Sep 30_02 La Misericordia de vuestro Dios es infinita y todos tenéis derecho a ella.

Mensaje.

Mensaje dado por Nuestro Señor Jesucristo a J.V.

     Hijitos Míos, la Misericordia de vuestro Dios es infinita y todos tenéis  derecho a ella.  Sí, Mis pequeños, es para todos vosotros y en especial para los grandes pecadores, los grandes “enfermos” a quines viene a la Tierra a sanar.

     La Misericordia de vuestro Padre Dios se vio primeramente realizada al enviarMe para traer Sus Enseñanzas  y posteriormente al darMe por completo por todos vosotros.

     Como dicen las Escrituras: ¿Quién será el más agradecido, al que poco se le perdona ó al que se le perdona mucho? Todos vosotros conocéis la respuesta y por ello Mi Misericordia se derrama sobre los más necesitados de salvación.

     Generalmente los más necesitados, los más enfermos, que son los más pecadores, son personas despreciadas por la sociedad, por sus grandes pecados y por el mucho mal que han producido sus corazones, dando, por consecuencia, que creéis odio en vuestro corazón contra ellos, en vez de crear compasión, la cuál os lleva hacia la Misericordia.

     Normalmente pedís Misericordia cuando veis que algo os está saliendo mal ó cuando tenéis ataques fuertes, ya sea de la Naturaleza, económicos, de enfermedades largas y dolorosas ó de alguna otra índole, pero poco pedís y hasta os olvidáis, de que es el estado de vuestra alma lo que más Me importa y por quién debéis pedir más de Mi Misericordia.
 
     Un alma fuertemente afectada por el pecado es un alma muerta, que necesita de salvación, que necesita ser aliviada y liberada de las garras del mal.

    Yo vine a la Tierra a liberaros de ésa fuerza nefasta, de ésa fuerza traidora a Mi Gracia, de ésa fuerza que encadena y mata y que toma como instrumentos a éstas almas muertas para atacar y matar a otras almas.

     La fuerza  de Mi Misericordia es grandísima, es infinita y se realiza en su bondad cuando las almas arrepentidas ó las almas intercesoras Me la piden.

     Sí, Mis pequeños, como os he explicado ya, no siempre el alma pecadora pide por su propia salvación, porque el pecado las derriba a tal grado que les quita ésa confianza de poderse acercar a Mí.  Sí, su túnica está muy sucia y huelen a muerte, pero nunca podrán manchar Mi Túnica y menos si se acercan arrepentidos.  Si las almas pecadoras supieran esto, serían más las que se acercaran a pedir perdón, a clamar por Mi Misericordia.

     El pecado ciega, el pecado aniquila, el pecado no deja pensar sabiamente al alma y ésta, por no voltear a verMe, se hunde más en su mal y en su desesperación, de tal forma que se pierden, no encuentran luz  que seguir, y terminan en las tinieblas.  Por esto os pido a todos vosotros que intercedáis de corazón, por vuestros hermanos caídos fuertemente en el pecado, caídos en la desesperación.  Solamente a través de vuestra intercesión es que muchas almas van a poder alcanzar su salvación eterna.

     Es vuestra caridad, aunada a Mi Misericordia, las que salvan a muchas almas y por ellas os pido que estéis atentos a vuestro alrededor para que, al daros cuenta de sus necesidades espirituales, Me pidáis por ellas y así Mi Misericordia realice Su Santa Obra.

     Entended claramente esto: Si vuestro Mundo está en tribulación, se debe a que vuestros corazones también se encuentran muy atribulados.  Las acciones que se dan en el Mundo son reflejo de lo que habita en vuestro interior.

     La Vida de muchas almas depende de vuestra oración y de vuestro amor.  Por favor, orad por vuestros hermanos y por vuestra propia salvación.     

     Yo os bendigo en el Santo Nombre de Mi padre, en Mi Santo Nombre y en el Santo Nombre del Espíritu Santo.