi Padre y ése es Mi deseo vehemente, que aquél que esté con Nosotros, Nos deje transmitirNos a través vuestro.

Yo también os dejé lo más valioso con lo que contáis sobre la Tierra, la Sagrada Eucaristía. Os sigo compartiendo todo lo Mío, todo Mi Ser, todo Mi Poder y, así como Yo Me doy a todos los Míos, Yo, vuestro Dios Redentor, deseo que Me transmitáis a todos aquellos que no pueden tomarMe en ella.

Mi Redención fue para todas las almas, para todas las existentes en el Mundo, para las que Me iban a seguir y para las que no Me iban a seguir.

Vosotros, los que os sentís Mis hijos y que recibís Mi Sacratísimo Cuerpo en la Sagrada Eucaristía, os pido que, así como vosotros, en acción, Me tomáis y Me tenéis palpablemente, por deseo profundo de vuestro corazón, Me transmitáis a todos vuestros hermanos, de todo el Mundo y a los vivos y difuntos.

Vosotros, al recibirMe en la Sagrada Eucaristía, estáis recibiendo todo Mi  Ser y ésto quiere decir, también, que estáis compartiendo los deseos de vuestro Dios Redentor, los cuáles son de salvación para todas las almas.

Al tomarMe debéis, por Amor, compartir las maravillas que vuestro Dios hace en vuestro ser y ésto debéis llevarlo a todas las almas.

Cuando alguno de vosotros recibe un regalo ó un premio muy ostentoso, desea compartir ésa alegría con todos sus conocidos, se alegra en su regalo y se alegra al compartirlo. Así debe ser vuestra forma de actuar cuando Me recibís en la Sagrada Eucaristía, os debéis de alegrar en la grandiosidad del regalo que estáis recibiendo, sabiendo que no hay nada sobre la Tierra que se le parezca a lo que vuestro Dios os está regalado, y os debéis de alegrar al compartir Mi Ser, ya en vosotros, a todas las almas, vivas y difuntas y de cualquier raza ó credo.

Como os dije, Mi Redención fue para todos. Yo vine a salvar a todos, por lo tanto, Mi Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, fue, es y será para todos, pero esto debe llegar a través vuestro, a través del deseo amoroso de vuestro corazón. Vuestro deseo valdrá cuando éste sea sincero, cuando vuestro deseo salga de lo más profundo de vuestro corazón, en donde Yo habito.

Vuestro deseo debe unirse, perfectamente, a Mi deseo de salvación. debéis ser otros Cristos. Debéis salir de vosotros mismos con el deseo de buscar almas por todo el Mundo, para alimentarlas con Mi Cuerpo, a alimentarlas con Mi Sangre, a fortalecerlas con Mis Palabras. ¡Podéis hacer tanto desde un rinconcito de vuestro hogar!

Yo os dí la capacidad de tener imaginación y el de poder hacerla volar por toda la Tierra y en todos los tiempos, pasado, presente y futuro. A través de vuestra mente Yo puedo llegar a todas las almas y a todos los pueblos. Yoos pido que a través de vuestros sinceros y amorosos deseos Me ayudéis a alimentar a todos vuestros hermanos. Yo tomaré vuestros deseos como si fueran Míos e iré, personalmente, a llevar a cabo lo que estáis deseando de corazón, para salvar, alimentar, instruirá las almas de vuestros hermanos. Yo todo lo puedo hacer a través de vuestros deseos.

Así como alguna vez os dije que aquél que tuviera un mal deseo hacia alguien, estaba pecando realmente en su corazón, también ahora os digo que aquél que tenga un buen deseo en su corazón, será bendecido.

Mientras más trabajéis con el amor de vuestros deseos, Yo más pronto cambiaré la faz de la Tierra. La Fé en vuestros deseos unirá a todos los pueblos de la Tierra.

El Amor no tiene límites ni fronteras y los deseos sinceros y amorosos de vuestro corazón, tampoco. Usad de éste instrumento de amor que os doy para que Me ayudéis a levantar al género humano a la condición de hijos de Dios, para que todos, como hermanos, podáis, por fin, ser Mi Rebaño y Mi Pueblo bendito.

Yo os bendigo en Nombre de Mi Padre, en Mi Nombre y en el del Amor de Mi Santo Espíritu.