Mzo 26_02 Me volvería a dejar crucificar por cada uno de vosotros si fuera necesario.

Mensaje.

Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

Sí, hijitos Míos, se acercan nuevamente los Días Santos, los días más penosos de Mi  Evangelización y Vida sobre la Tierra. Sí, fueron muy penosos y dolorosos, pero los volvería a pasar por obtener la salvación de cada uno de vosotros.

Sí, es verdad que lo hago diariamente en cada una de las Misas que se celebran  al rededor del Mundo, pero Me volvería a dejar crucificar por cada uno de vosotros si fuera necesario para vuestra Salvación.

Si, es verdad, Yo Me dí por todos vosotros, por toda la humanidad y de todos los tiempos, Mi Sangre Preciosa se derramó por TODAS las almas. Yo no vine a salvar a un solo pueblo, Yo no vine a solo a los buenos, solo a los que Me iban a seguir, Yo no vine a salvar  solo a aquellos que iban a ser Mis consagrados, Mis sacerdotes, Yo vine a salvar a todos vosotros, buenos y malos, cristianos y no cristianos, justos y pecadores. Mi Sangre se dio por todos vosotros y la conversión se debe dar en todos.

Mi Amor es Divino. Mi Amor es Santo. Mi Amor todo lo envuelve y todo lo une. Salisteis todos vosotros de las Manos y del Corazón de Un mismo Padre y todos pertenecéis a una misma familia, pero el demonio, desde el Principio de los Tiempos, se ha encargado de separaros, sabiendo que al separaros perdéis fuerza.

Yo he venido a enseñaros lo que Mi Padre quiere de cada uno de vosotros, en lo individual y en familia. Todos v ostros debéis tender a la unión, a la unidad, y así como Nosotros somos Tres Personas Divinas en una sola Persona, así debéis ser vosotros, todos unidos en una sola familia  y en un mismo amor, el Amor que os formó, el Amor que os dió la vida.

No podéis y no debéis estar separados,  pero veo que aún no acabáis de entender Mis Palabras ni el Ejemplo Divino de la Vida que os dí. Poco os importa lo que tanto os traté de hacer ver. No queréis quitaros el velo de mentira que cubre vuestros ojos y preferís manteneros en la Vida inútil que ahora lleváis a la vida divina que podríais obtener si la buscarais de corazón.

Yo os vine a dar los medios para hacer venir el Reino de Dios, Vuestro Padre, a la Tierra, al corazón de todos vosotros. Yo os vine a enseñar la vida que se vive en el Cielo. Vida de paz, vida de unidad, vida de amor. Vida de respeto y de ayuda para crecer en el Amor. Yo o vine a mostrar, en Mi Persona, lo que vosotros mismos debierais ser en la vuestra, pero la pesadez de vuestra flojera, ese gran lastre que traéis y que no queréis quitar de vuestra vida, os mantiene muy alejados del bienestar divino que se podría derramar sobra cada uno de vosotros tan pronto lo quisierais tomar.

Mis hijitos, Mis pequeños, así como Yo tomé de entre los hijos de los hombres a diferentes hermanos vuestros para formar a Mis primeros apóstoles, y a todos, menos a uno, los formé hasta hacerlos grandes santos, ahora os pido que no o veáis a vosotros mismos, que no veáis vuestras bajezas, que no veáis vuestros pecados pasados, que no veáis vuestra nulidad, solamente ved a vuestro Jesús, a Sus Enseñanzas y seguidMe, que Yo os haré pescadores de almas y haré de vosotros grandes hombres dignos de ser llamados hijos de Dios, ¿o, acaso preferís ser como el discípulo traidor, el que tuvo todo y lo despreció, prefiriendo las cosas del Mundo a las cosas de su Creador?

Como os dije, Me volvería a dejar crucificar por cada uno de vosotros si fuera necesario para salvar vuestra vida del alma, pero ¿queréis vosotros seguirMe y no solo salvar vuestra alma sino también la de vuestros hermanos?

Ya os he dicho que uno de mis más grandes dolores en Getsemaní fue el saber que Mi Preciosa Sangre y toda Mi Vida de Enseñanzas, no iban a servir para salvar a muchos de vosotros, ¡qué dolor tan fuerte, Mis pequeños!

El dar la vida por alguien es lo más grande que un ser humano puede hacer por otro y, que no se aproveche ni se agradezca, ¡es tan doloroso!
No os apartéis de Mí, por favor. Uníos, orad, vivid Mis Enseñanzas y atraed el Reino de Dios, vuestro Padre, sobre todo el Mundo. Yo os bendigo en Nombre de mi Padre, en Mi Nombre y en el del Santo Espíritu.